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La relación entre Sociología e Historia: la sociología histórica como alternativa


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Monografía destacada

    1. De la historia divina al desarrollo de la sucesión histórica. Giambattista Vico y su Scienza Nuova
    2. La versión evolucionista-organicista y la historia comparada
    3. El materialismo histórico de Marx y el sistema histórico-comparativo-comprensivo de Weber
    4. La Escuela de los Annales y el materialismo histórico como bases teóricas de la sociología histórica
    5. La sociología histórica: su aparición, desarrollo y ventajas

    Los antecedentes de la convergencia

    Historia[1]y sociología han convergido desde la génesis de la sociología como ciencia, que se alista a tratar de explicar todos los procesos que la modernidad trae consigo (urbanización, industrialización como parte del desarrollo del capitalismo, secularización por citar algunos) y hasta el momento eran totalmente desconocidos en la proporción mayúscula en la que se patentizan. La preocupación fundamental radicaba en explicar y comprender los procesos que se gestaban como consecuencia del paso de la sociedad tradicional a la moderna.

    La relación entre historia y sociología necesita estar siempre delimitada por el hecho fundamental de que la perspectiva histórica precisa del elemento esencial sociológico: la relación entre individuos, el protagonismo humano, las formas de asociación; es decir, la estructuración de las relaciones sociales. [2]

    Sin embargo, persisten los que de una manera u otra han sido escépticos sobre las ventajas teóricas y metodológicas que encierra esta relación, al negar la historia en todas sus vertientes e interconexiones con otras ramas del saber; incluso, ciertos formalistas sociológicos son partidarios de afirmar que la sociología aparece como ciencia una vez que se liberó de la historia.

    Estas doctrinas constituyen solamente interpretaciones ahistóricas del análisis social, dejando al margen el carácter evolutivo, transformador y multicausal de los procesos sociales, de ahí que la comprensión de su génesis deparará elaboraciones cada vez más acertadas de cualquier objeto de estudio en cuestión. En este ámbito el papel de la historia es insustituible, si sostenemos que como ciencia, tiene como objeto de estudio la naturaleza de las sociedades humanas y su desarrollo a través del tiempo. Además, sería en extremo difícil concebir la sociología sin tener en cuenta los previos progresos tanto de la historiografía iniciada en la Grecia clásica (Herodoto y Tucídides por citar sus máximos representantes) como de los historiadores del siglo XVIII.

    De la historia divina al desarrollo de la sucesión histórica. Giambattista Vico y su Scienza Nuova

    Precisamente los historiadores del siglo XVIII (entre ellos Voltaire, Montesquieu y Condorcet) revolucionaron la forma de concebir la historia como ciencia, más allá de las constantes elaboraciones divinas del momento y extirpando la conexión historia-teología. Ocupaban espacios relevantes en las narraciones y elaboraciones de estos pensadores, el concepto de progreso como tema histórico, a partir del triunfo de la razón como meta del propio progreso. De este siglo, saldrían mentes ilustradas incluso para la propia Ilustración, como es el caso de Condorcet y la magnitud de las doctrinas sociales que defendía.

    Por su parte, Voltaire fue el primero en destacar la necesidad de replantear desde un sentido crítico el análisis de la costumbre de los pueblos y no ajustarse a pensarlo como una mera cronología, aunque sesgado por el empirismo reinante como forma de pensamiento. Este ilustrado francés, cuando atacó el concepto milagroso de historia a partir del término que introduce (filosofía de la historia), estaba rompiendo con las doctrinas místicas de estudiar el mundo, realizando dos tareas esenciales: exigir datos dignos de confianza y pedir una relación de hechos más amplia de la vida social que la estrictamente relevante para una especial teología. [3]

    Pero fue el italiano Giambattista Vico (1668-1744) en su obra Scienza Nuova (1744), quien introduce la idea del valor fundamental de la evolución histórica y su relevancia en el análisis de los procesos sociales, una vez que fundamentara su doctrina del valor imprescindible de cada época en la preparación de la siguiente y destaca el desarrollo de la sucesión histórica como un todo, lo que modifica de este modo el interés predominante simplemente de la meta de la historia para dar lugar a la utilidad de la sucesión histórica, y la conversión de una historia teológica a una historia construida por el propio hombre. De esta manera, se sientan las bases para el apoyo que la historia, conjuntamente con la filosofía, va a brindar una vez que, con el nacimiento de la sociología, ésta enfrente sus primeros problemas teóricos y metodológicos por lo convulso y contradictorio de su objeto de estudio, el cual, curiosamente, provoca su nacimiento como ciencia.

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