En última instancia, la educación se lo juega todo en el maestro, en la persona misma del maestro. Según sea el maestro, así será la enseñanza.
El papel precisamente del maestro en la enseñanza es central. El eje referencial básico y elemental del proceso de enseñanza es la relación profesor/alumno. Lo que el maestro en su persona implique para el proceso de enseñanza constituirá el marco de sentido de la teoría educativa. Unido a esta cuestión, está el problema de los valores. Porque más allá de las disciplinas particulares, existen unos valores humanos que deben ser transmitidos en el proceso de enseñanza; más allá de cada disciplina existen unos valores que forman realmente al hombre. Son los verdaderos valores formativos. Sin ellos no hay formación. Y sin replantear estas cuestiones no hay teoría educativa. La teoría educativa se construye desde el fondo de sentido de los valores formativos. Estos valores formativos constituyen el currículo formativo básico de toda teoría educativa. Es lo que Luis Vives llamara, rememorando a los clásicos, saber enciclopédico, la educación en lo sustantivo, es decir, aquellos valores en torno a los cuales debe girar la enseñanza para que produzca formación.
"Más allá de las formas y los métodos.es la relación profesor-alumno la que puede y debe ser reconsiderada desde su base, en la medida en que reviste el carácter de una relación de dominante a dominado, reforzada de un lado por las ventajas conjugadas de la edad, el saber y la autoridad indiscutida; y del otro, por la situación de inferioridad y sumisión. Nuestra época viene marcada por múltiples rechazos de este estado anticuado de las relaciones humanas en el seno de la empresa educativa, rechazo que se expresa tanto por la pasividad como por la revuelta". (Aprender a ser" Alianza Editorial, Madrid, 1973).
La raíz pues del método de enseñanza, no son las materiales ni los medios técnicos, sino el contacto con realidades vivas: los profesores y los alumnos. Tanto el profesor como el alumno son protagonistas de la interacción, pero de distinto modo; los alumnos son protagonistas en tanto que destinatarios de la enseñanza, pero los profesores son los protagonistas educativos. El profesor es el portador de esos valores realmente formativos. Por tanto, la persona misma del maestro es la realidad educativa clave y central.
Pero el proceso de esta reflexión nos conduce a afirmar que los alumnos insisten en la vocación como cualidad fundamental para ejercer la profesión docente. Y tienen toda la razón.
Y es que ahí se juega la imagen de honestidad que proyecte el profesor, y su posibilidad de ayudar a crecer a otros. El hacer de manera mecánica y forzada lo que no se ama, conduce a la frustración, a una verdadera neurosis, ya que no se está viviendo la vida de manera auténtica.
Donde un educador circunstancial se pregunta: "¿qué es lo mínimo que tengo que hacer para no tener problemas?", un educador con vocación se pregunta exactamente lo contrario: "¿qué más puedo hacer?".
Para concluir al maestro se le pide que se presente no únicamente como un hombre que posee un saber, sino que además sea el testigo de la verdad, y el afirmador de los valores. Porque todo hombre, aunque sólo sea por un tiempo, necesita creer que su vida tiene sentido y un valor. En últimas, esta es la verdad de la que el maestro da testimonio.
"Querer que alguien cambie y promover este
cambio, no puede significar más que querer y
procurar que sea fiel a su propia necesidad
interna de cambio, como yo experimento la
necesidad de ser fiel a la mía".
Max Pagés
BIBLIOGRAFÍA
Hortal, Alonso. 1994. La ética profesional en el contexto universitario. Universidad Pontificia Comillas, Madrid.
Morales, Alfredo. 1978. El desafío de ser educador. Hermanos de las Escuelas Cristianas. Quinta edición 1992. Santiago de los Caballeros. República Dominicana.
Penalva, Buitrago. 2006. El profesor como formador moral. Editorial PPC. Primera Edición. Madrid.
Delors, Jacques. 1996. La educación encierra un tesoro. Ediciones UNESCO. Primera Edición. Madrid.
Carlson, Jon. 1987. Aprender a ser maestro. Ediciones Martínez Roca. Primera Edición. Madrid.
Autor:
Oscar Armando Pérez Sayago
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