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Bolivia: Chantajes petroleros

Enviado por asoliz2003


    En pocos días, el país ha sufrido varios chantajes de las petroleras, a los que debería someterse si desea que no se repita la psicosis en La Paz y El Alto por la aguda escasez de Gas Licuado de Petróleo (GLP) y que ocasionó el permanente bloqueo de calles de ambas ciudades. La Paz y El Alto fueron los escenarios de multitudinarias manifestaciones que lograron la fuga de Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL), el 17 de octubre de 2003.

    El primer chantaje fue difundido por el vocero de las compañías, Carlos Alberto López, quien dijo que la escasez de GLP se resolvería a mediano plazo (a corto plazo no hay solución) si se acepta la modificación de la Ley de Hidrocarburos, Nº 3058, de 17 de mayo de 2005.

    López explicó que esa disposición legal no alienta las inversiones, sin cuya modificación no se instalarán nuevas plantas de separación del gas, a fin de producir el GLP que demanda el mercado interno. Indicó que las empresas exigen eliminar la migración legal de los contratos de la antigua a la nueva ley, lo que los mantendrá vigentes por los próximos 36 años, es decir hasta el 2041, año en que las reservas estarán agotadas, si se cumplen los ambiciosos planes de exportación de las petroleras.

    El otro chantaje fue difundido por Raúl Kieffer, Presidente de la Cámara de Hidrocarburos (que agrupa a las compañías), quien dijo que sólo si se incrementan las exportaciones a Brasil y Argentina, el país contará con el GLP, la gasolina y el diesel que se necesita. Argentina está comprando 7.8 millones de metros cúbicos diarios de gas (MM-MCD), los que llegarán a 30 MM-MCD cuando se alimentado el gasoducto del Noreste argentino (NEA), que ya se halla cerca a la frontera. Brasil, que compra casi 30 MM-MCD pretende incrementar ese volumen a 100 MM-MCD. El canciller Armando Loaiza ha anunciado ventas adicionales a Paraguay. Uruguay y México.

    Según Kieffer, las nuevas exportaciones abastecerán de GLP al mercado interno. Lo que Kieffer no dice es que Bolivia exporta hoy a la Argentina, pero sobre todo a Brasil gas seco (metano) y gas húmedo (etano, propano y butano), de manera conjunta. Si el gas húmedo fuera separado del gas seco, la demanda interna de GLP podría crecer diez veces sin problema alguno.

    Kieffer dijo también que las petroleras no exportan GLP desde mediados del 2004. Es cierto que no exportan GLP de manera legal, lo que hacen es sacarlo de contrabando.

    En efecto, en el segundo semestre de ese año, subsidiarias de la transportadora Transredes (Enron-Shell) se sometieron al "arrepentimiento eficaz", figura jurídica que permite confesar el delito de contrabando, a cambio de una multa que cobra el Servicio de Impuestos Internos (SII). La Ley prohíbe que una transportadora sea, al mismo tiempo, comercializadora de gas. Por otra parte, el diputado Jorge Alvarado, del Movimiento al Socialismo (MAS), demostró que esas filiales exportaban GLP a Chile y Paraguay a 210 dólares la tonelada, en tanto en el mercado boliviano lo venden a 360 dólares.

    Los chantajes fueron silenciados por el Ministro de Hidrocarburos, Jaime Dunn, y por el Superintendente del sector, Hugo de la Fuente, quienes aseguran que la escasez del GLP se debe al incremento del contrabando al Perú, al uso de GLP en automotores y a la mayor demanda a nivel nacional.

    Estas explicaciones fueron desestimadas por la Cámara de Diputados, que censuró al Ministro, lo que lo obliga a renunciar a sus funciones. Sin embargo, la crisis del GLP es apenas la punta de un iceberg, que amenaza con disgregar a Bolivia. Es obvio que las petroleras coadyuvan a la desestabilización del país, lo que contribuirá a la no realización de las elecciones generales del 4 de diciembre próximo. Los enfrentamientos regionales por tener mas diputados o por no perderlos se han tornado incontrolables.

    En Tarija, departamento que tiene las mayores reservas de gas natural, han surgido abiertas amenazas separatistas. Dirigentes cívicos de Santa Cruz anunciaron su propia convocatoria a elecciones de prefectos, si estas no se realizan en la fecha indicada. Parlamentarios de La Paz, Oruro y Potosí parecen preferir la desintegración antes que sus regiones pierdan escaños parlamentarios. El anhelo de las grandes potencias de transformar a los Estados en pequeñas republiquetas parece tener en Bolivia un paradigma que tratarán de aplicarlo en otras latitudes.

    Andrés Solíz Rada