- Europa
- Cadmo
- Sémele y Dionisio
- Atamante e Ino
- Frixo y Hele
- Leucótea
- Acteón
- Penteo
- Anfión y Zeto
- Níobe
- Edipo
- La Esfinge
- Edipo y Yocasta
- Los siete contra Tebas
- Anfiarao
- Tideo
- Hipsípila
- La guerra en Tebas
- Antígona
- Los Epígonos
- Tiresias
- Alcmeón
CUESTIÓN 102.
Europa
Agénor, rey fenicio de Tiro, tenía una hija muy hermosa, Europa, de la cual Zeus se enamoró. Para atraerla, el dios asumió la forma de un magnífico toro blanco, que jugaba de un modo gracioso alrededor de Europa mientras ella estaba juntando flores a orillas del mar. Cuando la princesa, por puro pasatiempo, se subió en el toro, éste echó a correr hacia la costa, y echándose al agua, llegó nadando a la isla de Creta. Allí Europa tuvo de Zeus tres hijos: Minos, Radamantis y Sarpedón.
CUESTIÓN 103.
Cadmo
Agenor envió a su otro hijo, Cadmo junto con unos cuantos hombres, en busca de su hermana con la orden de que no regresara sin ella. Incapaz de encontrarla, consultó al oráculo de Delfos: éste le recomendó que abandonara la búsqueda de Europa y que, en cambio, fundara una ciudad en un lugar preciso: una vez que abandonara Delfos, encontraría una vaca, debería seguirla y construir la ciudad donde sus pasos le llevaran. Cadmo siguió la vaca, y en el lugar donde el animal paró a descansar, fundó una ciudad, llamada de su nombre la Cadmea, que a futuro llegó a ser la fortaleza de Tebas; los muros fueron trazados por el arado, y diseñó el emplazamiento de siete puertas, por lo que sería conocida como la ciudad de las Siete Puertas. Entonces procedió a sacrificar la vaca a Atenea, pero necesitaba agua para el sacrificio, y la única fuente disponible estaba custodiada por un feroz dragón, hijo de Ares. La bestia mató a sus compañeros y Cadmo acabó con el dragón.
Por consejo de Atenea, sembró los dientes del monstruo en la tierra. De ellos surgió un ejército de guerreros armados, los spartoi ("hombres sembrados"), y Cadmo arrojó entre ellos una piedra; creyendo cada cual que el otro le atacaba, se pusieron a luchar entre sí hasta que todos, menos cinco, acabaron muertos; sus nombres eran Equión, Udeo, Ctonio, Hiperenor y Peloro, es decir: Serpentino, Hombre del Suelo, Hombre de la Tierra, Arrogante y Monstruo. Con los spartoi vencedores Cadmo fundó la ciudadela de la nueva ciudad de Tebas, y ellos se convirtieron en los jefes de sus familias nobles. La región misma fue llamado Beocia ("País de la Vaca"), debido a la vaca que sirvió a Cadmo de guía.
Sin embargo, antes de que Cadmo pudiera disfrutar de su nuevo hogar, tuvo que hacer penitencia por haber matado al dragón, dado que estaba consagrado a Ares. Después de ocho años de eficiente servidumbre a Ares, llegó a ser rey de Tebas y recibió como esposa a Harmonía, la hija de Ares y Afrodita. Con ocasión de la boda se celebró un gran festín en presencia de los dioses, y las Musas amenizaron la fiesta nupcial. Afrodita le regaló a Harmonía un hermoso collar hecho por Hefesto; el regalo la hizo afortunada, pero a su familia sólo le traería muerte y miseria. Tebas prosperó bajo el gobierno de Cadmo, y éste introdujo el alfabeto en Grecia. Tuvieron un hijo, Polidoro, y cuatro hijas: Ino, Sémele, Autónoe y Agave. En su vejez, Cadmo escapó con Harmonía hacia Iliria donde, al morir, tanto él como ella se convirtieron en serpientes.
CUESTIÓN 104.
