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Gangliones (página 2)


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Otras localizaciones. En la mano también se encuentran en el dorso de las articulaciones IFP. Fuera de ella se han descrito gangliones famosos como el quiste de Baker en la fosa poplítea, en el dorso del medio pie, en el codo, que produce compresión del nervio ulnar, en las articulaciones interfacetarias de la columna lumbosacra, en el agujero obturador donde comprime el nervio obturador, etc. Es decir, en cualesquiera localizaciones anatómicas siempre y cuando exista una articulación o una vaina sinovial.

Cuadro clínico. Los principales signos y síntomas, en orden de frecuencia son:

1. Dolor cuando está en desarrollo y no es visible, sobre todo en el dorso de la muñeca, entre los huesos escafoideo y lunado, cuadro conocido como ganglión oculto. Ocasionalmente el quiste intraóseo presenta dolor como única queja del enfermo.

2. Tumoración o masa, visible o palpable, uni o multilobular y que genera una inconformidad de tipo estético.

3. Signos y síntomas neurológicos, cuando se localiza en canales donde puede comprimir un nervio periférico, como el nervio ulnar en el canal de Guyon de la muñeca o en el canal cubital del codo.

DIAGNÓSTICO

Historia y hallazgos clínicos:

1. Historia de una masa palpable que aumenta de volumen con el tiempo y la actividad.

2. Dolor con el movimiento (debilidad para el agarre de muñeca).

3. Palpación de masa firme, especialmente al comienzo, usualmente blanda y móvil.

4. Los gangliones visibles se pueden transiluminar.

Pruebas diagnósticas. Radiografías, ultrasonido, aspiración.

Circunstancias especiales. En algunos gangliones ocultos se puede utilizar la resonancia magnética nuclear (RMN) para evidenciar el diagnóstico. El electrodiagnóstico puede ser útil si hay compresión nerviosa.

Anatomía patológica. Desde los estudios de McEvedy4, el ganglión se ha considerado similar a un árbol (Figura 4). Las raíces se colocan en la cápsula articular o vaina sinovial; de ellas nace un pedículo, corto o largo, delgado o grueso, que se comunica con el quiste principal5.

Figura 4. Quiste intra-articular del lunado.

Los estudios macro y microscópicos, indican que las raíces o "quistes capsulares" no son estructuras aisladas como parecen serlo al corte histológico, sino que hacen parte de un sistema de conductos que une la articulación o vaina con el quiste principal2,3 (Figura 5).

Figura 5. Semejanza entre el ganglión y un árbol. Sistema valvular unidireccional.

Se describen 3 componentes en el ganglión (Figura 5):

1. Quiste principal, encapsulado (follaje o copa del árbol).

2. Sistema conductivo, valvular (tallo).

3. Zona capsular de contacto, donde existen microquistes sobre la articulación (raíces).

Numerosos estudios artrográficos6, han demostrado que hay comunicación entre el ganglión y la articulación a través de conductos tortuosos que adoptan la forma de quistes comunicantes mediante un sistema valvular unidireccional, donde, la presión dentro del quiste principal colapsa las paredes de los conductos capsulares y previene con frecuencia, el retorno de mucina a la articulación (Figura 5).

Microscópicamente, el lumen principal del ganglión está rodeado de tejido fibroso y en ocasiones de células aplanadas; no hay células endoteliales alrededor. La porción capsular contiene quistes de tamaño variado, rodeados de estroma de tejido conectivo5.

Los quistes tienen una mucina viscosa formada por glucosamina, albúmina, globulina y una alta concentración de ácido hialurónico; se ha considerado como líquido sinovial en el que el dializado de suero se ha reabsorbido en el quiste y deja sólo la mucina, que la hace más viscosa que el líquido sinovial normal.

Opciones de tratamiento8. Entendida la anatomía patológica del ganglión es fácil explicar por qué existen tantos y tan diversos tratamientos y tan variados grados de recurrencia7.

En las diferentes alternativas de tratamiento se deben tener en cuenta varios factores en la decisión de la conducta que se siga: Grado y molestias locales, profesión del paciente, riesgo quirúrgico, costos vs. resultados, aspecto estético.

Las opciones en el manejo son: observación, estallido del quiste, infiltración, aspiración, resección radical.

Observación. El tratamiento expectante se basa en la historia natural de la enfermedad. En varios estudios se ha demostrado que la remisión espontánea varía entre 35% y 55%. Se emplea en casos leves, con tumoración que lleva menos de 6 meses y sin historia de tratamiento previo.

En este período la observación se puede complementar con el masaje digital4,5 que con alguna presión puede tener éxito en casos recientes cuando el quiste tiene paredes delgadas. No tiene costo y el período de observación puede extenderse entre 6-12 meses7.

