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Apuntes sobre la obra de Leda Astorga


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    Apuntes sobre la obra de Leda Astorga – Monografias.com

    Leda Astorgaਓan José, Costa Rica, 1957) es una artista sui generis en el amplio espectro visual de Costa Rica, país que, asunto no estudiado aún en profundidad, a pesar de su pequeñez, posee una extraordinaria tradición en cuando al trabajo escultórico. Así lo atestiguan las obras de exponentes de la talla de Max Jiménez (1900-1947), Juan Manuel el "Indio" Sánchez (1907-1990), o Francisco "Paco" Zúñiga (1912-1987), solamente para hablar de tres grande ejemplos. La escultura, desde la época precolombina, es una de las artes visuales más frecuentadas por los costarricenses, son cientos los artistas nacionales dedicados a tan tesonera y ardua labor.

    Nótese que la escultura, probablemente por su alto grado de dificultad obrero/artesanal, ha sido un trabajo generalmente reservado al varón. La mujer históricamente ha sido marginada y/o invisibilizada de tal quehacer. Basta con que recordemos la trágica y tristemente célebre historia de la escultora francesa Camille Claudell (1864-1943) tiranizada por su amante y ¿maestro? Auguste Rodin (1840-1917). Se supone que algunas obras de su producción, al contrario de lo que suele suponerse, ya que llevan la firma de Rodin, son producto de Camille. Y algunas de las más destacadas fueron producidas en colaboración con la artista francesa.

    En un marco también patriarcal y academicista y, por qué no decirlo, provinciano, Astorga ha desplegado su obra࣯n tenacidad, poder de observación y lucidez, pero, fundamentalmente, con un desenfado y un compromiso pocas veces vistos en el medio. En resistencia inicial contra la incomprensión de la academia y contra la censura velada y abierta del patriarcado y la mojigatería aldeana, pero con la pasión propia de los espíritus libres y creadores, la artista impuso su particular visión humana y su singular propuesta de aesthesis.

    Dicha propuesta parte de la misma realidad: figuras obesas y encarnadas con multicolores formas en una gestualidad de camaradería o conflicto cotidiano. Astorga se atreve a cuestionar la escultura monocroma y estilizada, especialmente la metafísica/abstracta, para descender al terreno de la cotidianidad con materiales heterogéneos provenientes de la industria dotándolos de color. De esa manera retorna a la tradición colorida de la escultura grecolatina y precolombina, pasando por la hibridación de la imaginería colonial y acercándose a las vanguardias donde el color es fundamental en los objetos esculturados.

    Pero fue más allá. No se dejó atrapar por la lencería de supermercado ni por las lentejuelas de la farándula, tampoco por la cómoda manera de instalarse en los mecanismos de una "posmodernidad" oficial y oficiante que dice muy poco porque está atada al glamur colonial del mercado artístico de matriz europea. Dicho de otra manera, partiendo de la tradición europea, pero conjugada con una visión americana en términos de la riqueza artística precolombina y de la imaginería colonial, Leda Astorga descoloniza el lenguaje escultórico con un tono popular muy costarricense en términos de su variedad étnica y su interculturalidad.

    Por eso la propuesta de Astorga es una ruptura desacralizadora y contracultural. Básicamente a través del modelado ("me gusta que se vean las huellas de las manos", expresa la escultora y pintora), los materiales duros de construcción como el hormigón sólido o vaciado en vacío (hueco), la resina polyester, la marmolina, el ferrocemento y hasta el cartón sobre estructura metálica, al contrario de su uso en edificaciones frías y hacinadas, alzan el vuelo para indicarnos que se pueden lograr atmósferas y ambientes más cálidos y agradables con ellos. Esos materiales se ennoblecen y se humanizan con el óleo o el acrílico, adquiriendo una textura más de piel y un movimiento plástico que nos conducen a un realismo extraordinariamente acogedor.

    La irreverencia, el humor elegante y ponderado, el toque cómico-satírico, la verificación de lo grotesco, el sorprendente guiño erótico, las atmósferas íntimas y tiernas; en fin, la cotidianeidad doméstica y pública captada por intuición pero resuelta en una síntesis de amplios volúmenes, ricas texturas, gestos lúdicos y vistosos colores, son las características fundamentales del trabajo artístico de Leda Astorga.

    Ellas conducen hacia la crítica de la doxa criolla, incluida la institucionalidad religiosa, pasando por nuestras debilidades originadas en la supuesta superioridad del hombre ante la naturaleza, hasta el placer del ocio y el hedonismo como símbolo de la opulencia o la satisfacción (el "éxito") social. Todo dentro de una perspectiva socarrona y muy femenina -cuando se trata de mujeres, que es la mayor de las veces-, en el sentido de saberse observada y de alguna manera deseada, o desde un saberse internamente plácida o colmada.

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