Sémele y Dionisio
Zeus se enamoró de Sémele y la dejó embarazada, pero la celosa Hera se dio cuenta de los amores entre su marido y la princesa tebana. Aprovechando que Sémele desconfiaba de la naturaleza divina de su amante, Hera se disfrazó de anciana e incitó a la princesa a pedir pruebas de que en verdad su amado era un poderoso dios. Así la joven, una noche que Zeus llegó, le hizo prometer que le cumpliría un deseo; cuando Zeus accedió, Sémele le pidió se mostrara en su divina majestad. Obligado por la promesa hecha, la siguiente noche Zeus se apareció ante la desdichada mujer en la plenitud de su gloria divina. Cuando Sémele se acercó a él, acabó carbonizada por los rayos de luz que el dios irradiaba. Zeus rescató a su hijo nonato, Dionisio, de las cenizas; no obstante, a escondidas de Hera, tuvo que ocultar al feto en su muslo, cosiéndolo con broches de oro, hasta que pudiera nacer; cumplido el tiempo de gestación, nació Dionisio de la pierna de Zeus. Después de varios años, Dionisio se encargaría de rescatar a su madre del Hades, y llevarla al Olimpo, concediéndole el don de la inmortalidad.
CUESTIÓN 105.
Atamante e Ino
Dionisio fue entregado al cuidado de la hermana de Sémele, Ino, quien estaba casada con Atamante, rey de Orcómeno, y le había dado dos hijos: Learco y Melicertes. Entonces Hera se vengó de Ino por haber ayudado al hijo de su última rival; por lo tanto, hizo que saliera de su casa en un arrebato frenético (parecido al de los adoradores de Dionisio), y permaneció ausente tanto tiempo que Atamante, creyendo que había muerto, contrajo matrimonio con Temisto. Después de algún tiempo, cuando ya había tenido dos hijos con su nueva mujer, Atamante descubrió que Ino no estaba muerta, y que había recobrado la razón, y que había regresado. Temisto trató de dar muerte a sus hijastros pero la nodriza de ellos, que en realidad era Ino disfrazada, frustró el intento. Las disposiciones de Temisto eran de que sus propios hijos vistieran de blanco y los de Ino de negro, para que fuera fácil distinguirlos. Ino cambió las cosas; de este modo Temisto mató a sus propios hijos, y horrorizada se quitó la vida.
CUESTIÓN 106.
Frixo y Hele
Ahora Ino intentó asesinar a Frixo y Hele, los hijos que su esposo había tenido en un matrimonio anterior con Néfele (Nube), a la cual Atamante había abandonado. Ino odiaba a sus hijastros, especialmente a Frixo, porque deseaba que su hijo Learco heredara el trono. Dándose cuenta de que sus hijos corrían grave peligro a causa de los celos de su madrastra, Néfele imploró ayuda a los dioses. Hermes envió a Crisomalo, el carnero alado, cuyo vellocino era de oro. El carnero arrebató a los niños y los montó en su lomo. Elevándose por los aires, voló hacia el Este, pero cuando estaba cruzando el estrecho que separa Europa de Asia, Hele resbaló y cayó al agua. El estrecho donde ella se ahogó recibió su propio nombre: mar de Hele o Helesponto. El carnero llevó a Frixo sano y salvo hasta Cólquide, un país sobre el mar Negro que gobernaba el rey Eetes, hijo de Helio y Perse, que lo recibió cumpliendo con las normas de la hospitalidad y el huésped, agradecido a los dioses por haberle salvado la vida, sacrificó a Crisomalo en el templo del dios Zeus ofreció el precioso vellocino de oro a Eetes, quien lo colocó en un bosquecillo sagrado bajo la mirada atenta de un dragón que nunca dormía. Finalmente Frixo murió y fue sepultado en Cólquide. Lo que sucedió después al vellocino de oro corresponde a la leyenda de la expedición de los Argonautas.
CUESTIÓN 107.
