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El majestuoso palacio de Chichén Itzá (Yucatán, México)


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Historia del palacio de Chichén Itzá
    3. Afluencia de turistas que tiene la zona arqueológica
    4. Impacto económico de Chichén Itzá en el estado de Yucatán y en México en general
    5. Impacto sociocultural de Chichén Itzá en el estado de Yucatán y en México en general
    6. Impactos positivos
    7. Impactos negativos
    8. Beneficios que podría traer al país que Chichén Itzá formara parte de las nuevas 7 maravillas del mundo

    RESUMEN

    Este documento tiene como fin principal destacar la Historia de una de las zonas arqueológicas más espectacular y sobresaliente de México que es Chichén Itzá. También mencionar el número de turistas que recibe y el impacto económico y sociocultural que Chichen Itzá tiene en el Estado de Yucatán. Contiene al final una breve opinión acerca de los beneficios que traería a la actividad turística del país, que Chichen Itzá formara parte de las Nuevas 7 Maravillas del Mundo.

    EL MAJESTUOSO PALACIO DE CHICHÉN ITZÁ

    HISTORIA DEL PALACIO DE CHICHÉN ITZÁ

    Los libros indígenas escritos al principio de la Conquista, relatan que Chichén Itzá fue fundada por los itzaes, un pueblo maya-chontal venido del oeste; su nombre significa, "la ciudad al borde del pozo de los itzaes". La zona tuvo una larga ocupación que principió antes de la era cristiana, pero fue hasta el final del periodo Clásico cuando el sitio adquirió las proporciones y características urbanas que hoy admiramos. Entre 415 y 435 después de cristo comenzó el establecimiento de Chichén Itzá con las primeras edificaciones, en una combinación de estilos Puuc y Chenes. Aproximadamente en el año 500 se edificaron la Iglesia, el Akab-Dzib, la Casa Colorada, la Casa del Ciervo y el Edificio de las Monjas.

    Los itzaes conquistaron la ciudad hacia el fin del Clásico e introdujeron el culto a Kukulkán, se construyeron, entre otros monumentos, el Juego de Pelota, El Caracol y los templos de los Jaguares y del Hombre Barbado.

    Con la llegada de los toltecas, se creó un nuevo estilo que mezclaba las tradiciones mayas con las aportaciones de los conquistadores. Las frecuentes apariciones de la serpiente con plumas (Quetzacóatl) en la decoración de columnas y pilares, las enormes cabezas de reptiles y las célebres estatuas de Chac Mool son los signos más evidentes de la influencia tolteca.

    El fraile Diego de Landa quien fue obispo de Yucatán y destruyo documentos antiguos de la cultura maya escritos en maní, arrepentido describió partes del sitio en 1556 tratando de recuperar la información perdida, pero las primeras exploraciones extensas fueron realizadas por John Stephens en 1841 y 1842; sus informes fueron acompañados por dibujos de F. Catherwood, entre otros, aunque fue sólo gracias a las piezas obtenidas por Edward Thompson en el cenote sagrado que el lugar comenzó a ser conocido internacionalmente, en los primeros años del siglo XX. Entre 1923 y 1939, grupos de arqueólogos mexicanos y extranjeros consolidaron gran parte de la ciudad. Estos trabajos fueron continuados más adelante por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que se encarga hasta la fecha del cuidado del sitio.

    Chichén Itzá se asienta sobre una gran nivelación, que consiste en una plataforma de 6 kilómetros cuadrados con una muralla de mampostería de 2 metros de alto por 1.90 de ancho. Esta nivelación es el eje de una vasta red de calzadas, la más importante de las cuales conduce al cenote sagrado, famoso por las leyendas que ha inspirado en relación con los sacrificios de doncellas en honor de Chac, dios de la lluvia. Las exploraciones en el cenote han permitido recuperar restos óseos, así como ricas ofrendas de objetos de cobre, oro, plata, jade, cristal de roca, ámbar, nácar y cerámica, que confirman la leyenda; además, se comprobó que también se sacrificaban niños, hombres y mujeres adultas.

    El Castillo o templo de Kukulkán es la construcción más importante de Chichén Itzá. Sobre una base piramidal de planta cuadrangular y nueve cuerpos superpuestos, con una escalera en cada lado, está el templo, un cuarto con dinteles de madera labrados y techo de bóveda maya, rodeado de un angosto pasillo. Flanquean la entrada principal dos columnas en forma de serpientes, cuyas colas sostienen el dintel exterior. Este edificio ha sido interpretado como la expresión material de un calendario, dado que la suma de los peldaños de las cuatro escaleras y la plataforma superior da como resultado 365, el número de días del año solar; los nueve cuerpos de la pirámide, al ser divididos por la escalera, suman 18, que son los meses del año indígena, y en cada fachada hay 52 tableros, el número de años que conforman el siglo mesoamericano.

    Durante los equinoccios en marzo y septiembre, se produce un interesante fenómeno de luz y sombra en la escalera principal: conforme el sol declina, se forman a lo largo de la alfarda derecha, uno a uno, siete triángulos de luz hasta quedar iluminada la cabeza de una de las serpientes que forman el inicio de las alfardas, marcando la figura de un reptil que baja desde lo alto. Debe recordarse que la serpiente es el símbolo de Kukulkán, dios máximo de los mayas, equivalente al Quetzalcóatl de las etnias del Altiplano.

    Otro conjunto notable es el Grupo de las Mil Columnas, llamado así por sus innumerables columnas y pilastras, que sostenían una enorme galería techada que rodeaba por dos de sus lados el Templo de los Guerreros. Éste es un basamento piramidal de 40 metros de lado, con tableros esculpidos con figuras de animales y deidades que servían de sostén al templo, cuya entrada está formada al igual que la de El Castillo por dos serpientes con cabezas en el suelo y cuyos crótalos sostienen el techo; en su interior hay pilastras con relieves de guerreros.

    El Juego de Pelota de la ciudad es, por su composición y dimensiones, el más interesante que se ha descubierto hasta la fecha. Al igual que en El Tajín, los paramentos de la cancha están decorados con relieves alusivos al desarrollo del juego y manifiestan la importancia de esta ceremonia para la vida y cosmogonía de los pueblos prehispánicos.

    Una de las actividades destacadas de los mayas fue la observación astronómica. En Chichén Itzá se ha reconocido como observatorio El Caracol, una torre de dos pisos con una escalera circular en el interior y ventanas.

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