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Administración educacional


Partes: 1, 2

    1. Definiciones de Administración
    2. Funciones del proceso administrativo
    3. Planificación – Organización – Dirección – Control
    4. Universalidad de las funciones y principios administrativos
    5. El administrador educacional
    6. Naturaleza e importancia de la planificación
    7. Contenido de la planificación

    Para destacar la importancia de la Administración Educacional, basta sólo considerar que la educación constituye, actualmente, una de las empresas de mayor importancia pública, por la duración de su proceso, los insumos involucrados, la complejidad y diversidad de actividades que incluye, la cantidad de establecimientos que atiende el servicio y el monto de los recursos utilizados.

    El mejoramiento de la eficiencia de la administración del sector, es un objetivo reconocido como prioritario tanto en el ámbito nacional como continental. Diversos eventos regionales de expertos, así como reuniones interamericanas de Ministros de Educación, han puesto énfasis en la necesidad de desarrollar la Administración de la Educación, llevándola a los niveles que han alcanzado otros sectores de la vida productiva de los países, ya sea en lo que se refiere a los principios, como a los procedimientos [1]

    Variados sectores de la sociedad han expresado su falta de confianza en las instituciones educacionales. Atribuyen esta crisis creciente, principalmente, a la carencia de idoneidad de quienes ejercen el liderazgo en educación. Los críticos afirman que la educación se encuentra a la deriva, que carece de orientación, porque los líderes responsables de la conducción de la empresa educacional no poseen las habilidades intelectuales, la profundidad de percepción y las nociones profesionales para tomar decisiones educacionales sensatas y resistir a los grupos de presión internos y externos. Según estos críticos, los administradores educacionales se transforman en reguladores de tales presiones, en preservadores del statu quo, en vez de ser líderes.

    El líder educacional no sólo requiere poseer técnicas y procedimientos para cumplir con las funciones y responsabilidades de su cargo profesional. Necesita bases y principios científicos que den sustento a algunos supuestos fundamentales acerca de la educación, de los seres humanos y de las organizaciones educacionales. Necesita "sapiencia o gracia", y a la vez sensibilidad para percibir en forma amplia, penetrante y previsora el problema educacional.[2]

    La revisión de estos planteamientos permite sostener que el problema de la formación de Administradores Educacionales, que nos preocupa, reviste mayor gravedad en la actualidad, dado que la educación sistemática se ve enfrentada al gran desafío tecnológico de tener que enseñar más y mejor, a más gente, al menor costo y en el menor tiempo posible. Tal desafío exige disponer, con la máxima urgencia, de un contingente de líderes idóneos y creativos, entrenados para planificar, organizar, dirigir y evaluar, con eficacia y eficiencia, los recursos humanos y no humanos existentes, con el objeto de optimizar los rendimientos internos y externos del sistema educacional.

    Muchas razones se podrían argumentar, a nivel nacional para fundamentar la necesidad de entrenamiento de personal altamente calificado para administrar el sistema educacional en sus diversos niveles jerárquicos. Nos parece importante señalar las siguientes:

    • El sistema educacional se torna cada vez más complejo y, por consiguiente, más difícil de administrar, en razón dé que son muchas las funciones que se deben cumplir y múltiples las variables intervinientes se deben controlar, para alcanzar los resultados que la sociedad le exige. Asimismo, son numerosos los cambios a los cuales debe adecuarse el sistema de la educación regular, y también frecuentes y delicadas las decisiones que el administrador debe adoptar. Es tal la magnitud de esta complejidad que algunos autores han llegado a definir las escuelas como "anarquías organizadas''.

    • No basta que el sistema educacional logre los resultados de aprendizaje esperados por la sociedad; es necesario, además, que el sistema genere confianza -tanto en la comunidad escolar como en la comunidad social en que está inserto- de que será capaz de producir tales rendimientos.

    • No es suficiente sólo el empirismo para administrar un sistema tan complejo y trascendente como es el educacional. Por sobre la experiencia y el manejo de principios y técnicas administrativas, el líder educacional requiere sólidos fundamentos filosóficos, científicos y tecnológicos de la educación, que lo habiliten para orientar la potencialidad de los recursos humanos hacia los verdaderos fines y objetivos del sistema.

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