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El ejercicio y sus beneficios inciertos: un análisis y revisión crítica para un nuevo año

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. El ejercicio y la dieta. Binario de las desesperanzas: La obesidad inefable. La realidad ineluctable…
    2. Lo que conocemos
    3. El entrenamiento previene la diabetes tipo 2
    4. Pérdida de peso
    5. Prosigamos, repitiendo la pregunta, el ejercicio físico: ¿garantiza una mejor salud?
    6. Karen
    7. En resumen
    8. Bibliografía

    Dos preguntas, que muchos pacientes nos formulan, cuando esperan que los asistamos, profesionalmente, a perder de peso, son las siguientes: ¿Está establecido de manera conclusiva, que el ejercicio contribuye a la salud de manera significativa y beneficiosa? Y, si de veras lo hace, ¿puede el ejercicio, ocasionalmente, perjudicarlos?

    Las respuestas a estas preguntas, tan apropiadas como profundas, aún no se han establecido de manera conclusiva.

    Pero, es el mes de Jano, dios romano de las puertas y de los comienzos, y mes del año cuando todos hacen la resolución efímera de perder las mismas libras que han tratado de disipar por tanto tiempo.

    El ejercicio y la dieta. Binario de las desesperanzas: La obesidad inefable. La realidad ineluctable…

    Por ser principio de otro año, en este espacio compartimos noticias recientes acerca de los ejercicios aeróbicos, del perder de peso, y del levantamiento de pesas o halterofilia, para lograr hacerlo.

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    El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos ha publicado su más reciente documento acerca de los beneficios para la salud de adultos, entre 18 y 64 años de edad, alentándolos a que se ejerciten moderadamente.

    Como ejercicios moderados, ellos recomiendan:

    • Una caminata energética o aeróbicos acuáticos por una ó dos horas cada tres días, o

    • Unos treinta minutos de correr, nadar o montar bicicleta, vigorosamente, por lo menos tres veces a la semana, o

    • Levantar pesas, por treinta minutos, cuatro veces a la semana — lo que no es tanto esfuerzo.

    La asunción de los representantes de esta agencia federal es que mientras más a menudo y con más arranque se ejercita el cuerpo, mayores serán los beneficios para la salud de quien lo hace, incluyendo la reducción del riesgo a contraer ciertas enfermedades como son el cáncer y la diabetes — y, la obesidad, por supuesto. Aunque lo último sea debatible, como ya tendremos la oportunidad de discutir.Estudios citados por los expertos documentan que las personas que se dedican a hacer los ejercicios descritos, con la frecuencia prescrita, viven, por promedio, de tres a siete años más que quienes viven como teleadictos (o couch potatoes).

    Las preguntas que, en esta ponencia deseamos explorar, son: ¿De qué manera el ejercicio nos ayuda? Y, si, haciéndolo, como se recomienda, conlleva algunos riesgos.

    Lo que conocemos

    Lo primero que se ha establecido científicamente, es que el ejercicio es beneficioso para el sistema cardiovascular, aunque lo que se omite, cuando se recomienda, es que los beneficios difieren entre especies y, aun entre miembros del mismo género.

    Por ejemplo el género de los úrsidos, en gran manera, difiere del nuestro en estos respectos, aunque de ellos mucho aprendemos. (Véanse mis ponencias al respecto).

    Durante los últimos diez años la evidencia ha venido acumulando progresivamente demostrando, de manera definitiva, que los entrenamientos vigorosos favorecen el estado de salud de muchas personas, disminuyendo el peligro de los trastornos del corazón.

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    La razón para esto, se presume, que sea la siguiente. Cuando una persona se entrena, el músculo cardíaco se contrae con mayor frecuencia y vigor, acrecentando la circulación arterial. Este efecto, a su vez, produce cambios discretos en el sistema nervioso autónomo, el cual es responsable por la contracción y relajamiento de todos los vasos sanguíneos. Este derivado, de ajustes delicados del sistema cardiovascular resulta, a su vez, en un ritmo cardíaco más lento durante el reposo, en una reducción en la presión arterial y en una respuesta más flexible en la acción del corazón — todos estos últimos, son factores reconocidos que disminuyen el riesgo del desarrollo de enfermedades del sistema cardiovascular.

    El ejercicio físico asimismo incrementa la idoneidad del miocardio y las arterias, disminuyendo la cantidad de triglicéridos en la sangre circulante.

    Otros efectos benéficos del ejercicio es que aumenta la proporción HDL/LDL del colesterol en favor del HDL, que es el "colesterol bueno" que a todos nos beneficia.

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