Breves consideraciones históricas sobre la instrumentación médica
Enviado por Pedro José Salinas
Reproducción autorizada por Med-ULA, Revista de la Facultad de Medicina, Universidad de los Andes. Vol. 4 Nº 1-4. 1995. Mérida, Venezuela |
- El Principio
- Instrumentos Médicos
- El Tacto
- La Vista
- Instrumentos Químicos y los Sentidos
- Un paso en falso
- Radiaciones y sus aplicaciones médicas
- Algunos desarrollos al final del siglo XX
El Principio
Cuando el hombre enfermaba, los antiguos decían que estaba poseído por espíritus malignos.
La idea se reforzaba cuando el individuo decía cosas incoherentes o actuaba como nunca habla actuado. Sanaba en el momento que por si solo o con la ayuda del brujo lograba expulsar los malos espíritus. Esta creencia subsiste hasta nuestros días y podemos observarla en la mayor parte de nuestras civilizaciones.
Para los griegos el dios de la medicina se llamaba Ascelpio y sus sacerdotes eran los médicos. El médico de más prestigio hacia el año 400 a.c. era Hipócrates, quien residía en el templo de Cos, una isla en el mar Egeo. Hipócrates tenía una manera de ver las cosas un poco diferente de sus contemporáneos, pues creía que lo que había que hacer era tratar al paciente y no preocuparse por los espíritus que habían dentro de él.
Hipócrates fundó una escuela que sobrevivió siglos, en donde los médicos tenían que utilizar el sentido común para tratar al paciente. Carecían de medicinas, instrumental y de las teorías modernas, pero poseían grandes dotes de observación. Se atenían al sentido común para cortar hemorragias, limpiar y tratar heridas, reducir fracturas y sobretodo prescindían de ritos mágicos. Sostenían que cada enfermedad tiene su causa natural y compete al medico descubrirla, y una vez conocida podía hallarse el remedio. Sus discípulos estaban convencidos de la importancia de la higiene del paciente y del propio medico, eran partidarios del aire puro y fresco, entorno agradable y dieta equilibrada a base de alimentos simples. Los escritos de la escuela hipocrática están reunidos, sin distinción de autor, en «Corpus Hippocraticum».
El escrito más conocido es el juramento que tenían que prestar los médicos de la escuela para ingresar a la profesión. La medicina tuvo que luchar duramente muchos siglos contra la creencia común del demonio y de los malos espíritus, contra el uso de ritos y conjuros mágicos. Pero afortunadamente las ideas de Hipócrates no cayeron nunca al olvido.
Sus doctrinas le han valido el nombre de «Padre de la medicina».
Instrumentos Médicos
Durante los dos milenios siguientes los médicos, a fin de obtener la información que le permitiera diagnosticar, utilizaron como instrumentos únicamente sus cinco sentidos.
Gracias al esfuerzo silencioso de muchos miles de científicos que con su perseverancia, ingenio y desprendimiento lograron desarrollar, perfeccionar e introducir en la práctica medica instrumentos cada vez más precisos y seguros para la salud del paciente, se avanzó mucho en medicina El propósito fundamental del instrumento es aumentar la capacidad del ser humano. Con palanca puede levantar un peso mayor, con la rueda puede moverse más rápido, con el tambor o la radio puede comunicarse a mayores distancias, con el microscopio pueden verse partículas más pequeñas, con el telescopio a distancias mayores. En fin, las herramientas permiten extender el rango de nuestros sentidos y capacidades innatas. A partir del siglo XV se comenzó a desarrollar la tecnología que acrecentó las habilidades humanas.
El Tacto
La temperatura la trató de medir en 1603, el científico italiano Galileo, cuando demostró que la altura de agua succionada por un tubo al que se le había hecho vacío parcial variaba con la temperatura.
En 1625, el físico eslavo Santorio, aplicó este principio para medir la temperatura del cuerpo humano, pero el problema que se presentaba era que la medida era afectada por la presión atmosférica. Este inconveniente fue resuelto 25 anos después por el Gran Duque de Toscana, quien selló el tubo y así eliminó el efecto.
Los modernos termómetros, todavía en uso, fueron desarrollados por un artesano fabricante de instrumentos, el danés Gabriel D. Fahrenheit, quien en el siglo XVIII reemplazó el agua por mercurio y así aumentó su precisión.
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