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La Muerte en Perspectiva Histórica. Morir en Europa en el siglo XIV


Partes: 1, 2

  1. El estudio de la muerte
  2. Bibliografía

La muerte es un hecho que nos afecta a todos, de modo que el tema puede interesar a más de alguien. Al referirse a esto, Michel Vovelle escribe "…Partiendo de la muerte, al igual que de las actitudes colectivas que la acogen, la historia requiere reencontrar a los hombres y capturarlos en su reacción ante un pasaje que no tolera que se trampee… Las relaciones de los hombres con la muerte han cambiado, y también la manera en que ella los alcanza; pero la conclusión sigue siendo la misma… es la muerte. Por eso la muerte, como desenlace de toda aventura humana, sigue siendo un revelador particularmente sensible"[1]

Este breve escrito, primero pretende dar una visión muy general del procedimiento metodológico adecuado para enfrentar su análisis, derivando luego en su validez como objeto de estudio. Finalmente entrega un ejemplo de su aplicación en el contexto de fines de la alta Edad Media[2]

El estudio de la muerte

"Cuando alguien muere, ¿cuánto tiempo expresado en miles de años está presente en este hecho?"[3] Esta interrogante planteada por Rolando Mellafe, nos lleva a pensar en lo que la muerte y todo el aparataje que la rodea, concentra en torno a sí. Como dice el autor, la muerte de alguien en este momento, no es la primera ni será la última muerte que la humanidad presencie. De modo que en torno a este hecho, resplandecen variados ritos, símbolos, costumbres, etc., surgidos en el seno de la sociedad tras la continua repetición del acontecimiento.

Así, al estudiar el significado del conjunto de representaciones colectivas que a través de los años ha rodeado la muerte, podremos conocer parte importante del "…contenido histórico mental de (una sociedad), que por lo demás, será confirmatorio de una vida individual y de una cultura".[4]

En principio, nos parece difícil el estudio de un fenómeno complejo, que siempre adquiere expresiones muy diversas. ¿Qué situaciones serán las realmente representativas del trasfondo social mental que queremos descubrir? Para responder, recurrimos nuevamente a Michel Vovelle que nos indica que esta historia debe tomarse como un todo, que va desde "…la muerte biológica o demográfica (del hecho material de la muerte), hasta las producciones más elaboradas o estéticas del sentimiento de la muerte"[5], y esto por buenas razones: si dejamos fuera áreas del fenómeno completo, perderemos la perspectiva necesaria para poder explicarnos adecuadamente las situaciones a que nos veremos enfrentados. Por ejemplo, se torna incomprensible la muerte europea en el siglo XIV, sin el debido aporte de la demografía, que nos habla del terrible decaimiento poblacional.

Vovelle plantea que en primera instancia, es necesario enfrentar el estudio estableciendo diferentes niveles de análisis, los cuales debemos encadenar para obtener una visión global y coherente. En esta perspectiva, hemos de comenzar analizando "la muerte sufrida", que es el hecho puro de la muerte. Es la muerte vista desde el prisma de la demografía. Son las tasas de natalidad, mortalidad, esperanza de vida, etc. Conocer y ponderar la muerte en este primer nivel, nos permitirá apreciar luego, buena parte de los múltiples componentes y relaciones surgidas a su rededor: Podremos explicar porqué el sentimiento en torno a la muerte del niño varía notablemente entre el modelo de muerte antiguo y moderno; podremos entender los cambios en torno al espacio social que ocupa la población senil, etc.

Pero esta "muerte sufrida", es sólo el primer paso para acceder al siguiente nivel, "la muerte vivida", que es en principio "…la red de gestos y ritos que acompañan el recorrido de la última enfermedad a la agonía, a la tumba y al más allá."[6] Pero no es solo el ritual que rodea a la muerte lo que interesa, sino también, el conocimiento de cómo la muerte ha variado su importancia en cada momento histórico. Se trata de visualizar el lugar que ha tenido la muerte al interior de las sociedades. Y esto, porque la sensibilidad, el sentimiento que ella genera, ha ido transformándose en contextos diversos, jamás ha sido estática.

¿Cómo podemos acceder a este conocimiento?, ¿Qué medios nos permitirán instalarnos a observar esta bruma que rodea el hecho de la muerte?

Al principio nos encontraremos ante un panorama de aparentes silencios. Éstos se plantearán en dos niveles: uno se relaciona con aquellas mordazas intencionales que se imponen algunas sociedades. Surgen cuando el hombre rehúye la idea de la muerte, cuando trata de esconderla para no tener que enfrentarla. Al respecto Vovelle nos dice: "Cuando los hombres se callan sobre su muerte, el indicador es tan esencial como cuando construyen un discurso para domesticarla"[7].

Los silencios luego aparecen cuando estudiamos fenómenos que como éste, no siempre se plasman en fuentes escritas. Para superar el problema, debemos echar mano a otras posibilidades que el medio otorga. En primer lugar, se puede acceder a los estudios de los folkloristas, observadores de las tradiciones, usos, creencias, leyendas, canciones y literatura popular. Esta fuente constituye una veta riquísima capaz de aportar por sí, buena parte de la información que se requiere.

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