Leucótea
Hera enloqueció a Atamante, y éste mató a su hijo Learco, confundiéndole con un ciervo y arrojando contra él su lanza. Ino huyó con su otro hijo, Melicertes, en brazos, y viéndose perseguida por su esposo, se arrojó al mar desde un acantilado. Pero Afrodita se apiadó de ellos y la transformó en una diosa del mar, Leucótea (que significa "La que corre sobre lo blanco", o sea, sobre la espuma), que fuerecibida en el palacio submarino de Tetis y Nereo; Melicertes también fue deificado y desde entonces fue conocido por el nombre de Palemón (éste fue muy popular en el arte, siendo representado como un niño pequeño).
CUESTIÓN 108.
Acteón
Autónoe fue la esposa de Aristeo, y el hijo de ambos fue Acteón, joven cazador que se complacía en recorrer los bosques, acompañado de su fiel jauría de perros, que él mismo había criado. Su habilidad era tal, que se jactó de ser mejor cazador que la propia Artemisa. Estando de cacería por el monte Citerón, Acteón descubrió un frondoso y apartado lugar bañado por un manantial, e interrumpió la montería para acercarse. Sin embargo era aquí en donde habitualmente se bañaba Artemisa en compañía de sus doncellas. Enfurecida, por haberla visto desnuda, la diosa arrojó agua al rostro de Acteón, y con su poder le convirtió en un ciervo. Sus perros, que ya no reconocían al amo, se abalanzaron de inmediato sobre el desdichado Acteón y lo hicieron pedazos.
CUESTIÓN 109.
Penteo
Agave se casó con Equión y llegó a ser la madre de Penteo, sucesor del trono de Tebas, al derrocar a Polidoro. Cuando asumió el trono, Penteo declaró que Dionisio, quien había regresado de Asia difundiendo su culto, era un impostor, y que sus seguidores eran personas también impostoras o acaso engañadas. Por ello, cuando la mayoría de las mujeres de la ciudad salieron para ir a congregarse al monte Citerón y tomar parte de las bacanales, las fiestas del dios, Penteo hizo todo lo posible por impedírselo. Dado que el frenesí de las mujeres las hacía temibles incluso para una gran fuerza armada, Penteo fue disfrazado de mujer para espiarlas. Mientras observaba desde un árbol cómo las mujeres cazaban y mataban cervatillos, fue visto, obligado a descender del árbol, y las mujeres de Tebas lo descuartizaron, sin que Agave, que también participó en la acción, sea consciente de que la víctima era en realidad su propio hijo. Agave entró en procesión con la cabeza de Penteo clavada en un tirso como trofeo, creyendo que era la de un león; poco después, cuando hubo pasado el frenesí, ella se dio cuenta de lo que había hecho, y lo lloró amargamente.
CUESTIÓN 110.
Anfión y Zeto
La siguiente dinastía fue la de los labdácidas. Polidoro se casó con Nicteida, hija de Nicteo, y su hijo Lábdaco, recuperó el trono y dejó a su vez un hijo llamado Layo, que sólo contaba con un año de edad cuando fue declarado rey por la muerte de Lábdaco. Un noble llamado Lico ("Lobo") gobernó en lugar de Layo, quien era aún muy joven. Lico era hermano de Nicteo, y ambos eran hijos de Ctonio, el spartoi. Ahora bien, Nicteo enía una hija, Antíope, la cual fue amada por Zeus bajo la apariencia de un sátiro y quedó encinta del dios. Antíope huyó a Sición, en el Peloponeso. Al ver a su hija deshonrada, Nicteo se suicidó, dejando a Lico el encargo de vengarse, así que éste destruyó Sición y trajo presa a Antíope. En el camino de vuelta, ella dio a luz dos hijos mellizos: Anfión y Zeto; viose obligada a abandonarlos en el lugar de su nacimiento, en algún punto del monte Citerón, pero fueron encontrados y criados por unos pastores. Entretanto, la belleza de Antíope puso celosa a la esposa de Lico, Dirce, quien ordenó inmediatamente que sea encerrada en una mazmorra.
