Sobre la voluntad de la Santa Trinidad para los seres humanos (página 2)
Enviado por Manuel de Jesus Gutierrez Miranda
Dios descansó el séptimo día para darnos la verdadera remisión de los pecados, para bendecirnos y convertirnos en Sus hijos y para darnos el Reino de los Cielos.A través de la Palabra de Génesis debemos entender las intenciones de Dios para la humanidad, debemos creer en ella y alcanzar nuestra salvación. Nuestros predecesores de la fe creyeron en la Palabra de Dios y abrazaron el descanso de Dios antes que nosotros para vivir en Su gloria.Al vivir en el fin de los tiempos debemos saber cuáles son las buenas intenciones de Dios y creer en ellas. Está claro que la segunda venida del Señor está cerca. Por eso, los que creemos en la justicia de Dios no debemos caer en la trampa de las falsas doctrinas cristianas y malgastar nuestro precioso tiempo, sino que debemos difundir la justicia de Dios a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Si vivimos confiando en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, en la que se manifiesta la justicia de Dios, disfrutaremos del verdadero descanso. Al vivir en la justicia de Dios, debemos estar llenos de fe en Jesucristo. Al conocer y creer en la justicia de Dios podemos tener esperanza verdadera, verdadero descanso y verdadera vida eterna.De ahora en adelante habrá más gente de todo el mundo que predique el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, al mismo tiempo, podemos ver que aunque la gente del mundo diga que el fin está cerca, muy pocos muestran interés en su salvación. En esta época actual, vemos como la mayoría de los cristianos ignoran la justicia de Dios y cómo las falsas doctrinas y las aberraciones han entrado en el cristianismo. Muchos cristianos están sufriendo sed espiritual y están muriendo porque no pueden resolver el problema de sus pecados.Ahora hemos sido llamados para difundir el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. En este momento, en el que la segunda venida de Jesucristo y el Día del Juicio están cerca, debemos reconocer las intenciones de Dios correctamente en nuestras vidas. Entonces reconoceremos lo que debemos saber y en lo que debemos creer. Si todavía siguen viviendo afligidos capturados por el pecado, les pido que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu lo antes posible, el Evangelio que Dios les ha dado, y que reciban la verdadera salvación.Mientras vivan en esta época, deben examinar en qué tipo de verdad deben creer. Deben aprender la Verdad definitiva de la salvación en la justicia de Dios y deben vivir conociendo la voluntad de Dios. A los que todavía son jóvenes en la fe, debemos enseñarles correctamente lo que dice la justicia de Dios. En el fin de los tiempos, debemos dedicarnos a la tarea de enseñar el Evangelio del agua y el Espíritu a los demás manifestando la justicia de Dios para que reciban la remisión de los pecados porque somos los que hemos nacido de nuevo. Y a los que han recibido la remisión de los pecados, debemos enseñarles a dedicarse por completo a la obra justa que sirve a la justicia de Dios. Debemos tener éxito en esta obra y vivir el resto de nuestros días confiando en la justicia de Dios y entonces presentarnos ante el Señor.Saludo a todos nuestros compañeros repartidos por todo el mundo.
Estos sermones van dirigidos a los hijos de Dios que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, así como a los que desean conocer esta justicia, creer en ella y vivir por ella. Espero y rezo por que, a través de este libro, todos ustedes entiendan la voluntad de Dios para los humanos y crean en ella y que triunfen por su fe en Dios. Pido a Dios que les de todas Sus bendiciones.Sé que la justicia de Dios nos protegerá y nos bendecirá a todos. Deseo que todos nosotros sigamos siendo hermanos en la fe en la justicia de Dios hasta el día en que nos encontremos en el Reino de Dios.
< Génesis 1, 1-2 > «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas».«En el principio creó Dios los cielos y la tierra». Este pasaje de Génesis 1, 1 es el primer verso que encontramos cuando abrimos la Biblia. Dios dijo: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas». Cuando dice: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo», se refiere a la condición de los corazones de los que no han nacido de nuevo.La Biblia no es un libro científico. La Biblia es la Palabra de Verdad que salva del pecado. Es la Palabra que trae la remisión de los pecados a la humanidad.
La Palabra de las Escrituras es la Palabra bendita de salvación de la que Dios hablo y que cumplió para la humanidad. Como está escrito: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí» (Juan 5, 39). La Biblia es la Palabra que permite a la humanidad ser salvada del pecado y recibir la vida eterna. Por tanto, para que uno sea salvado de sus pecados, debe darse cuenta de la condición en la que se encuentra su corazón a través de la Palabra de las Escrituras.Cuando Dios dijo: «Y la tierra estaba desordenada», estaba describiendo la condición de nuestros corazones. La Palabra de Dios nos está diciendo que los corazones de todo el mudo están desordenados y por eso están llenos de pecados por su naturaleza. En los corazones de todos están presentes estas tres condiciones: sin orden, vacíos y oscuros. Dicho de otra manera el corazón, la mente y los pensamientos de la gente están desordenados, vacíos y llenos de pecados.
