- Las cegueras del conocimiento
- Los principios de un conocimiento pertinente
- Enseñar la condición humana
- Enseñar la identidad terrenal
- Enfrentar las incertidumbres
- Enseñar la comprensión
- La ética del género humano
- Bibliografía
Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir.
(Johann Kaspar Lavater)
Mediante sus ideas este autor expresa la esencia de la educación del futuro, por medio de siete principios considerados la clave para este proceso. Debido a que la educación constituye uno de los instrumentos necesarios para realizar los cambios hacia un desarrollo sostenible.
Las cegueras del conocimiento
Los conocimientos conlleva el riesgo del error, de los cuales existen infinidad tanto de la percepción como la del error intelectual, existe una relación estrecha entre la inteligencia y la afectividad, que son a su vez, la competencia de la investigación filosófica o científica. El desarrollo del conocimiento científico es un medio poderoso de detección de errores y de lucha contra las ilusiones, es por ello que la educación debe dedicarse a la identificación de los orígenes de errores, ilusiones y cegueras.
La memoria es fuente irremplazable de verdad, puede estar sujeta a los errores y a las ilusiones. Nuestra memoria tiende a seleccionar los recuerdos que nos quedan y a rechazar o incluso hasta borrar los dañinos.
La racionalidad de la mente apela al control del entorno y es regida por la racionalidad, la que corrige. Reconoce el amor, el arrepentimiento y tiene la capacidad de reconocer sus insuficiencias.
La influencia cultural que tienen los humanos al pensar, conocer y actuar es gracias a los paradigmas que están inscriptos en ellos. Se dice que hay un imprinting cultural desde su nacimiento. Para tener un control de nuestra mente e ideas es necesaria una reforma del pensamiento, lo cual será a través de la educación.
Los principios de un conocimiento pertinente
Para que un conocimiento sea pertinente, la educación debe evidenciar el contexto al ubicar las informaciones y los elementos para que adquieran sentido. Las unidades complejas como el ser humano o la sociedad, son multidimensionales y el conocimiento pertinente debe reconocerla y fijar allí sus investigaciones.
El conocimiento pertinente debe enfrentar la complejidad, la educación debe promover una inteligencia general y favorecer la aptitud natural de la mente para hacer y resolver preguntas esenciales así como estimular el empleo total de la inteligencia.
La incapacidad de organizar los conocimientos dispersos conduce a la atrofia de la disposición mental natural para contextualizar y globalizar. La inteligencia general opera y organiza la movilización de los conocimientos de conjunto en cada caso particular.
Enseñar la condición humana
Somos parte del cosmos y parte de la naturaleza, somos seres vivos habitantes de la biosfera terrestre con características físicas y biológicas únicas. Pero debido a nuestra humanidad misma, nuestra cultura a nuestra mente a nuestra conciencia, nos hemos vuelto extraños a este cosmos.
En el futuro la educación deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la condición humana. Lo humano permanece cruelmente dividido, fragmentado en pedazos de un rompecabezas que perdió su figura, las mismas ciencias humanas están divididas y compartimentadas.
Interacciones entre individuos producen la sociedad y ésta, que certifica el surgimiento de la cultura. En el campo individual, hay una unidad/diversidad genética; donde todo humano lleva genéticamente en sí la especie humana e implica genéticamente su propia singularidad anatómica y fisiológica.
La cultura está constituida por el conjunto de los saberes, saber-hacer, reglas, normas, interdicciones, estrategias, creencias, ideas, valores y mitos que se transmiten de generación en generación, se reproducen en cada individuo, controlan la existencia de la sociedad y mantienen la complejidad psicológica y social.
La educación del futuro será el examen y el estudio de la complejidad humana, la cual conduciría a la toma de conocimiento, conciencia en todos los humanos.
Enseñar la identidad terrenal
El modo de pensar ha agravado la dificultad de conocer nuestro mundo. El mundo necesita un pensamiento policéntrico capaz de apuntar a un universalismo consciente de la unidad/diversidad de la condición humana. Educar para este pensamiento es la finalidad de la educación del futuro que debe trabajar en la era planetaria para la identidad y la conciencia terrenal. Es necesaria una noción más rica y compleja del desarrollo, que sea no sólo material sino también intelectual, afectiva y moral.
El objetivo fundamental y global de toda educación es transformar la especie humana en verdadera humanidad, aspirando no solo al progreso sino a la supervivencia de la humanidad. Al ser habitantes de la Tierra y ser parte de una cultura, debemos dedicarnos no solo a dominar sino a acondicionar, mejorar, y comprender la conciencia antropológica, cívica terrenal, y espiritual de la humanidad, ya que en el reencuentro con el pasado se encuentra la energía para enfrentar su presente y prepararse para el futuro.
Enfrentar las incertidumbres
El futuro se llama incertidumbre, el surgimiento de una creación no se puede predecir por anticipado, sino no habría creación. Vivimos en una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado por lo que hay que aprender a enfrentar la incertidumbre. La educación del futuro debe volver sobre las incertidumbres ligadas al conocimiento es en lo que hace énfasis el autor.
Hay que saber interpretar la realidad antes de reconocer donde está el realismo, la conciencia del carácter incierto del acto cognitivo constituye la oportunidad para llegar a un conocimiento pertinente.
Cuando un individuo emprende una acción sea cual fuere, ésta empieza a escapar a sus intenciones y dicha acción entra en un universo de interacción y finalmente es el entorno el que la toma en uno u otro sentido que puede contrariar la intención inicial. El pensamiento debe encaminarse para afrontar la incertidumbre. Todo aquello que implica oportunidad implica riesgo y el pensamiento debe diferenciar las oportunidades de los riesgos, así como los riesgos de las oportunidades.
El pensamiento, entonces, debe encaminarse para afrontar la incertidumbre. Pero también hemos visto que lo inesperado llega a ser posible y se realiza, por lo que debemos confiar en lo inesperado.
Enseñar la comprensión
Debe ser una de las finalidades de la educación para el futuro, la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Si sabemos comprender antes de condenar estaremos en la vía de la humanización de las relaciones humanas.
La información, si es bien transmitida y comprendida, conlleva inteligibilidad, primera condición necesaria para la comprensión. Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección.
Lo que favorece la comprensión es el bien pensar lo cual permite comprender igualmente las condiciones objetivas y subjetivas. La introspección, es el auto-examen crítico, que nos permite reconocer y juzgar nuestro egocentrismo.
La ética del género humano
La antropo-ética surge de nuestra conciencia y de nuestro espíritu propiamente humano, con lleva la esperanza de lograr la comunidad como conciencia y como ciudadanía planetaria. También es conciencia individual y comprende una inspiración y una voluntad pero también una apuesta a lo incierto.
La democracia es un sistema complejo de organización y de civilización política, alimenta y se alimenta de la autonomía de espíritus de los individuos, vive de pluralidades, competencias y antagonismos perteneciendo como una comunidad. Necesita de conflictos de ideas así como de opiniones que le den vida.
Bibliografía
MORIN, E. (1999). Los 7 saberes necesarios para la educación del futuro UNESCO, Paris, Francia.
Autor:
Ma. De los Ángeles Nava Lévaro.