Zeto llegó a ser un fuerte guerrero; Anfión, con disgusto de su hermano, fue músico. Zeto se casó con Tebe, la ninfa de aquel lugar, y así Cadmea fue rebautizada con el nombre de Tebas Entretanto, su madre, desconocida para ellos como ellos lo eran para ella, languidecía en una mazmorra. Finalmente, Antíope pudo escapar y emprendió la búsqueda de sus hijos, pero fue reconocida por Dirce, quien al ver a la fugitiva, dio la orden que la atasen a los cuernos de un toro y fuera arrastrada hasta perder la vida. Pero en aquel momento, madre e hijo se reconocieron; Dirce fue condenada a muerte con los medios que ella había ideado para Antíope, Lico fue asesinado, Layo desterrado, y los dos mellizos llegaron a ser dueños de Tebas, a la que dotaron de muros, siguiendo las piedras espontáneamente el movimiento de la lira de Anfión, que le había sido proporcionada por Hermes.
CUESTIÓN 111.
Níobe
Anfión se casó con Níobe, hija de Tántalo, y tuvieron siete hijos muy bellos y siete hijas preciosas. Pero Edón, la segunda esposa de Zeto, sentía celos enfermizos de su cuñada Níobe, debido a sus catorce hijos, mientras que ella tenía sólo uno, Itilo. Edón quiso matar al hijo mayor de Níobe, pero, por error, asesinó a su propio hijo cuando dormía en el lecho que no era el habitual. Zeus la convirtió en un ruiseñor, cuyo melancólico canto es un lamento por el niño perdido. Aunque era feliz, Níobe, se jactó de ser superior a Leto, la cual solo tuvo dos hijos, Apolo y Artemisa. Los dioses oyeron sus palabras desde el remoto monte Olimpo y decidieron castigarla. Los hijos de Leto, Apolo y Artemisa, dispararon sus flechas y mataron a los hijos de Níobe. La desconsolada Níobe se convirtió en una piedra que permanece siempre humedecida con sus lágrimas.
CUESTIÓN 112.
Edipo
Layo, en su destierro, halló refugio en la corte de Pélope, rey de Lidia e hijo de Tántalo, pero, al llegar a su juventud, demostró ser ingrato, porque violó al hijo de éste, Crisipo, cuya belleza le fascinaba. Pélope maldijo a Layo y los dioses decretaron que vendría la desgracia a su familia en las dos siguientes generaciones. Así pues, estando muertos Anfión y Zeto, Layo recuperó su reino, y se casó con Yocasta, pero un oráculo le advirtió que sería asesinado por su propio hijo. Decidido a rehuir su destino, Layo ató los pies de su hijo recién nacido y lo abandonó para que muriera en una montaña solitaria. Un pastor recogió al niño y se lo entregó a Pólibo, rey de Corinto, quien le dio el nombre de Edipo ("pie hinchado") y lo adoptó como su propio hijo, pues su esposa, Mérope no podía procrear. El niño no sabía que era adoptado y, cuando un oráculo proclamó que mataría a su padre y se casaría con su madre, abandonó Corinto para que el oráculo nunca se cumpliera. En el camino a Beocia, en una encrucijada polvorienta, Edipo se encontró con una comitiva en en donde estaba su verdadero padre, Layo. Se originó una disputa por ver quien pasaba primero y Edipo mató involuntariamente a Layo, cumpliéndose así la profecía.
CUESTIÓN 113.
La Esfinge
Solo y sin hogar, Edipo llegó a Tebas, donde supo que el país estaba siendo asolado por un monstruo espantoso, la Esfinge, que los dioses habían enviado a la ciudad como castigo a Layo por sus faltas y por la maldición que arrastraba. La Esfinge era hija de Tifón y Equidna, y tenía una apariencia monstruosa, con cabeza y pechos de mujer, cuerpo de león y alas de ave. Acuclillada en una roca, abordaba a todos los que iban a entrar a la ciudad de Tebas planteándoles el siguiente enigma: "¿Cuál es el animal que camina a cuatro pies por la mañana, dos a mediodía y tres por la noche?". Si los interpelados no resolvían el enigma, ella los mataba y los devoraba. Edipo resolvió acertadamente el enigma respondiendo: "El hombre, que gatea al poco de nacer, camina sobre dos piernas cuando es adulto y anda con la ayuda de un bastón cuando llega a la vejez", Esfinge se suicidó arrojándose contra unas rocas.
