- La radio: Brújula Social
- Precisión en la investigación periodística
- La búsqueda de los hechos
- ¿Soy competente sin investigar?
- El comunicador un atleta de la discusión
- La información nace de saber escuchar
- Algunas cualidades y estilos del periodista investigador
- Bibliografía consultada
La radio: Brújula Social
La radio marcha tan vertiginosa tecnológicamente como el propio hombre en sus investigaciones. Se necesita tanto de ver como de escuchar. Algunos expertos aconsejan mejor oír en este mundo acelerado porque apenas las personas se sientan para apreciar un audiovisual. Sin embargo desde cualquier posición se tiene la capacidad de escuchar, de esta forma la radio es un medio insustituible por mucha INTERNET o virtualidad existente.
La radio acompaña en disímiles horas. Es elevado el valor de uso utilitario del medio que pocos imaginan, desde contribuir a que te levanten de la cama y te despiertes temprano, a no permitirle el sueño a un conductor que viaja largas distancias en la noche, ofrecer orientación, educar y recrear con música o textos. La radio es una brújula para la sociedad.
El oyente elemento activo del mercado llamado audiencia, sintoniza con rapidez y también cambia de emisora a la velocidad de la luz. Cuidar la sintonía es la misión principal y reto de los productores radiofónicos situando productos altamente competitivos, de calidad fruto de un personal competente que sabe lo que hace porque tiene periódicamente la información de cómo se mueven las audiencias: que quieren, sus gustos y tiempos de sintonía.
El estudio de audiencia tiene que ser sistemático y responsabilizado a equipos de expertos. Quien chequea y controla en el medio no debe ser juez y parte. Tampoco debe escatimarse recursos en los análisis de audiencia. No importa el precio económico porque uno de los mejores presupuesto que pueda usarse en la radio debe encaminarse a saber como llegan nuestros mensajes a los perceptores y a partir de ahí, capacitar el personal de realizadores, armarlo de las demandas del mercado para proceder a tono con las exigencias de las personas que escuchan la radio.
Se sabe que las mediciones de audiencia son difíciles. Si no existen a mano los equipos de especialistas los propios colectivos de realizadores asumen la investigación para medir la aceptación de los programas. Las normas del medio reclaman un constante estudio de mercado que exigen investigar y conocer lo que las personas desean escuchar.
Es necesario visitar en las comunidades, hasta los hogares, preguntar las preferencias y que gusta o no de nuestros productos comunicacionales. En Manual Urgente para Radialistas (López, José Ignacio 2006, tomo V: 34) escribió: "subrayando los gustos populares nos descuidamos de los intereses de esos mismos sectores mayoritarios y excluidos". (1) Si existen diferentes públicos, también hay especificidades para cada uno de esos conglomerados. No debe olvidarse cuando un espacio pierde sintonía es consecuencia de varios factores: trabajar incomodo, sin organización, sin plantearse objetivos y de manera improvisada.
Hacer radio es también como fabricar un pan, un dulce, un plato, que lleva ingredientes, tiempo y arte en su confección, de no cumplirse estos parámetros el producto se rechaza. Para todo existe una lista de mandamientos y la producción radiofónica tiene los suyos. Un hombre o mujer de la radio reconoce y admite sus errores, es flexible, con mente abierta para actuar ante cualquier situación y transformar la materia prima de textos y contenidos en obra creativa.
El arte de hacer radio es tan serio y al propio tiempo divertido que lo hacen un acto interesante. Son múltiples los momentos de disfrute personal capaces de revertirse en momentos de recuerdos que permiten la sintonía al día siguiente del oyente con la emisora y del productor con su trabajo porque sabe de antemano del disfrute de minutos preciosos fruto de la imaginación que el oyente agradece porque cree en la veracidad de lo que se dice, como se dice y quién se lo dice.
La radio efectiva es aquella que no se desprende de la iniciativa constante y de la aptitud de quien la hace. La suerte en la radio como en la vida la da el trabajo. Si la radio anda mal y no se elabora con calidad, la orientación social se distorsiona.
Precisión en la investigación periodística
Ser exactos al ofrecer datos que conforman la noticia, la información u otro género periodístico es distintivo del profesional que respeta el oficio y al público. Dar conocer las cifras correctas, los nombres, apellidos, lugar, hora y otros datos indispensables que retratan un acontecimiento es eficiencia y calidad.
El periodista que de por si ostenta un bagaje profesional amplio es un acucioso investigador, tiene además olfato para percatarse si la fuente miente o no, porque sabe descubrir los mensajes no verbales del testimoniante. En el Rol del Periodista (Araujo Cremilda 1989: 1) caracteriza la labor permanente del profesional de la prensa: "el ritmo de trabajo del periodista está regulado por el exiguo cielo de 24 horas, siempre asfixiado por la presión del tiempo. (2)
La noticia puede comenzar a gestarse antes del suceso y el profesional de la prensa que es un buscador nato tal meteorólogo que da seguimiento a un evento climático no debe perder tiempo en seguir las huellas.
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