Composición florística y crecimiento del bosque natural en dos parcelas permanentes (con y sin intervención) ubicadas en el lote boscoso El Dorado – Tumeremo (página 2)
Enviado por Williams J. Le�n H.
III. Resultados y discusión
En conjunto, en las dos parcelas levantadas (1,0 ha) se encontraron 59 especies (árboles con d >10 cm sin palmas) representantes de 48 géneros y 31 familias. A pesar de su riqueza florística, estos bosques están dominados (según su abundancia) por un conjunto reducido de especies (anexo 1). El cuadro 1 muestra las especies más importantes del bosque, ordenadas de acuerdo con su abundancia; las cinco más importantes son: Caramacate, Guatacare, Quina (solamente en la parcela sin intervenir), Carutillo o Punteral y Caraño, las cuales están presentes con más que 25 individuos por hectárea.
Cuadro 1: Especies más importantes (según su abundancia) en las parcelas sin (S) y con (C) intervención levantadas en el Lote Boscoso El Dorado-Tumeremo.
Los valores de área basal obtenidos para cada especie y para la totalidad del bosque, a partir de los cuales se calculó el AB% aplicando la fórmula de Pressler, se presentan en los cuadros 2 (bosque natural no intervenido) y 3 (bosque natural intervenido).
En el cuadro 2, correspondiente a la parcela ubicada en el bosque natural no intervenido, se encontraron en la primera medición 506 individuos por ha, 46 especies por ha y un área basal de 29,228 m2/ha. En la medición del año 1996, se consiguieron 478 individuos/ha con un área basal de 31,516 m2/ha. Tales resultados indican que el bosque mantiene un ritmo anual de crecimiento creciente de 0,46 m2/ha, debido en parte a la muerte de algunos árboles y la consecuente liberación de espacio, que permite el desarrollo de los individuos vivos.
Asimismo, en el periodo 1991–1996, la mortalidad en la parcela fue de 2,6% (13 individuos con d > 10 cm). Con relación a grupos de especies se observa que el grupo I (comerciales), está representado por 26 árboles por hectárea (5,14% del total) correspondiente a 7 especies (15% del total) con un crecimiento en área basal de 0,070 m2/ha/año. Para el grupo II (potencialmente comerciales) se encontraron 142 individuos por hectárea (28% del total), 10 especies (21,73%) con un incremento en área basal de 0,210 m2/ha/año; considerando el grupo III (con valor ecológico), se tiene 338 árboles por hectárea (66,8%), 29 especies (63%) y un incremento en área basal de 0,18 m2/ha/año. Se deduce que la sustentabilidad de la cosecha depende relativamente de pocas especies, lo que podrá mejorarse con la incorporación al mercado de las especies del grupo II y, eventualmente a largo plazo, de las del grupo III.
Cuadro 2: Área basal y su incremento (AB%) en la parcela de bosque natural sin intervención (periodo 1991-1996).
Nota: Grupo I: Comerciales; Grupo II: Potencialmente comerciales; Grupo III: Con valor ecológico En el cuadro 3, correspondiente a la parcela ubicada en el bosque intervenido, se puede observar que en la medición realizada en el año 1991 se consiguieron 374 árboles/ha correspondientes a 38 especies, con un área basal de 24,864 m2/ha.
En el año 1996 se encontraron 352/ha individuos representados en 37 especies, con un área basal de 29,846 m2/ha. El crecimiento medido fue de 0,996 m2/ha/año, más que dos veces superior al encontrado en el bosque natural no intervenido. Muy probablemente esto es una consecuencia del aprovechamiento realizado, como lo evidencian estudios similares y que demuestran que la intervención activa una respuesta positiva del crecimiento del bosque, siempre y cuando la intensidad de la misma se mantenga por debajo del límite de lo irreversible (d´Oliveira et. al. 2001, Plonczak, 1997; Luna, 1996). Las cinco especies comerciales encontradas están representadas por 46 individuos (12,30%), y muestran un incremento en área basal de 0,079 m2/ha/año, el cual es un poco superior a aquel de la parcela en el bosque sin intervención. El grupo de las 10 especies (27%) potencialmente comerciales está representado por 162 individuos (43,31%), y acusan un incremento en área basal de 0,449 m2/ha/año. El grupo de especies con valor ecológico aportan 166 árboles (44%) 24 especies (65%) con un incremento en área basal de 0,468 m2/ha/año. Se aprecia que, aunque el número de individuos de las especies comerciales es mayor que en la parcela del bosque sin intervención, el número de especies es menor. Pouteria caimito (Capure), Aspidosperma macgravianum (Canjilón), Piranhea longepedunculata (Caramacate) y Tetragastris panamensis (Caraño), presentes antes y después de la intervención, abarcan en su conjunto 45 % de los individuos y aportan 65 % del área basal total.
