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Vivencias históricas de la iglesia de dios de la profecía en Guatemala

Enviado por joel ching Meletz


Partes: 1, 2, 3

    1. Resumen histórico
    2. Primeros supervisores nacionales
    3. Supervisores recientes
    4. Primeras Iglesias
    5. Pastores
    6. Educación
    7. Primer Tabernáculo Nacional
    8. Nuevas propiedades
    9. Desafíos
    10. Conclusiones y recomendaciones
    11. Bibliografía
    12. Anexos

    edu.red

    "Joven fui y he envejecido, no he visto Justo desamparado, ni su simiente mendigar pan" Sal. 37:25:

    Introducción

    En el documento Lucano se dice lo siguiente:

    "Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido". Sn. Lucas 1:1-4 (V.NJ)

    Un pueblo que no tiene historia es un pueblo que nunca existió. La historia nace juntamente con ese pueblo. La historia nunca cambia sino es parte de cada pueblo que ha existido. El presente documento es una descripción histórica de los acontecimientos de la Iglesia de Dios de la Profecía en sus 58 años en el país. Puesto que no hay suficiente material escrito en la historia de la Iglesia en Guatemala, es una gran limitante, vale hacer la aclaración que no fue posible como se anhelaba, adquirir información adecuada y deseada. Uno de los supervisores nacionales actuando irresponsablemente, descuido algunos archivos, y los pocos que se disponían ordeno su destrucción basándose en el argumento que los archivos cada 10 años pierden su valor. Se lamenta profundamente esa actitud, sin embargo, aun se logró alguna información verbal de algunos ancianos que voluntariamente colaboraron al darnos alguna información.

    El autor del presente documento es testigo ocular de los acontecimientos descritos desde el año 1968 hasta el presente año 2008. Conoció a varios personajes que se describen en la historia de la Iglesia. Participo con muchos de ellos, entre los que se citan a: a Fulgencio y Héctor Lemus, María viuda de González, Narciso Díaz, Ricardo Ortiz Franco, Juan Martínez (Josmar), Gustavo Rosales y Corina de Rosales; Manuel Quiñónez Girón, Vicente Chanchavac, miembros de la Iglesia Central, la mayoría de ellos pioneros de la iglesia en la ciudad capital.

    También, pasó por las aulas de la iglesia desde la escuela dominical para niños en la iglesia central de la calzada Roosevelt, su primer cargo fue impulsor del AMIP en el tiempo del Obispo Morales Romero. Participo en la directiva de la juventud en aquel templo de la 4 calle zona 3, para los días del terremoto del año 1976, anteriormente en este templo por muchos años estuvo la iglesia central en el tiempo de la familia Ruano.

    También participo en la clase de jóvenes, el instituto de entrenamiento bíblico (IEB), el llamamiento para servir como ministro de música, reportero nacional, evangelista en la breve supervisión del Obispo Hernández, secretario voluntario, para la oficina nacional junto con hermana Rebeca Cabrera en los primeros años del Obispo Marrero Rondón, y finalmente como pastor por mas de 28 años.

    Habrá algunos eventos que no se podrán narrar por voluntad ajena del autor, se menciono al principio, nos causo una gran sorpresa que cuando se solicito el archivo nacional el supervisor de turno nos dijo que era poca la documentación existente. Como se manifestó anteriormente, se lamenta esa irresponsabilidad, y da mucha tristeza al pensar que esas herramientas no cuentan para nuestra historia. Gracias a Dios se ha rescatado parte de nuestra historia en la boca de algunos ancianos que aun están con nosotros.

    La presente obra es una iniciativa para que juntos podamos hacer un archivo escrito para los años venideros. Con lo anterior dicho, queda abierta la posibilidad para que otros autores sigan enriqueciendo esta obra, que solamente es una apertura, una indicativa, un trabajo inédito. Se exhorta a los líderes a que revivan esos acontecimientos y los registren por escrito. De lo contrario seriamos como se dijo al inicio: "Un pueblo sin historia es una nación que no tiene nada que contar a las generaciones venideras".

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