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El proceso de urbanización en las zonas periféricas a las ciudades mexicanas

Enviado por Ixi olmos


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. De lo rural a lo urbano; periferias urbanas descanzar
  3. Consecuencias del proceso de urbanización en las periferias
  4. Expansión de la ciudad sobre tierras comunales y ejidales
  5. Asentamientos irregulares
  6. Conclusión

Introducción

En la actualidad podemos encontrar espacios periféricos a las ciudades que no entran claramente en una definición de lo urbano o lo rural; son espacios en transición en los que, entre otras características, permanecen practicas agrarias. Sin embargo el proceso de urbanización, se ha desarrollado hacia estos espacios y ha tenido diversas consecuencias en ellos.

El objetivo del presente ensayo es presentar las consecuencias que han surgido a partir del proceso de urbanización en las zonas periféricas a las ciudades, enfatizando en las causadas en las relaciones agrarias de estas zonas. Para ello, primero se hablara sobre las características de los espacios rurales, urbanos y de los espacios en transición. En seguida se definirá proceso de urbanización. Luego se presentaran las consecuencias de dicho proceso en las zonas periféricas a las ciudades. Finalmente se describirá la problemática en torno a el apropiamiento de las tierras comunales y ejidales de estas zonas, ampliando el concepto en los conflictos a causa de los asentamientos irregulares.

De lo rural a lo urbano; periferias urbanas descanzar

La distinción entre lo urbano y lo rural, entre el campo y la ciudad, parece cada vez menos clara, debemos hoy aceptar una diversidad de situaciones caracterizadas por una complejidad creciente, que no se pueden englobar en la tradicional dicotomía, que distingue solamente entre lo rural y lo urbano.[1] Sin embargo resulta interesante describir las características de los espacios rurales y de los urbanos respectivamente, con el fin de entender por que ciertas zonas no se pueden definir como uno ni como otro.

Cuando se habla de zonas rurales, generalmente se piensa en "pequeños poblados dedicados a actividades predominantemente agrícolas, que están aún alejados de la mancha urbana y que cuentan con suficiente equipamiento y servicios para atender a su población,"[2] y que además mantienen una forma de organización agraria. Según Baigorri, las zonas rurales no son más que el residuo que aun no es urbano.[3] Ahora bien, "Los rasgos que con más frecuencia se han considerado para caracterizar el hecho urbano han sido, fundamentalmente, el tamaño y la densidad, el aspecto del núcleo, la actividad no agrícola y el modo de vida, así como ciertas características sociales, tales como la heterogeneidad, la "cultura urbana" y el grado de interacción social."[4] Las zonas urbanas, en contraparte a las rurales, concentran grandes masas desinteresadas por la obtención de materias primas, alimenticias, textiles, etc., pero muy vinculadas a los transportes, a las industrias, al comercio, a la instrucción de la población, a la administración del Estado o simplemente a vivir en la ciudad.[5] "La sobrepoblación latente en la ciudad, es uno de los fenómeno característicos del capitalismo". [6]Dicha característica es el resultado de la demanda de mano de obra por el aparato productivo; en este sentido, la ciudad, mercado de las mercancías y del dinero, también se convierte en el mercado del trabajo, configurando así el espacio donde existe una acumulación de capital y una concentración demográfica que, según el modelo capitalista, han hecho factible un incremento de las relaciones sociales.

La dinámica de la ciudad en la que se va aumentado la concentración demográfica, ya sea por el crecimiento descontrolado de la población de la misma ciudad y/o por la migración de una parte de la población del campo que tiene que buscar alternativas ante la baja demanda de trabajo en las actividades agrícolas apoderadas por el régimen capitalista, [7]también causa su constante expansión.

Otros plantean que efectivamente en las periferias encontramos tierras cultivables, pero las tierras han dejado de tener esa única función de producir alimentos, materias primas en general, ya que nuevos factores económicos han entrado en juego, de forma que el agricultor no es sino un agente más en competencia por el uso y control de ese suelo, aunque siga siendo el que más superficie domina y administra.[8] Y otros más consideran estos espacios como zonas en las que la mayoría de sus características son urbanas pero no con la misma intensidad que en la ciudad, y que prácticamente el único rasgo rural que predomina en ellas, es el paisaje, en donde existe una clara difusión de población y modos de vida urbanos.[9]

La predominancia de lo rural o de lo urbano en las zonas periféricas resulta una discusión absurda cuando lo único que se trata de mostrar es que estas zonas son una franja rural-urbana que constituye el espacio de encuentros de la realidad urbana y la rural.[10] Sin embargo es importante aclarar que aunque en una zona periférica existan mayoritariamente elementos urbanos, no quiere decir que ahí nunca prevaleció lo rural, sino más bien se debe recordar que en las periferias la expansión urbana es explosiva y desordenada y que en una de sus modalidades, inicialmente se da en terrenos ejidales y comunales, que con el pasar del tiempo son modificados con usos urbanos.[11] En este sentido, las periferias son espacios muy representativos del avance de la mancha urbana y su impacto en la realidad rural o natural del espacio circundante.[12]

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