Al comenzar a redactar esta comunicación, en este 10 de enero del año 2010 del calendario gregoriano, comenzamos por expresar que somos de andar con preámbulos. Nos parece que sin ellos, se hace menos fluida la comunicación que se pretende establecer.
Recordamos haber leído hace un tiempo a Alfons Cornellas (alguien de quien mucho hemos aprendido), esta noción, que creemos pertenece a Arrows: "Los conocimientos de un hombre son el conjunto de distribuciones de probabilidades que reflejan su visión del mundo". Percibimos en ese concepto, una suerte de desarrollo de aquel "todo escrito es autobiográfico", de Hegel. Y lo precedente viene al caso, porque percibimos que nuestras comunicaciones son inescindiblemente y crecientemente autobiográficas, decantadas desde nuestro "lugar en el mundo": El área metropolitana de Buenos Aires, en la Banda Occidental del Río de la Plata, frisando los sesenta y tres años de edad.
Dicho de otro modo lo que compartimos es el "estado actual" de las impresiones o pareceres elaborados por nuestro "holon", que estimamos, son parecidas, mas diferentes a anteriores estados de nuestro holon y obviamente diferentes, que lo que podamos generar, en los estadios posteriores de nuestra parábola vital, si es que ello es posible.
Encuadrándonos entre las personas sensibilizadas por el acontecer de lo que nos rodea, no podemos permanecer ajenos al "Bicentenario Argentino".
Con particular interés, seguimos las crónicas y documentos producidos en el Primer Centenario Argentino.
Teníamos expectativas previas con este bicentenario, habida cuenta que el mismo, prácticamente coincide con los tramos finales de lo que se conoce eufemísticamente como nuestra etapa, en la franja de la "población económicamente activa"(PEA).
No quisiéramos, dejar de dar nuestro testimonio con motivo de estas celebraciones, que como no podía ser de otro modo, estan atravesadas por la permanente "lucha la preeminencia" que caracteriza a todos los agrupamientos humanos.
Decíamos mas arriba, que tal vez en función de las expectativas que nos generada el entonces futuro bicentenario, habíamos abrevado información sobre el Centenario. Así, recordamos haber leído trabajos, concebidos a modo de homenaje al Centenario, como la "Didáctica", de Leopoldo Lugones, o "Blasón de Plata" de Ricardo Rojas. Vamos notando que esta aconteciendo lo mismo con el Bicentenario.
Y ahora como entonces, cada uno, hará su aporte desde sus respectivas concepciones del mundo.
Antes de continuar, y haciendo explicito que intentamos compartir- con todas las limitaciones propias adicionadas a las del lenguaje escrito – una suerte de cavilación que se basa en consideraciones sobre el acontecer argentino transcurrido desde 1910 hasta este verano austral de 2010.
Antes de continuar, queremos dejar en claro, que no soslayamos los condicionamientos que ese acontecer, guarda tanto con las etapas previas, a la llegada a los colonizadores y conquistadores españoles a lo que luego constituiría el patrimonio territorial de la Argentina como Estado- nación; así como con las etapas (cuya continuidad es innegable) posteriores a esos arribos, hasta llegar a los festejos del Primer Centenario Argentino.
Dicho en otras palabras: aunque enfaticemos en el siglo precedente, no desconocemos que ese fragmento temporario del acontecer, esta inserto en el flujo o fluencia vital, que en estas latitudes ( como en cualesquiera) viene de tiempos remotos.
Hecha esta salvedad, comencemos por manifestar que, desde la perspectiva del tiempo transcurrido por nuestra parábola existencial hay una suerte de vínculo directo con aquel Primer Centenario: Nuestro abuelos transitaban entonces por su primera infancia. Estaban vivos nuestros bisabuelos y nuestros tatarabuelos. Ambos estaban en sus etapas, que hoy llamaríamos "económicamente activas". Y esto vale tanto para los que estaban viviendo en estas tierras, con influencias que denotaban ancestros precolombinos; para los que tenían ancestros traídos compulsivamente del África; como de los que provenían de la corrientes migratorias provenientes de Europa y Cercano Oriente, las que se habían acrecentado exponencialmente, en las cuatro décadas precedentes al Centenario.
También se incluyen a los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, que ese mismo proceso migratorio, había de traer a estas tierras, pero que aun permanecían en sus sitios de origen sea en Europa o en jurisdicción del entonces Imperio Otomano.
En nuestra infancia y adolescencia, hemos llegado a conocer personajes o efectos de los festejos formales del Centenario. Así, nos queda el recuerdo de Don Eduardo Lambierto Tomé, fallecido muy provecto en los 90, que contaba con orgullo, haber sido arbitro deportivo, de la "maratón", corrida dando cuarenta y dos vueltas en el actual Campo Argentino de Polo de Palermo , entonces perteneciente a la Sociedad Sportiva Argentina, capitaneada por el Barón Antonio de Marchi, yerno del General Roca. Lambierto no recordaba esos datos, pero si que la maratón había sido ganada por Dorando Petro, un italiano que había sido descalificado en la "maratón" de las olimpiadas de Londres de 1908, por haber sido ayudado en los metros finales.
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