Decir que los pensamientos de la humanidad están «desordenados» puede aplicarse a los que no conocen la Palabra de Dios de Verdad y que consecuentemente no conocen a Jesucristo. La palabra «vacío» se refiere a los corazones de la gente, que están insatisfechos. Que haya tinieblas en las profundidades de los corazones de los pecadores significa que los pecados de la humanidad están escondidos en sus corazones.Los corazones de los que no han encontrado el Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos dio, están desordenados. En otras palabras, no conocen la Verdad de Dios, es decir que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, y por eso siguen sin saber adónde van, atrapados por sus propios pensamientos. La razón por la que la gente del mundo está perdida es que está confundida. Sus pensamientos confusos hacen que no puedan resolver sus problemas por su sí mismos.La razón por la que los corazones de la gente están vacíos y desordenados es la ausencia de la Palabra de Jesús. Dicho de otra manera, al no guardar la Palabra de Dios de Verdad en sus corazones, sus mentes están vacías y confusas. Hay un gran vacío en sus corazones porque el Señor, que nos ha dado la remisión de los pecados, no puede vivir en ellos.En el pasaje de las Escrituras de hoy las «tinieblas» se refieren a los pecados de la humanidad. Se refieren a los que no han borrado sus pecados porque no han entendido la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Los que aún tienen pecado están en esta condición porque no han creído en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, todo el mundo debe creer que la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad según la voluntad de Dios. Sin embargo mucha gente no cree todavía en el Evangelio del agua y el Espíritu y por eso sigue teniendo pecados en sus corazones hasta hoy. Esto se debe a que no reconocen el hecho de que Dios es el Señor que creó los cielos y la tierra, el universo entero y todo lo que hay en él y que Jesús borró todossus pecados. Pero todavía la mayoría de la gente sólo cuenta con sus obras y no reconoce el Evangelio del agua y el Espíritu. La Biblia dice que esta gente, que quiere establecerse por su propia justicia, no se somete a la justicia de Dios (Romanos 10, 2-3).¿Qué les ocurre a los corazones de los pecadores? Como sus corazones siguen teniendo pecado, están llenos de confusión y no saben qué es la Verdad de la salvación de Dios. Los que no han aceptado la Palabra de Dios tal y como es, deben estudiar lo que es la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Quien no conoce el Evangelio del agua y el Espíritu revelado en la Palabra de Dios es atormentado por sus propios pensamientos confusos. Esta gente peca contra Dios.Como ya he mencionado anteriormente, la palabra «tierra» en el pasaje de las Escrituras se refiere al corazón humano. El que la tierra estuviera desordenada y vacía implica que nuestros pecados impiden que conozcamos al Señor y por tanto, nuestros corazones están confusos y vacíos. En otras palabras, la confusión llegó a la mente de las personas cuando se separaron de Dios y se desviaron de la Verdad del agua, la sangre y el Espíritu, y cuando no creyeron en la verdadera Palabra de salvación de Dios. Mis queridos hermanos, a no ser que creamos en Dios como nuestro Salvador, quien creó los cielos y la tierra, no podemos conocer la Verdad. Cuando no conocemos esta Verdad de Dios caemos en la confusión. No podemos darnos cuenta de quién creó todo en este mundo y de quién es Dios. Mucha gente ha caído en esta confusión, sin sabes si Dios es una roca, el Sol, la Luna, un árbol grande o un elefante. Por eso Dios cuando se refería a que la condición de los corazones es pecadora está diciendo: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo».Cuando la gente no reconoce la Palabra de Dios en sus corazones, se llena de confusión. Cuando no se dan cuenta de que Dios, que creó todas las cosas, es Jesucristo, de que Jesús vino al mundo encarnado en un hombre, de que tomó los pecados del mundo cuando fue bautizado por Juan el Bautista, de que derramó Su sangre en la Cruz, y de que se levantó de entre los muertos y ascendió a los Cielos, están destinados a vivir toda su vida sumidos en la confusión, el vacío y la oscuridad. Por eso mucha gente no puede ser salvada de sus pecados y siguen viviendo sumidos en la confusión, el vacío y la oscuridad.Mis queridos hermanos, Jesucristo creó el universo con Dios Padre y el Espíritu Santo. ¿Es verdad o no? Por supuesto que sí. Esto significa que Jesucristo es el Maestro del universo. Los pecados de la humanidad están separando a los hombres del Dios de Verdad, que no creen en Jesucristo como su Salvador ni creen que Jesús viniera por el Evangelio del agua y el Espíritu (Juan 16, 9). ¿No es un pecado que los seres humanos no crean en el Señor que les creó como su Maestro y que no reconozcan a su Maestro original? Por supuesto que sí. En otras palabras, es un pecado no creer en Jesucristo como el Salvador y no creer que Él borró nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu. Si nos separamos de Jesucristo, estamos cometiendo un pecado que nos destruye. Este es el camino que sume a la humanidad en la confusión. Los que se separan de Dios y no creen en Él están perdidos porque no creen en la Palabra de Verdad.
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Autor:
Manuel Gutiérrez
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