Descargar

El movimiento humano, una función psíquica superior


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Conclusiones
    4. Bibliografía

    Resumen:

    El presente artículo muestra el análisis deductivo realizado por los autores sobre el movimiento humano, el mismo es realizado sobre la base de estudios psicológicos y psicofisiológicos que permiten analizar al movimiento humano como una función psíquica superior.

    Palabras clave: movimiento humano, función psíquica superior, estereotipo dinámico.

    The human movement a Superior psychos function

    Astract:

    This paper shows the deductive analysis done by the authors about the human movement, it is done taking into consideration psychological and morphological studies that allow analyzing the human movement as a superior psychos function.

    Introducción

    El movimiento constituye parte importante de la conducta humana manifestándose en la actividad de sus relaciones sociales. El ser humano nace con un potencial de movimientos que sólo en condiciones sociales podrá desarrollar consecuentemente, para que esto ocurra necesitará de un proceso progresivo de estimulación.

    El desarrollo de los movimientos en el hombre debe ser analizado y estudiado como el desarrollo de sus funciones motrices, el movimiento como una función psíquica superior.

    Desarrollo

    Las funciones psíquicas superiores constituyen complejos procesos autorregulados, sociales por su origen, mediatizados por su estructura, conscientes y voluntarios por el modo de su funcionamiento.

    La representación de los movimientos voluntarios como actos reflejos ocurre bajo la influencia de todo un conjunto de sistemas aferentes, estos sistemas situados en varios niveles del aparato cerebral incluyen el sistema de señales del lenguaje. Las conexiones formadas sobre la base de estas señales están incluidas en los mecanismos que forman el acto motor verdaderamente voluntario, determinan su dirección y controlan su curso. La planificación verbal y la organización del acto motor constituyen una peculiaridad específica propia de los movimientos y acciones voluntarias y de la compleja actividad voluntaria desplegada.

    La condición sociohistórica del ser humano condiciona el desarrollo de sus procesos psíquicos. Los reflejos naturales del niño (de succión, asir, atrapar y otros) se reorganizan radicalmente por la acción del trato con objetos. Se conforman nuevos esquemas motores, los movimientos se van sometiendo a las propiedades y características objetivas de ellos, lo mismo se debe decir de la percepción humana que se forma bajo el influjo directo del mundo objetivo de las cosas. Los complejos sistemas de enlace que reflejan el mundo de las cosas, requieren el trabajo conjunto de muchos receptores y presupone la formación de nuevos sistemas funcionales.

    Las funciones psíquicas son sistemas funcionales organizados complejamente, sociales por su procedencia, cuya localización presupone su amplia distribución dinámica por toda la corteza cerebral. Por ello se puede suponer que la base material de los procesos mentales superiores es todo el cerebro en conjunto, el cerebro como sistema altamente diferenciado, cuyas partes garantizan los diversos aspectos del todo únicos. Aquellos sistemas funcionales complejos de las zonas corticales que actúan conjuntatemente y que constituyen su substrato material no aparecen en forma terminada al nacer el niño, y no maduran independientemente, sino que se forman con el proceso de comunicación y de la actividad objetiva, adquiriendo gradualmente el carácter de las complejas relaciones intercentrales que Leontiev, A. N. (1959) propone designar como órganos funcionales cerebrales.

    Varias investigaciones en la rama de la psicología infantil (Zaparózhest, 1960; Galperin, 1957, 1959; Elkonin, 1960, y otros) establecieron que en las etapas tempranas del desarrollo, esta conexión de los procesos psíquicos superiores con su base sensoriomotriz se manifiesta con especial precisión, pero durante su desarrollo posterior dichos componentes se condensan de forma gradual, aunque continúan formando parte de dichos procesos.

    Las funciones psíquicas superiores sólo pueden existir gracias a la interacción de estructuras cerebrales altamente diferenciadas, cada una de las cuales hacen un aporte específico propio al todo dinámico y participa en el funcionamiento del sistema, cumpliendo funciones propias.

    Vigostky, L. S. () y luego Leontiev, A. N. () mostraron que en las etapas tempranas del desarrollo de las funciones psíquicas superiores, dependen de la utilización de signos de apoyo externos y transcurren como serie de operaciones desplegadas, solo más tarde se repliegan paulatinamente y todo el proceso se transforma en acción reducida basada en la palabra externa y más tarde en la interna. Estas ideas luego retomadas por Piaget (1945, 1957) y Galperin (1937, 1959), señalan que en las etapas sucesivas de su desarrollo las funciones psíquicas superiores no conservan su estructura única, pero realizan una misma tarea mediante distintos sistemas de conexiones que se sustituyen el uno al otro.

    La variación estructural de las funciones psíquicas superiores en las distintas etapas del desarrollo ontogenético, significa que su organización cortical no permanece invariable, y que las distintas etapas se realizan por constelaciones de zonas corticales diferentes.

    Al realizar el estudio de la ontogénesis del movimiento, queda delimitado, que éste se expresa a través del desarrollo de su base motriz individual sobre la base de las experiencias motrices precedentes, es decir en la interacción y comunicación del niño con los otros, permite plantear que la cultura motriz es producto de la vida y actividad social del hombre.

    Partes: 1, 2
    Página siguiente