CUESTIÓN 114.
Edipo y Yocasta
Creyendo que el rey Layo había muerto en manos de asaltantes desconocidos, y como Yocasta creía a su hijo muerto, no reconoció a Edipo cuando éste reapareció en Tebas. Creonte, hermano de Yocasta, que actuaba en calidad de regente, lo recompensó dándole a Yocasta por esposa. Durante muchos años la pareja vivió feliz, sin saber que ellos eran en realidad madre e hijo; tuvieron dos hijos, Eteocles y Polinices, y dos hijas, Antígona e Ismene. Entonces descendió una terrible peste sobre la tierra, y el oráculo proclamó que debía ser castigado el asesino de Layo. Pese a las advertencias del adivino Tiresias, que conocía los horrores del pasado y del porvenir, Edipo se empeñó en indagar, y pronto descubrió que involuntariamente había matado a su propio padre. Al saber Yocasta que Edipo era a la vez su hijo y su marido, se ahorcó de horror y desesperación ante su relación incestuosa.
Cuando Edipo se dio cuenta de que ella se había matado y que se condenaba a sus hijos, se quitó los ojos con un broche y abandonó el trono. Vivió en Tebas varios años, y un día sus hijos, al servirle la mesa, pusieron ante él los recipientes ancestrales que Layo había usado y que Edipo se los había prohibido; entonces invocó una maldición de desunión sobre Eteocles y Polinices. Después de esto, acompañado por su hija Antígona, Edipo anduvo errante durante muchos años. Finalmente llegó a Colono, un santuario cerca de Atenas, donde murió, después de recibir la promesa de Apolo que el lugar de su muerte permanecería sagrado y otorgaría un gran beneficio a Atenas, que le había dado refugio. Antígona entonces regresó a Tebas.
CUESTIÓN 115.
Los siete contra Tebas
Creonte fue regente de Tebas tras el exilio de Edipo, hasta que sus sobrinos tuvieran edad para gobernar. Llegado el tiempo, Eteocles y Polinices se quedaron con el trono de Tebas y lo repartieron de tal forma que cada uno gobernara un año. Pero el acuerdo no resultó, pues al final del primer año Eteocles se negó a entregar el gobierno a su hermano, así que Polinices se marchó al exilio junto a Adrasto, rey de Argos. Aquí Polinices contrajo matrimonio con la hija de Adrasto, Argía, en cumplimiento de un oráculo de que no le estaba a él permitido casar a su hija con nadie más que con un león. Ahora bien, Polinices llegó a Argos con una piel de león sobre sus hombros, se casó con Argía y le regaló el fatal collar de Harmonía, que llevaba consigo. Adrasto organizó entonces un gran ejército para marchar contra Tebas y recuperar el trono para su yerno Polinices. Los otros jefes de la expedición fueron Tideo de Calidón, Partenopeo de Arcadia, Capaneo e Hipomedonte de Argos y Anfiarao, el vidente.
CUESTIÓN 116.
Anfiarao
Anfiarao, que conocía de antemano que la expedición fracasaría, y que ningún jefe, excepto Adrasto sobreviviría, se unió a la infausta empresa porque su mujer Erifila, sobornada por el collar de Harmonía que le ofreció Polinices, le rogó unirse a la expedición. Partiendo de mala gana, Anfiarao encargó a sus hijos que a su muerte le vengaran en la persona de su madre, y que, llegado el momento, ellos mismos emprendieran una expedición contra Tebas.
CUESTIÓN 117.
Tideo
Tideo fue enviado a Tebas para hacer valer las pretensiones de Polinices. Participó en los juegos deportivos de la ciudad y destacó entre todos los tebanos competidores, y éstos se pusieron celosos de él. A su regreso, fue emboscado por cincuenta de los tebanos que él había derrotado, y que Eteocles organizó traidoramente para que lo asalten. Sin embargo, el valor individual de Tideo excedió al de sus atacantes, y él los mató a todos menos a uno, al cual perdonó la vida para que pudiera regresar y llevar la noticia a los suyos.
