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Obras filosóficas-jurídicas de Emmanuel Sieyès

Enviado por miguelcevedo


Partes: 1, 2

    1. Emmanuel Sieyès
    2. Ensayo Sobre los Privilegios
    3. Frases de Emmanuel Sieyès

    Sieyes1

    ¿Qué es el Tercer Estado? Todo. ¿Qué ha sido el Tercer Estado? Nada.

    Emmanuel Sieyès (1748-1836)

    Emmanuel Sieyès

    Abad vicario de Chartres, de familia acomodada, nació en Fréjus (Francia) el 3 de mayo de1748. Después de realizar una vida eclesiástica, estudió en la Universidad de La Sorbona en París, donde conoció y abrazó las ideas de John Locke. En 1788 participó como diputado del Tercer Estado en los Estados Generales donde pidió la inclusión de la Iglesia y de la aristocracia en este parlamento. Igual cargo ocupa posteriormente en la Asamblea Nacional y en la Constituyente en 1789 donde conoce a Lafayette, Condorcet y a Talleyrand; luego en 1792 es diputado en la Convención, siendo designado en 1795 como miembro y Presidente del Consejo de los 500. Sigue su vida pública en 1798 como Embajador en Berlín y miembro del Directorio en mayo de 1799. Trabajó también en la Declaración de los Derechos del Hombre.

    Sus ideas constitucionalistas no tuvieron nunca recepción alguna en la Asamblea Nacional. Votó a favor de la muerte de Luis XVI siendo posteriormente tachado de contrarrevolucionario y de regicida. Participó en el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte quien lo nombró Cónsul y Conde del Imperio, pero posteriormente se opuso a que éste (Napoleón), fuese designado como Emperador, razón por la cual, después de haber sido muchos años un apasionado revolucionario defensor del pueblo como único depositario de la soberanía y por ende recipiendario y fuente de todo poder político, se transforma delegando el poder y la propia constitución en la autocracia representada por el propio Bonaparte. Fue desterrado y sufrió exilio en Holanda desde 1816 hasta 1830, regresando posteriormente a su patria, donde fallece de muerte natural en París el 20 de junio de 1836.

    Entre sus obras encontramos “Consideraciones sobre los medios de actuación de los cuales podrían disponer los representantes de Francia” (en 1789); Ensayo sobre los Privilegios”; “Qu’est ce que le Tires-Etat?” o “¿Qué es el Tercer Estado” (en 1789).

    Ensayo Sobre los Privilegios

    Comienza Sieyès señalando que “privilegio es una dispensa para el que lo obtiene y un desaliento para los demás”, ya que ellos “tienen ciertamente por objeto dispensar de la ley o conceder un derecho exclusivo o alguna cosa que no está prohibida por la ley”. Con este planteamiento, Sieyès determina que el privilegio pueda tener un carácter legal, lo que no quiere decir, que éste sea a su vez legítimo. No está, por lo tanto, dentro de un “orden natural” de las cosas para Sieyès quien parte de la idea de la existencia de un Derecho Natural por encima de todas las cosas. El pueblo, por su larga servidumbre, piensa que no tiene más derecho que aquél que le consagra ley; y que por lo tanto, al no estar contemplado en la ley la posibilidad de tener estos privilegios, los mismos les están vedados por su propia condición inferior, no se dándose cuenta este pueblo que:

    “la libertad es anterior a toda sociedad, a todo legislador y que los hombres no se han asociado más que para poner sus derechos a cubierto de los atentados de los malos y para entregarse al abrigo de esta seguridad, a un desarrollo más amplio, más enérgico y más fecundo en el goce de sus facultades morales y físicas”. [1]

    Por ello, que para Sieyès, la concesión de un privilegio exclusivo sobre lo que pertenece a todo el mundo, representa hacer daños a todos a favor de uno solo; por lo que, sería una injusticia y la más absurda sin razón, aún, la concesión de un privilegio honorífico como contraprestación a un ciudadano que haya prestado un gran servicio a la patria, es injusto, porque coloca al cuerpo social por debajo del individuo privilegiado. Prefiere Sieyès, que se le de cualquier recompensa material ya que esta gratificación le haría bien; pero en ningún caso, lo colocaría por encima de sus propios conciudadanos. Estas recompensas podrían consistir —según el mismo Sieyès— en un ascenso militar —en caso de que fuera militar—, un empleo distinguido o una pensión. En nuestro caso, hablaríamos de condecoraciones, medallas, diplomas, placas, títulos “honoris causa, que no traen como resultado privilegio alguno. Por eso cree Sieyès, que cuando “el príncipe imprime a un ciudadano carácter de privilegiado, abre el alma de éste a un interés particular y la cierra, más o menos, a las inspiraciones del interés común”. El privilegiado va alimentando falsos sentimientos de superioridad, es vanidoso, y aislado, se transforma en un espíritu de cuerpo indomable. Señala concluyendo Sieyès, que ellos no han sido hechos para ser confundidos, para estar al lado de nadie ni para mezclarse, así lo determina cuando acota lo siguiente:

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