En el período 1991–1996 el bosque en su conjunto tiene un crecimiento en área basal de 0,996 m2/ha/año, lo cual permite hacer inferencias positivas en cuanto a una cosecha sostenible. Durante el mismo periodo la mortalidad fue de 6,2 % (22 árboles), algo superior a la de la parcela en el bosque sin intervención.
Cuadro 3. Área basal y su incremento (AB%) en la parcela de bosque natural con intervención (período 1991 –1996).
IV. Conclusiones
Si bien los resultados obtenidos se refieren a parcelas sin replicación, lo que dificulta su extrapolación a causa de las restricciones estadísticas, de manera tendencial se observa lo siguiente: 1) Después del aprovechamiento comercial, el bosque mantiene un elevado número de especies, lo que asegura la variabilidad de su composición florística; esto constituye una de las bases fundamentales de su estabilidad ecológica y permanencia en el largo plazo, imprescindibles para el logro de una producción sostenida.
2) El crecimiento en área basal del bosque natural intervenido es 0,996 m2/ha/año, más que dos veces superior al del bosque natural no intervenido (0,460 m2/ha/año); el mismo es atribuible a la respuesta del bosque ante el aprovechamiento realizado y concuerda con los resultados obtenidos en otras investigaciones similares.
3) La mortalidad durante todo el periodo de seguimiento es relativamente baja, tanto en la parcela del bosque no intervenido (5,2%) como en el intervenido (5,8%), lo que aparentemente indica una tendencia hacia la estabilización del número de individuos vivos, ya al cabo de los cinco años después de la intervención.
V. Referencias bibliográficas
Luna, A.1996. Cómo lograr el rendimiento sostenido en el manejo de los bosques tropicales. El caso Venezuela. Instituto Forestal Latinoamericano. Mérida-Venezuela. 42 p.
Luna, A. 1994. Estudio sobre el crecimiento y la edad de 20 especies forestales de los bosques naturales venezolanos. Instituto Forestal Latinoamericano. Mérida. Venezuela. 127 p.
Madera Bosco C.A. 1995. Plan de ordenación y manejo forestal para el Lote Boscoso El Dorado Tumeremo. Caracas. Madera Bosco C.A. 480 p.
Noguera, O.; Plonczak, M. 1998. Evaluación de los diámetros mínimos de cortabilidad en el Lote Boscoso El Dorado Tumeremo. Estado Bolívar. Rev. For. Lat. (24/98): 33–44. Instituto Forestal Latinoamericano. Mérida, Venezuela.
d´ Oliveira, M.; Swaine, M.; Burslem, D. 2001. Effects of a small scale non mechanised forest management and a high impact and mechanised forest management on the forest dynamics and growth of the residual trees. In: Libro del IV Simposio de la IUFRO. Sabogal et. al. (Eds). Belèm, Brasil (en prensa).
Plonczak, M. 1997. El uso de los bosques naturales en Venezuela. Revista Quebracho (5): 63–69. Universidad Santiago del Estero. Argentina.
Plonczak, M. 1993. Estructura y dinámica de desarrollo de bosques naturales manejados bajo la modalidad de concesiones en los llanos occidentales de Venezuela.
Instituto Forestal Latinoamericano (1ª. Ed.). Mérida-Venezuela.139p + anexos.
Vincent, L. 1993. Métodos cuantitativos de planificación silvicultural. Tomo I. Consejo de Publicaciones ULA. Mérida, Venezuela. 217 p + anexos.
Oscar Noguera * y Miguel Plonczak ***Profesor del Departamento de Manejo de Bosques. Escuela de Ingeniería Forestal. Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales. Universidad de Los Andes. **Profesor del Centro de Estudios Forestales y Ambientales de Postgrado y Coordinador del Grupo de Investigación "Genética y Silvicultura". Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales. Universidad de Los Andes.
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