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Evaluación de distintos métodos de prevención de daño causado por lagomorfos en plantaciones de tagasaste (Chamaecytisus proliferus ssp. palmensis)

Enviado por Carlos Ovalle M.

Partes: 1, 2

    Publicación original: Agric. Téc.. [online]. jul. 2002, vol.62, no.3 [citado 28 Noviembre 2006], p.396-405. Disponible en la World Wide Web: <http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0365-28072002000300005&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0365-2807 – Reproducción autorizada por: Revista Agricultura Técnica, covalle[arroba]inia.cl

    ABSTRACT: One of the main problems in the establishment of a tagasaste (Chamaecytisus proliferus ssp. palmensis) plantation is damage produced by lagomorphs (hares and rabbits). The objective of this research was to evaluate simple, non-toxic methods of preventing damage to new plantations of tagasaste. The methods evaluated were physical and chemical. The former were two kinds of plastic mesh cylinders and an especially designed electric wire fence; the latter were two commercial repellents, Tetramethyl tiuram disulfur and Denatonium benzoate and timol, as well as bovine blood treated with anticoagulant. The results showed that the electric fence reduced the hare attacks by 100% and the thick hexagonal cylinder was of average effectiveness. The thin hexagonal cylinder, chemical repellent and blood were ineffective.

    Key words: hares, rabbits, vegetal protection, wild animals damage.

    RESUMEN: Uno de los principales problemas en el establecimiento de una plantación de tagasaste (Chamaecytisus proliferus ssp. palmensis) es el ataque que las plantas sufren por parte de los lagomorfos (liebres y conejos). La presente investigación tuvo por objetivo evaluar métodos sencillos y no contaminantes del medio ambiente, que eviten el daño causado por lagomorfos en el establecimiento de plantaciones de tagasaste. Se evaluaron métodos físicos y químicos. Los primeros fueron dos tipos de cilindros de mallas plásticas y un cerco eléctrico especialmente diseñado para el efecto; los segundos, fueron dos repelentes comerciales, Tetrametil tiuram disulfuro y Denatonium benzoato y timol, además de sangre de bovino tratada con anticoagulante. Los resultados obtenidos muestran que el cerco eléctrico reduce el ataque de las liebres en un 100%, de mediana efectividad resultó la malla tipo bizcocho, siendo la malla tipo hexagonal, los repelentes y la sangre ineficaces en cuanto a protección.

    Palabras claves: liebres, conejos, protección vegetal, daño por animales silvestres.

    INTRODUCCIÓN

    El tagasaste (Chamaecytisus proliferus ssp. palmensis) fue introducido a Chile en el año 1988 por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), como parte de un proyecto de búsqueda y selección de arbustos y árboles forrajeros que contribuyan al mejoramiento de la producción ganadera en las zonas de secano. Esta planta, dadas sus características de especie leguminosa, es fijadora de nitrógeno (Ovalle et al., 1993, 1998), presenta un buen valor nutritivo (Arredondo et al., 1997), contribuye al mejoramiento de la fertilidad del suelo; además, puede ser utilizada en conservación de suelos con pendientes fuertes al ser plantada en franjas de protección.

    En los secanos interior y costero de la VII y VIII regiones de Chile, los rendimientos de materia seca de la porción comestible de esta forrajera en plantas de 5 años fueron de 1,71 (+ 0,96) y 2,51 (+ 0,55) kg MS árbol-1, en Cauquenes y Lebu, respectivamente (Ovalle et al., 1996).

    Una de las limitantes de mayor importancia en el establecimiento del tagasaste es el daño provocado por lagomorfos (conejos y liebres), en el período comprendido entre la plantación y el primer año de vida de la planta (Ojeda, 1998). El orden Lagomorpha en Chile está representado por dos especies, el conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus) originario del Mediterráneo Occidental (Cattan y Valderas, 1987), y la liebre europea (Lepus europaeus), originaria de las estepas abiertas de Europa central y del Medio Oriente (Rodríguez, 1988; Wray y Harris, 1994). Ambas son especies introducidas y en la actualidad se distribuyen prácticamente en todo el territorio continental (Gajardo, 1985).

    En su hábitat natural, la liebre europea puede ser encontrada tanto en campo abierto, cerca o dentro de tierras cultivadas, como en bosques explotados. Esta especie es de hábito nocturno, mientras que algunas otras especies son activas durante las horas del crepúsculo, y en ciertas regiones durante las horas frías del día. Son animales de costumbres solitarias, tímidas y errantes, que sólo se juntan en la época de apareamiento. Consumen preferentemente hierbas y arbustos, pero durante el invierno en el Hemisferio Norte, cuando el suelo está cubierto de nieve, la liebre consume ramas pequeñas y corteza de árboles jóvenes (Lincoln, 1974).

    Desde el punto de vista de sus necesidades nutritivas y los alimentos que consumen, los lagomorfos se caracterizan por destruir y estropear mucho más de lo que necesitan para alimentarse (Donoso, 1997). El daño que producen en sectores forestales se refiere principalmente al corte de plantas nuevas, ya sean brotes de vegetación nativa o plantas de especies exóticas. En plantaciones de tagasaste, los lagomorfos reconocen a esta especie como un agente extraño a su territorio, procediendo a su marcación que ejecutan cortando la planta y frotando las glándulas mentonianas sobre el tallo en pie. En verano las plantas aún pequeñas son consumidas por estos animales, ya que son prácticamente el único recurso verde en esta época. Cabe destacar que la ausencia de bosques debido a la deforestación ha facilitado la instalación de lagormorfos, por el alejamiento de aves depredadoras y animales carnívoros.

    Los lagomorfos cumplen dos roles importantes: por un lado son especies silvestres que proporcionan proteínas de excelente calidad a la población humana, y por otro lado compiten con el hombre al transformarse en plaga, destruyendo siembras, praderas y plantaciones forestales (Donoso, 1997).

    Existen dos estrategias de control de lagomorfos (Ojeda, 1998): a) reducción del número de animales por superficie, para lo cual se utilizan trampas, lazadas de alambre, armas de fuego, cebos tóxicos, etc., que por si solos no son métodos efectivos de control (Cooke y Hunt, 1987); y b) protección del recurso o prevención del daño, utilizando barreras físicas o químicas. Entre estos últimos se encuentran mallas plásticas o metálicas que protegen individualmente la planta, el "corrumet" (subproducto de la fabricación de corcholatas), los cercos eléctricos, equipos de ultrasonido, barreras químicas y otros (CEMAGREF, 1981). Los sistemas de esta categoría no tienen como finalidad matar al animal, sino que alejarlo, o evitar que tome contacto con el recurso, o que penetre al área que se desea proteger, siendo su impacto sobre el medio ambiente mucho menor que los sistemas anteriormente citados.

    No hay estudios sobre la efectividad de mallas individuales o de cercos periféricos fijos en el control de ataques de lagomorfos, ni sobre su mejor diseño. El cerco eléctrico, tiene una eficacia de alrededor de 80% (MacKillop and Wilson, 1987).

    El presente estudio fue diseñado para probar la efectividad de seis métodos físicos y químicos de protección, que permitan en forma eficiente el establecimiento de plantaciones de tagasaste, y que a la vez, no sean contaminantes, tóxicos o letales para la fauna silvestre o doméstica.

    Partes: 1, 2
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