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La emblemática en la Iglesia Católica

Enviado por Fabio Cassani Pironti


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    Los emblemas del Estado de la ciudad del Vaticano

    La Iglesia Católica ha utilizado, desde el inicio y a lo largo de su milenaria historia, muchos símbolos identificativos, comenzando por la cruz. El Antiguo y el Nuevo Testamento, la Patrística, la Liturgia, etc. han ofrecido a la Iglesia temas muy variados para sus símbolos, destinados a transformarse en figuras heráldicas. Las llaves tienen una referencia bíblica en el Evangelio según Matías 16, 19: "Yo te daré las llaves del reino de Dios…".

    Así mismo, el Estado de la Ciudad del Vaticano y varios de sus organismos poseen emblemas característicos. Hay que recordar que el Estado de la Ciudad del Vaticano es una unidad administrativa de naturaleza completamente diferente a la Sede Apostólica, como se denomina la Iglesia universal.

    El Estado de la Ciudad del Vaticano (Stato della Città del Vaticano) nació con el Tratado de Letrán, estipulado entre la Santa Sede e Italia el 11 de febrero de 1929; posee una personalidad como Ente soberano de derecho público internacional -distinto de la Santa Sede- la cual es reconocida universalmente.

    Es la residencia oficial del Sumo Pontífice, donde están ubicados muchos de los Organismos que lo asisten en su responsabilidad con la Iglesia universal; el Estado tiene, pues, la característica propia de ser instrumento de la independencia de la Santa Sede y de la Iglesia católica respecto a todo poder constituido. En cierto modo, es signo del carácter sobrenatural de la Iglesia misma, ya que las estructuras del Vaticano se reducen al mínimo indispensable para su funcionamiento.

    Veamos como está estructurado el Estado, para poder describir los emblemas que lo identifican.

    La Ciudad del Vaticano se levanta poco lejos de la orilla derecha del Tíber, en una modesta altura que forma parte de los que se denominaban antiguamente Montes Vaticani (Colina Vaticana). El territorio del Estado abarca una superficie de 0,44 Km cuadrados, es decir 44 hectáreas, delimitado en su mayor parte por murallas y por la Plaza de San Pedro. Debido a las dimensiones tan reducidas, muchas entidades y oficinas de la Santa Sede están en la ciudad de Roma; estos inmuebles, según lo establecido en el Tratado de Letrán, gozan de las inmunidades que reconoce el derecho internacional a las sedes de los representantes diplomáticos extranjeros.

    La forma de gobierno que rige en el Estado es la monarquía absoluta. El jefe del Estado es el Sumo Pontífice, con pleno poder legislativo, ejecutivo y judicial. Durante el período de la sede vacante, dichos poderes son ejercidos por el Colegio de los Cardenales. El Sumo Pontífice, elegido por los Cardenales que no han llegado al octogésimo año de edad, es también, por tanto, soberano del Estado, al aceptar su elección al Pontificado.

    Las disposiciones legislativas son dictadas por el Sumo Pontífice y, en su nombre, también por la Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano; ésta última promulga también los reglamentos. Tanto las disposiciones, como los reglamentos, se publican en un suplemento especial de los Acta Apostolicae Sedis, el Boletín oficial.

    El poder ejecutivo está confiado a la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y, subordinadamente a ella, al Delegado Especial de esa misma Pontificia Comisión: de dichos órganos dependen las Direcciones Generales y las Direcciones del "Governatorato", con las respectivas Oficinas y Servicios.

    El poder judicial cuenta con los siguientes órganos: un Juez Unico, un Tribunal, una Corte de Apelación y una Corte de Casación que ejercen sus respectivas tareas en nombre del Sumo Pontífice. Las competencias correspondientes están establecidas en los Códigos de procedimiento civil y de procedimiento penal vigentes en el Estado.

    Pablo VI instituyó una Consulta, cuya función consiste en colaborar con la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano en el estudio de determinadas cuestiones, proporcionándole opiniones y sugerencias que pueden ser útiles para el buen gobierno del Estado, o que la misma Comisión solicita para tratar los asuntos más importantes.

    La representación del Estado y sus relaciones con otros países están reservadas al Sumo Pontífice, quien las ejerce por medio de la Secretaría de Estado. En efecto, el Cuerpo diplomático es acreditado ante la Santa Sede y no ante la Ciudad del Vaticano. Tanto la Santa Sede -en su calidad de órgano soberano de la Iglesia católica- como el Estado de la Ciudad del Vaticano han obtenido, cada vez más ampliamente, el pleno reconocimiento de su distinta personalidad internacional; son miembros de Organizaciones internacionales, participan en Conferencias internacionales y adhieren a Convenciones.

    Además de las Organizaciones ante las cuales está representada la Santa Sede por observadores permanentes (por ejemplo la ONU, la FAO o la Unesco), o de las cuales la Santa Sede es miembro (la AIEA, Agencia Internacional para la Energía Atómica y la OMT, Organización Mundial del Turismo), el Estado de la Ciudad del Vaticano hace parte, entre otras, de las siguientes: Unión Postal Universal (UPU); Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT); Consejo Internacional del Trigo; Organización Mundial para la Propiedad Intelectual (OMPI); Unión Internacional de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas; Unión Internacional de París para la protección de la propiedad industrial; Asociación Médica Mundial; Organización Internacional de Telecomunicaciones por Satélite (INTELSAT); Organización Europea de Telecomunicaciones por Satélite (EUTELSAT).

    El "Governatorato", es decir la Gobernación, es el conjunto de estructuras mediante las cuales se administra el Estado de la Ciudad del Vaticano y consta de una Secretaría General, de algunas Direcciones Generales y de varias otras Direcciones.

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