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Deconstruccion de la psicopatologia

Enviado por Rosa Vera Garcia


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    En el artículo: Esquizofrenia: componentes de la personalidad como factores de riesgo, Lemos Giraldez S. (1989) realiza una disección de la visión de esta alteración, desde el estudio de los componentes de la personalidad. En primer lugar, muestra que todavía no existe un acuerdo sobre el análisis de estos componentes, ni sobre el conocimiento de la naturaleza y las causas de este trastorno, y tampoco sobre las relaciones de ambos. Pero sí destaca que se pueden deducir ciertos indicadores de la personalidad que pueden influir en él.

    El autor señala que existe la posibilidad de que haya rasgos premórbidos que indiquen el futuro trastorno, que se pueda señalar por sus rasgos marcados a los sujetos en riesgo, y que el "genotipo esquizofrénico" pueda marcar la personalidad a través de rasgos esquizotípicos o esquizoides en futuros esquizofrénicos o en su familia no psicótica.

    Además, realiza un recorrido exhaustivo por sus aspectos etiológicos, analizando visiones y modelos de diferentes autores; y realiza otro por los diversos estudios de la personalidad pre-esquizofrénica. Ambos, le permiten llegar a la conclusión de que la personalidad no es la única causa de la Esquizofrenia, pero que según muchos estudios, personalidades fuertes o débiles se relacionan respectivamente con evoluciones positivas o negativas del trastorno.

    Como se puede ver en el artículo, si se parte del conocimiento de los rasgos característicos de los seres humanos ofrecidos por la Ciencia Psicológica, es posible la comparación y la clasificación de las personas, de acuerdo con unas necesidades y unos objetivos, consiguiéndose una valoración al relacionarlas con la "normalidad" estadística, con las características de la mayoría. Pero, ocurre que la valoración de estos rasgos personales es muy variable en el espacio y el tiempo, de forma que se configura un marco sociohistórico determinante y válido para un momento dado y no para otro.

    Uno de los instrumentos a tener en cuenta y que nos proporcionan las disciplinas al servicio del control social (entre ellas la Psicología), es todo lo que se refiere a la normatividad, como exteriorización y señal de lo que debe ser, y que forma parte de un tipo de pensamiento situado, nacido de la unión de los comportamientos sociales y las relaciones de poder.

    La normatividad, como función cotidiana, supondría la institucionalización – subjetivización- de lo que es correcto y de lo que no lo es. Lo correcto es lo acorde con las normas y lo incorrecto serán las conductas transgresoras – discordantes con las normas- y por ello perseguidas. Por eso, como señala

    Canguilhem (1976) (1), en el contexto de la vida "el término "normal" no tiene ningún sentido absoluto o esencial, sino claramente relacional".

    En nuestro análisis, al posicionarnos de forma crítica, estamos cuestionando que la realidad exista con independencia del modo en que accedamos a ella. Este posicionamiento lo podemos tomar de la mano de la perspectiva del socioconstruccionismo que veíamos en Ibáñez (1994) (2).

    De esta manera, la regulación o normativización de conductas, sentimientos y pensamientos, hace que se califique como problemático lo diferente, lo que no es verdadero, ni legítimo, ni válido…, o lo prohibido. Como ocurre con la trasgresión. Este "saltarse" las normas, supone que el sujeto no ha podido adaptarse a la ley construida en sociedad, y también supone la necesidad de que los poderes sociales establecidos se ocupen de ello, y realicen acciones correctoras para enderezar esas desviaciones, e incluso las penalicen.

    En este sentido, la Psicología ha jugado un rol importantísimo, porque desde todas sus ramas, y unida al pensamiento moderno occidental, ha contribuido a la "normalización" indicando lo que es "deseable" y "bueno", al señalar los valores, creencias y tradiciones correctos para cada sistema social. Y lo que pasa en realidad, es que los comportamientos normativos son tan "naturales" y ciertos como las trasgresiones o comportamientos diferentes. Porque las llamadas leyes naturales son sólo constructos, pero presentados como objetivos, reales, empíricos y de cumplimiento obligatorio para las personas, cuando de lo que se trata es de meras convenciones sociales, o mecanismos de supervivencia para la sociedad. De este modo, se va conformando la realidad de acuerdo con oposiciones y dicotomías, con polaridades y diferencias cartesianas que aceptan, prescriben o rechazan algunos comportamientos que dependen de los contextos en los que se originan. Pero, los hechos no son normativos o diferentes sin un punto de referencia sociohistórico. Cada cultura y época, tiene unas normas que regulan lo diferente, señalando y castigando lo "no deseable" para esa sociedad. Por eso, la trasgresión nace de la normativización. Que haya una regulación socialfacilita la posibilidad al individuo de incumplir la norma y hacer cosas prohibidas en un área construida socialmente, lo que legaliza el ejercicio de poder contra quien transgrede la norma al saltarse los discursos que construyen los objetos y que les dan un significado, siempre en el binomio normal/no-normal.

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