CUESTIÓN 118.
Hipsípila
Ahora se puso en marcha la expedición, y llegó a Nemea. Aquí ocurrió el incidente que fue la causa de la fundación de los juegos de Nemea. Hipsípila, había sido capturada por unos piratas y vendida como esclava a Licurgo, rey de Nemea e hijo de Ares, el cual tenía un hijo de corta edad, Ofeltes, del cual Hipsípila fue nodriza. El ejército de Adrasto carecía de agua, e Hipsípila accedió a indicarles el modo de hallarla. Entretanto, dejó al niño en el suelo, y un dragón que infestaba aquellos lugares lo mató. A su regreso, los Siete hallaron al niño muerto; mataron al dragón, ofrecieron por el pequeño Ofeltes unos magníficos funerales y celebraron los juegos por primera vez. Anfiarao llamó Arquémoro ("Iniciador de la Muerte") al niño muerto, porque la suya fue la primera de las numerosas vidas que habrían de perderse en aquella expedición.
CUESTIÓN 119.
La guerra en Tebas
Ahora el ejército de los Siete avanzó contra Tebas. Una terrible batalla se llevó a cabo cerca de Ismene, y los tebanos se vieron recluidos tras los muros de su ciudad. Entonces cada uno de los siete jefes tebanos defendieron las siete puertas de Tebas; todo parecía indicar que Tebas sería conquistada, pero el adivino de la ciudad, Tiresias, anunció en una profecía que el delito de sangre a causa del dragón sagrado que había matado Cadmo todavía pesaba sobre ellos, y únicamente podía ser expiado mediante el sacrificio a Ares de uno de los espartoi. Meneceo, hijo de Creonte, ofrecióse animosamente a suministrar la víctima y se quitó la vida clavándose en el cuerpo una daga desde lo alto de los muros; sus compañeros, cobrando coraje ante esta acción patriótica, se defendieron con más brío y terminarían derrotando a los argivos. Capaneo, al subir las murallas, declaró que ni siquiera Zeus podría alejarle de la ciudad, y entonces fue fulminado por un rayo; su viuda, Evadne se suicidó a la muerte de Capaneo lanzándose a la pira en la que ardía el cadáver de su marido.
También Partenopeo perdió la vida en el combate, pero alcanzó a prender fuego al palacio. Polinices y Eteocles decidieron poner fin a la contienda, desafiándose mutuamente en combate singular; al final se mataron entre sí, con lo que se cumplió la maldición de su padre. No bastando la muerte a apagar el odio que se tenían ambos hermanos, se vio dividir en dos la gran llamarada que incendiaba el palacio. Se reinició entonces la batalla y Tideo cayó muero a manos de Menalipo, cuyo hermano mató a Hipomedonte; Anfiarao consiguió escapar en su carro, pero casi inmediatamente fue tragado vivo por la tierra; Viéndose derrotado, Adrasto pudo escapar de vuelta a Argos merced a la prodigiosa velocidad de su caballo Arión, hijo de Poseidón y Deméter.
CUESTIÓN 120.
Antígona
Creonte asumió de nuevo el mando de Tebas, y dio honrosa sepultura a Eteocles pero ordenó que el cuerpo de Polinices, a quien consideraba un enemigo del Estado, permaneciera donde había caído. El entierro de los muertos se consideraba un deber sagrado, y Antígona, al no poder enterrar a su hermano, se conformó con arrojar sobre el cuerpo tres puñados de tierra, declarando que debía una obediencia mayor a las leyes de los dioses que a las de los hombres. Irritado por tal desafío a su autoridad, Creonte ordenó que su sobrina fuese enterrada viva, pese a los intentos de su hijo Hemón, enamorado de ella, o del adivino Tiresias, para que el rey tenga clemencia. Todo fue en vano, y Antígona terminó cumpliendo su condena; sin embargo, ella se colgó en la tumba, y su desconsolado amante Hemón se suicidó, y la madre de éste, Glauca, entristecida, murió de la pena.