Ruptura o estallido del quiste. Previa anestesia local de la piel se infiltra el quiste con el mismo anestésico, se hace sobresalir sobre un plano rígido y se estalla aplicando presión con una moneda o el frasco del anestésico que se desliza en forma de bolillo. La tasa de recidiva varía entre 50% y 75% y puede disminuir si se protege la muñeca con una férula durante 2-3 semanas7,8. La técnica es aceptable por su bajo costo y ninguna incapacidad después del procedimiento que es muy simple. La ruptura se contraindica cuando la cápsula está muy gruesa (mucho tiempo), cuando el quiste yace sobre la cara palmar de la muñeca o si el ganglión es muy pequeño7.

Figura 6. Infiltración anestésica y estallido de un ganglión dorsal.

Estallido por infiltración9. En los gangliones pequeños, retinaculares de la mano, se realiza el estallido mediante infiltración con anestésico dentro del quiste. Tiene bajo costo, es simple y no hay incapacidad (Figura 7).

Figura 7. Estallido de un ganglión retinacular mediante infiltración anestésica.

Aspiración10. Este método exige una preparación estéril de la piel; anestesia local de piel y del ganglión con aguja fina #26; la aspiración se realiza con un aguja gruesa #18 a través de una jeringa grande o dejando la aguja y comprimiendo a los lados el ganglión hasta lograr el vaciado del mismo. La opción de dejar esteroides de depósito queda a criterio del médico tratante. La recidiva de 65% se puede disminuir si se emplea una férula para inmovilizar después. El procedimiento es de consultorio, bajo costo y sin incapacidad.

Figura 8. Aspiración de un ganglión de muñeca.

Está contraindicado inyectar sustancias esclerosantes por el peligro de lesionar las superficies articulares a través de la comunicación de los quistes con las articulaciones o vainas sinoviales.

Tratamiento quirúrgico11-13. La resección simple ha sido la cirugía tradicional del quiste sinovial y simplemente reseca el quiste, se liga el pedículo, pero sin resecar las raíces; la tasa de recurrencia es de 40%, pues al dejar in situ el pedículo y la base, quedan dos elementos que facilitan su reproducción. Este tipo de cirugía no se recomienda en la actualidad. La cirugía de elección es la resección radical en sombrero.

Figura 9. Resección radical del ganglión incluyendo pedículo y base.

Se dirige a remover en forma amplia, todas las partes del ganglión, inclusive su pedículo y sus raíces. La base ancha que se reseca, semeja al ala del sombrero, que constituye la cápsula articular que yace sobre el ligamento. La incidencia de reproducción con esta técnica es de 1.5%. Sus costos son más altos y la incapacidad postoperatoria es de 3 semanas por la inmovilización con yeso que requiere para la cicatrización del defecto que queda por la resección en sombrero11.

Indicaciones de cirugía13. Fracaso de los tratamientos conservadores, dolor persistente, evidencia de compresión nerviosa, tamaño y aspecto estético, dilema diagnóstico, quiste sinovial volar de muñeca y quiste poplíteo con más de 2 años de observación, quistes óseos intraarticulares, sintomáticos, los quistes mucosos requieren escisión completa, resección de osteofitos asociados y reconstrucción de piel con colgajos rotatorios (Figura 10). Si las quejas y molestias del paciente justifican algún procedimiento se debe preferir la resección radical por su menor índice de recidivas.

Figura 10. Resección de quiste mucoso de sus osteofitos y colgajo rotatorio.

REFERENCIAS

  1. Zachariae L, Hvid-Hansen H. Ganglia. Acta Chir Scand 1973; 139: 625-28.
  2. Bustillo E. Gangliones del carpo. Comunicación personal.
  3. Angelides A, Wallace P. The dorsal ganglion of the wrist. J Hand Surg 1976; 1: 228-35.
  4. McEvedy B. The simple ganglion. Lancet 1965; 2: 135-36.
  5. Soren A. Pathogenesis and treatment of ganglions. CORE 1966; 48: 173-79.
  6. Abdren L, Eiken O. Arthrographic studies of wrist ganglions. J Bone Joint Surg 1971; 53A: 299-302.
  7. Nelson C Sawmiller S, Phalen G. Ganglions of the wrist and hand. J Bone Joint Surg 1972; 54A: 1459-64.
  8. Hvid-Hansen: On the treatment of ganglia. Acta Chir Scand 1970; 136: 471-76.
  9. Chase RA. Atlas of hand surgery. Vol 2. Philadelphia: WB Saunders Co., 1984.
  10. Richman JA, Gelberman RH, Engbar PB, Bean DJ. Ganglions of the wrist and digits: results of treatment by aspiration and cyst wall puncture. J Hand Surg 1987; 12A: 1041-43.
  11. Angelides ACL. Ganglions of the hand and wrist. In Operative hand surgery. 3rd ed. New York: Churchill Livingstone; 1993, pp. 2157-71.
  12. Razemon JP. Les kystes dits sinoviaux du poignet. Le Poignet. Paris: Expansion Scientifique Française. 1983.
  13. Botte MLJ. Ganglion excision. In The wrist. Gelberman RH (ed.). New York: Raven Press; 1994.

Jochen Gerstner B., M.D.

Profesor Titular, Departamento de Cirugía, Sección de Ortopedia. Escuela de Medicina, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali. ; jbgerstner[arroba]imbanaco.com.co

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