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La versión oficial (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

El engaño que quienes nos dirigen nos instilan

Sin la mención de la palabra "madre" (en este caso acompañada por "Rusia"), la batalla de Kursk nunca se hubiera ganado, ya que los soviéticos todos odiaban al "Tío Pepe". Pero, la madre todos la defendemos, aunque así haciéndolo lo que a menudo logramos es agraviarla. No usaremos ejemplos en esta oportunidad para evitar ofensas a líderes conocidos. (Véase El Hábito no Hace al Monje y El Nacimiento del Jihadista).

Cuando encontramos pretextos para justificar nuestras acciones: "Todos somos deshonestos, nadie respeta las leyes, nadie es perfecto…" Esgrimimos el arma poderosa de la argucia para justificar nuestros atropellos y fechorías.

Pero, cuando obramos en el "nombre de Dios" nuestros comportamientos pueden ser despiadados. En una ocasión escuché a un cura que lamentara en voz alta: "Las hermanas mercedarias lo que no conocen es la merced". (Véase mi artículo Yo Tengo mi Dios: Así Habló Nana). Siglos atrás, el monje Giordano Bruno pereció, por el mero hecho de pensar, en la pira del auto da fe.

Lo que aquí hoy nos interesa como lección es la versión oficial aplicada en el board room para desposeer a los inversionistas en una empresa.

La reunión de accionistas: farsa en un acto

El elenco

  • Proto. Presidente de la firma. Posición que su padre le legara al morir.
  • Prota. Vicepresidenta y hermana de Proto.
  • Celso. Esposo de Prota. Tesorero.
  • Cirro. Hermano de Proto y vicepresidente para proyectos especiales.
  • Los Primos. Un puñado de hombres y mujeres, cuya presencia la justifica haber heredado acciones en la misma empresa familiar de la que todos viven, más o menos bien.
  • El exegeta. Figura fantasmagórica vestida con hábito negro recordatorio de la imagen de la muerte y cuyas facciones no pueden verse por estar cubiertas por un capuz cuyos bordes las disimulan. Este personaje cuando habla no puede ser oído por los actores y cuando se mueve permanece invisible.

Acto I

Escena I

La reunión tiene lugar en el salón de conferencias de la empresa. Se convocó para las nueve de la mañana y son casi las nueve y media antes de que los invitados empiecen a llegar. (Véase mi artículo: La Persona Tardía).

Proto se acerca a la cabecera de la mesa, diciéndole a una prima que alcanzó a verla, en el juego de pelota, la noche anterior.

Ambos sonríen — se rompe el silencio.

Todos los directivos asumen su sitio junto a la mesa larga, mientras que la mayoría selecciona sillas contra la pared alrededor de ésta.

Celso aquí la puntualidad es m…, perdonen la expresión…

Exegeta el primero que comenta en la tardanza de los demás es quien menos llega a tiempo a toda cita.

Proto estamos en sesión. Prota toma notas, porque la secretaria (su esposa) está de viaje llevando las niñas a Disney.

Cirro OK, estamos reunidos porque la empresa está en medio de un período de dificultades financieras y tenemos que decidir cómo esto se resuelve.

Exegeta se resolvería si todos dejaran de sacar lo más que pueden de la compañía y aportaran más. Pero, desde que los viejos murieran la firma comenzó su agonía, ya que los directores de hoy no saben ni como sonar sus narices.

Celso yo no lo entiendo. ¿No gastamos un dineral hace unos meses para que una firma extranjera nos diera una evaluación del negocio? ¿Qué pasó con eso?

Exegeta la firma era de un país distinto al que vivimos y las condiciones laborales ni se aproximan. El reporte se archivó en un rincón remoto por carecer de valor.

Cirro lo hemos estudiado varias veces.

Exegeta ni una.

Cirro y hemos concluido que hay que tomar decisiones.

Exegeta ¿a qué se refiere éste con "tomar decisiones"? Un señor que ni conoce ni entiende el significado de tal palabra… ¡tomar decisiones! — ¡ven acá!

Entra la vieja con el café, los jugos y el agua.

La vieja don Proto, tiene una llamada urgente allá fuera.

Exegeta será de la nueva noviecita que se levantó.

Proto Prota hazte cargo. Permiso.

(Sale Proto)

Prota voy a ser honesta

Exegeta traduzcan voy a mentir sin resquemores.

Prota aparte de unos pocos de quienes aquí nos reunimos, su servidora incluida, la mayoría de ustedes usan sus dividendos anuales para dilapidarlos y no hacen nada por, ni invierten en, la compañía.

Exegeta no es verdad. Tú y tu marido han sustraído, vía maniobras ingeniosas y deshonestas, mucho del capital que hoy falta y se necesita.

Murmullos hostiles se escuchan provenientes de donde se sientan los primos. Alguien dice "yo tengo una yipeta usada y tú un BM".

Una prima (con voz furiosa) yo quisiera que alguien me explicara la compra de un condominio en Colorado, hecha en secreto a nombre de la firma y de que solo los directivos se enteraron y lo pueden usar. Ese es dinero de todos los accionistas.

Celso no hablemos de eso ahora. Eso no viene al caso. Tenemos problemas con la competencia. Nos están quitando nuestra porción del mercado.

Exegeta lo han hecho, no porque el producto de ustedes sea malo, sino porque tu hijo, director de publicidad y mercadeo no entiende sus funciones. Hay que reemplazarlo. Pero, ¿quién reemplaza un hijo de Prota?

Entra Proto ¿dónde estábamos?

Cirro estábamos discutiendo que hay que tomar sorbos amargos y que hay que reducir sustancialmente los dividendos de todos este año, como nos fuera forzoso hacerlo el año pasado.

Exegeta eso quiere decir que los dirigentes se votarán beneficios y bonificaciones secretas mientras que los demás se embroman.

Proto pues nada, así que quedamos de acuerdo. Que conste que el voto fue unánime y feliz año a todos. Hay una canasta navideña esperando, en el carro de cada uno de ustedes. Que Dios me los bendiga.

Exegeta así se estrangulan los negocios de familia. Como en la selva. Usando la malicia y la distorsión de la verdad.

Cae la cortina.

No hay aplauso porque todos en la audiencia son mancos ya que no se les ocurre brindar una mano para asistir al otro.

Moraleja

El ser humano acepta sin preámbulos las fantasías que otros le imponen en la forma de una valoración asignada. Sea por el engaño directo o por la anuencia colectiva.

No es extraordinario que así suceda porque desde niños tenemos la tendencia a admitir que las opiniones ajenas sean las nuestras y que el que dirán los demás nos sirva de orientación personal y moral.

Si persistimos en esa posición viciada terminaremos perdiendo aquello — lo único que nos hace diferentes: nuestra individualidad, sacrificada en aras de la opinión pública o del Ritmo Social.

Así hablaría el exegeta.

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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