CUESTIÓN 121.
Los Epígonos
Diez años después de la guerra, Adrasto regresó a Tebas, al mando de los Epígonos o "nacidos después", hijos de los siete caudillos argivos caídos. Marcharon contra la ciudad para vengar la muerte de los héroes, junto a Adrasto, su hijo Egialeo; Tersandro, hijo de Polinices; Alcmeón y Anfíloco, hijos de Anfiarao; Diomedes, hijo de Tideo; Estéleno, hijo de Capaneo; Prómaco, hijo de Partenopeo, y Polidoro, hijo de Hipomedonte. Esta vez tendrían éxito. En el último extremo de la ciudad, después que Laodamante, sucesor del trono de Tebas, dio muerte a Egialeo, los Epígonos atacaron con brío ante el empuje de Alcmeón, quien mató al rey y obligó a los tebanos a refugiarse tras sus recios muros. La ciudad fue sitiada. Los tebanos consultaron al vidente Tiresias, quien, sabiendo que todo estaba perdido, aconsejó a las mujeres y niños escapar al amparo de la noche.
CUESTIÓN 122.
Tiresias
Tiresias era descendiente de los spartoi, hijo de Everes y nieto de Udeo; su madre era la ninfa Cariclo. Se decía que Atenea lo había dejado ciego porque él la había visto mientras se bañaba, pero que lo había recompensado otorgándole el don de la profecía. Después de algún tiempo recobró la vista, y estando en el monte Citerón, vio dos serpientes apareándose y mató a la hembra; enseguida fue transformado en mujer, y así permaneció hasta que otra vez, viendo aparearse a otro par de serpientes, dio muerte al macho se volvió de nuevo hombre. Debido a esto, Zeus y Hera le pidieron que les dijera qué sexo gozaba más en el amor; Tiresias afirmó que si el placer de la unión sexual eran diez unidades, la mujer disfrutaba de nueve y el hombre de una sola. Hera, encolerizada, lo cegó, esta vez definitivamente, pero Zeus le aseguró una larga vida. Pasaron siete generaciones, y murió mientras huía de la ira de los Epígonos; los tebanos rindieron la ciudad y escaparon con sus familias a Iliria, mientras el ejército de los Epígonos conquistaba Tebas. El hijo de Polinices, Tersandro, subió al fin al trono, en vez de su padre, cerrando así el ciclo. Adrasto, cumplida la misión, pudo regresar a Argos, pero nunca llegaría; la pérdida de su hijo Egialeo, el único jefe que murió en la expedición, lo mató de pena.
CUESTIÓN 123.
Alcmeón
Alcmeón regresó a su casa y mató a su madre Erifila, por haber ésta obligado a su padre Anfiarao a partir en la expedición. Después él se volvió loco y vagabundeó de un lugar a otro, acosado por las Erinias, diosas de la venganza, hasta que se refugió en Psófide, en la Arcadia. Allí se casó con Arsínoe, la hija del rey Fegeo, dando el collar de Harmonía que le había dado su madre, como precio por la novia. Cuando la tierra sufrió el flagelo de la aridez a causa de su presencia, él huyó en busca de un lugar donde el sol no hubiera brillado cuando mató a su madre; lo encontró en la desembocadura del río Aqueloo, cuyas aguas habían formado recientemente nuevas tierras de labor. Allí se estableció y se casó con Calírroe, hija del dios del río. Su nueva esposa suspiraba por el collar, y Alcmeón se lo robó a Fegeo; entonces éste y sus hijos persiguieron a Alcmeón y lo mataron. Calírroe pidió a Zeus que hiciera crecer rápidamente a Acarnán y Anfótero, los hijos que tuvo con Alcmeón; ellos alcanzaron su vigor físico en un instante, y mataron a Fegeo junto con toda su familia. Después de esto, llevaron la noticia a su madre, y dedicaron el collar a Apolo en Delfos.
Autor:
AllanAAA