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El celibato: ¿Sublimación aberrante?? o ¿Aberración sublime?

Enviado por Felix Larocca


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    Un estudio detallado y una revisión exhaustiva de los dogmas de muchas religiones basadas en la tradición Judea-Cristiana demuestra que el celibato (el estado de no estar casado) y la castidad (la evitación de toda actividad sexual fuera del matrimonio), a pesar de ser vistos como piedra filosofal de muchas de estas doctrinas, si se contrastan contra el método científico; no son estados compatibles con la biología, con la psicología ni con la supervivencia de la especie a la que pertenece el ser humano.

    Reflexionando acerca de la abstinencia sexual, demandada de sus sacerdotes y monjas, por las iglesias que así lo exigen (especialmente la Iglesia Católica Apostólica Romana); psiquiatra y ex-sacerdote A. W. Richard Sipe reflexiona que el celibato y la abstinencia (especialmente esta última) no son estados naturales para el ser humano.

    Desmond Morris, antropólogo celebrado por la publicación de su libro El Mono Desnudo, nos indica claramente que el instinto sexual es tan poderoso, por ser una urgencia impostergable, y por formar parte intrínseca del repertorio de comportamientos que son esenciales para la supervivencia de todas las especies. Concluyendo, en su tesis, que la abstinencia sexual, que solamente la practica el ser humano (como forma de actividad religiosa) es totalmente innecesaria y esencialmente imposible de sostener.

    Psicólogo David Filkenhor nos amonesta que cuando seres humanos se agrupan en comunidades o congregaciones donde se practican las represiones sexuales, este estado es conducente a la experimentación sexual entre ellos mismos, en todas sus manifestaciones normales y desviadas.

    Filkenhor concluyendo que los casos de homosexualidad y pedofilia, comunes entre el clero católico, son derivado directo de esas demandas innaturales, las que tienen que acatar.

    Psiquiatra John Money, experto reconocido por sus contribuciones al campo de la violencia sexual, atestigua al hecho de que cuando seres humanos (especialmente, hombres) se aíslan en grupos por largos períodos de tiempo; primero descargan sus energías sexuales reprimidas vía el autoerotismo y luego por medio de la actividad homosexual — fenómeno común en las cárceles, los monasterios, las escuelas de pensionados y los conventos.

    Jay Feierman, experto que dedica sus servicios al tratamiento de sacerdotes y monjas, considera que muchas de las inclinaciones parafílicas y anormales de sus pacientes son resultado directo de las enseñanzas que recibieran a una edad temprana. "Cuando le enseñan al niño que el sexo es algo reprochable y sucio, y cuando el niño es forzado a combatir sus instintos y deseos, sobre los que carece control, en la soledad de la alcoba — el resultado es (a menudo) deprimente."

    Feierman lo resume de esta manera: "Que muchas mujeres nunca puedan tener la experiencia normal y saludable del orgasmo, que hombres estén confusos acerca de su masculinidad y sufran de impotencia genital; y que el sexo normal se considere algo reservado para los degenerados, puede ser consecuencia de esas enseñanzas viciadas."

    Pero la crítica hacia las actitudes de la Iglesia Católica que exigen el celibato y la castidad no son nuevas: En el siglo XVI el fundador de la Reformación Protestante, Martín Lúter oponía el celibato clerical por el "daño" que causaba.

    Lúter escribió de los líderes de la Iglesia Católica: "Ellos estaban completamente equivocados y carecían de justificación prohibiendo el matrimonio, abrumando a los sacerdotes con una carga imposible de llevar. Pero, para lograr sus fines ellos (los superiores jerárquicos) actuaban como sinvergüenzas impíos, provocando tanto, todo tipo de actos terribles e indignos de mencionarse, como un sinfín de pecados contra la castidad, en los que los sacerdotes viven hasta hoy…"

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