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Lo que nos anima y nos une


Partes: 1, 2

    1. ¿Qué es el pensar?
    2. Ética y filosofía
    3. La ética y el pensamiento
    4. La ética en el pensamiento médico

    Lo que nos anima y nos une, a los profesores que vamos a trabajar en este curso, es una gran preocupación, la necesidad para los practicantes de las Ciencias Médicas del Estudio de la Filosofía, tesis que contradice a nuestro modo de ver la concepción que comparten casi la totalidad de dichos especialistas, para los cuales existen una división absoluta entre las Ciencias Médicas y las Humanistas.

    Para muchos la Filosofía solo aborda temas herméticos que escapan de su compresión, es cierto que la Filosofía significa un tipo específico de pensamiento. Pero también no es menos cierto que se ocupa de algo que todos realizamos, todos y cada uno de nuestros días, aunque de forma inconsciente y en muchas ocasiones poco elaborada: el pensamiento.

    La Filosofía es un pensar sobre el pensar, y todos pensamos. Lo que nos hace diferentes al resto de los seres vivos es nuestra capacidad no de conocer, pues el conocimiento es un elemento de vida, sino la capacidad de razonar, de pensar, por tanto la Filosofía nos propone que pensemos sobre cómo pensamos, con el objetivo de poder pensar de una mejor manera.

    ¿Qué es el pensar?

    Pensar implica la realización de una serie de complicadas operaciones mentales, de las que sin embargo no somos conscientes y ejecutamos casi mecánicamente. Pensar es una labor de modelación de constante confrontación de las cosas que enfrentamos con los modelos que tenemos en nuestro pensamiento. Generalización de lo esencial, discriminación de lo secundario, modelación, conceptualización, son elementos de todo acto de pensamiento.

    Sin embargo todo pensamiento es a su vez un acto de valoración, cuando nombramos algo, cuando establezco su relación conceptual con un determinado modelo de racionalidad, establezco a su vez un juicio sobre cómo debe ser, qué es lo que debo esperar de ese objeto, cómo debe comportarse, pero a su vez, cómo debo comportarme con respecto a él, qué significado puede tener para mí y para los que me rodean, Pensar es conocer y también valorar la creación de un concepto es un acto de conjugación del ser con el deber ser.

    Pero el conocimiento (racional) no es sólo valoración, también es normatividad, al nombrar un objeto, al definirlo, no solo destacó sus elementos esenciales, ni la significación que tiene para mí, sino a su vez establezco normas, la norma del comportamiento de ese objeto, y la norma de mi comportamiento hacia él. Al conocer y valorar establezco lo que es normal, legítimo, previsible.

    En los inicios de la civilización los seres humanos crearon conceptos simples que tenían un referente material directo; el ascenso en la capacidad de abstracción, en la capacidad cognoscitiva, condujo en una etapa superior a la formación de conceptos que no tiene un referente material directo, sensorialmente perceptible, por ejemplo un momento importante en el desarrollo de las matemáticas lo constituyó la creación del concepto cero. El cero es un símbolo creado no para representar algo existente, sino para representar la existencia de nada, la invención del cero marcó el ascenso de la aritmética a las matemáticas.

    El desarrollo de la capacidad de pensar significa la profundización en la capacidad de establecer la relación entre lo inmanente y lo trascendente, lo inmanente como aquello que se nos presenta directamente en nuestra experiencia sensorial y lo trascendente aquello que se sitúa más allá de nuestra experiencia sensorial.

    Por tanto todo acto de pensamiento incluye la realización de un conjunto de operaciones, implica la relación de lo inmanente con lo trascendente, el ser con el deber ser, lo general con lo singular.

    Pero pensar al mundo no es sólo pensar a la naturaleza, no debe entenderse mundo en un sentido estrictamente fisicalista, o naturalista; para el ser humano el mundo es también el conjunto de otros seres humanos y de las instituciones y principios ideales a través de los cuales esas relaciones y las relaciones con la naturaleza se establecen y se regulan, explicarse el mundo conlleva a explicarse la sociedad, momento indispensable para poder explicarse a uno mismo.

    Encontrarle, proporcionarle un sentido al mundo es también encontrarle, proporcionarle un sentido a mi vida, de ahí que en el pensamiento humano desde sus orígenes hayan aparecido los conceptos de lo bueno, lo malo, lo justo y lo injusto, lo legítimo y lo inaceptable lo normal y no anormal, lo moral y no inmoral desde que el ser humano existe y piensa existe la moral.

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