- Introducción
- Perspectivas de la Argentina
- La comercialización
- Prioridades
- El emprendimiento
- Diagnóstico de viabilidad
- Los sistemas de cría
- Cómo iniciarse
- Proceso de producción
- Conclusión
Introducción
Las poblaciones naturales de caracoles, fuente tradicional del suministro comercial en Europa, han disminuido al punto de la casi extinción como consecuencia de la recolección indiscriminada y el uso de herbicidas y agroquímicos en la agricultura y ganadería. Agravándose tal situación por la reducción de su hábitat al ser utilizadas las tierras para fines industriales y otros.
La creciente demanda y su relevante valor económico, impulsó el desarrollo de sistemas de crianza y la instalación de criaderos de caracoles en Europa, estableciéndose como una actividad comercial rentable, reconocida internacionalmente.
Aún así, la producción mundial está muy lejos de satisfacer la demanda del mercado, ésta aumenta año tras año. Bélgica, Italia, España, Marruecos, Japón, Estados Unidos, Grecia, Suecia y otros, son grandes consumidores y a pesar de contar con producción propia deben recurrir a la importación.
La especie seleccionada según sus características de adaptabilidad para la cría en cautiverio, y la calidad de su carne, es Hélix aspersa, o el conocido caracol marrón de jardín, que fuera introducido en nuestro país por los españoles e italianos alrededor de 1850.
Esta especie es la de mayor demanda mundial para su uso en la alta cocina.
Francia, el mayor consumidor, ronda las 50.000 toneladas de consumo al año.
HELIX ASPERSA.
Caracol común de jardín o petit-gris. Es el más utilizado en los criaderos por su rusticidad, resistencia, adaptación al cautiverio y sobre todo por su precocidad en el crecimiento. En nuestro país es una de las variedades más vista, se encuentra en toda la Pampa Húmeda.
Esta especie representa el 70% del patrimonio helicícola en Europa.
Argentina cuenta con óptimas condiciones ecológicas y climatológicas para la producción de este alimento, y ha sido calificada por la comunidad europea junto con Chile y Perú, como región apta.
La alta demanda insatisfecha crea perspectivas inmejorables para su desarrollo.
La ventaja que supone producir en contra estación es invalorable, pone a la Argentina en situación de privilegio, y si ofrecemos productos de calidad en volumen acorde con las exigencias del mercado, la posibilidad de la helicicultura como actividad rentable de desarrollo sostenido en nuestro país es un hecho.
La cotización del caracol incrementa de año en año, señal clara de un constante y creciente mercado. Será fundamental, para quienes incursionen en la actividad, desarrollar técnicas precisas en el control de calidad y prácticas de manejo de nivel profesional para tener acceso, ganar y mantener un lugar en el mercado internacional.
Debido a la difusión de esta actividad como una alternativa productiva rentable, se ha generado un creciente interés en los últimos dos años, motivando la incursión de innumerables emprendedores que, en la mayoría de los casos, se encuentran en etapa experimental.
Por ser un rubro desconocido la información disponible es poca, poco clara y no de fácil acceso. Con respecto a reglamentaciones y normativas, lo poco que se obtiene está incompleto o no es fácil de entender para quien, (como la mayoría de los potenciales helicicultores), no tienen experiencia ni conocimientos.
Lamentablemente se ha dado la aparición de algunas personas (los oportunistas de siempre) que se presentan como conocedoras del tema dictando charlas y vendiendo cursos, ofreciendo apoyo técnico que luego no se concreta, y cuyos conocimientos no van más allá de lo que se puede obtener consultando un buen libro sobre la especialidad.
No existen estudios profundos sobre la situación de la helicicultura en Argentina. Se sabe de algunas empresas y de intentos individuales, pero en general aun no han llegado ha completar la etapa para iniciar el período de reproducción, (de hecho, no se ha exportado caracol de criadero). La mayor parte, (sino toda), del volumen de individuos necesarios para el inicio, ha sido obtenida de caracoles de recolección, que si bien son necesarios para formar el plantel inicial, no es aconsejable utilizarlos para la producción en masa, puesto que promueve la introducción al recinto de cría de entes desconocidos (parásitos, bacterias, hongos, etc.), pudiendo perjudicar la productividad, causar mortandad, provocar el nacimiento de individuos defectuosos, etc., lo que determinaría el atraso de la producción, gastos no previstos, pérdida de inversión, o el posible rechazo del producto terminado por parte del comprador, con el consiguiente perjuicio para el producto Argentino, poniendo en peligro la continuidad de los emprendimientos.
La comercialización.
Si bien es cierto que existen demanda y precios sostenidos y en aumento, y que los márgenes de rentabilidad prometen ser sustanciosos, iniciarse en el negocio del caracol trae aparejadas algunas complejidades.
Podemos asumir que el proceso de cría / venta se desarrolla a través de tres etapas:
1. El producto. El caracol obtenido por recoleción o cría.
Página siguiente |