El analista de inteligencia y el pensamiento complejo (página 2)
Enviado por Eugenio Martín Ganduglia
Si nos atenemos al texto fuente, para el analista, el conocimiento científico debe utilizarse para disipar la aparente complejidad de los fenómenos, a fin de revelar el orden al que obedecen. La apertura de pensamiento es constante, cambiante y dinámica.
Claro que es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse a una ley, aquello que no puede reducirse a una idea simple.
En este marco, el sesgo del analista atraviesa y "contamina" todo el proceso de análisis y producción del conocimiento. El analista debe tener una clara noción del equilibrio para poder abordar esta temática sin recibir influencias negativas o condicionantes de su producción. En algún sentido, el condicionante parte del propio analista.
Cuando nos referimos a la complejidad, el analista es el artesano de la creatividad del pensamiento. El analista debe negociar, congeniar, integrar y ser capaz de dar, en el contexto necesario, la respuesta en tiempo y forma sin condicionamientos de ningún tipo. La clave es ejercitarse en un pensamiento capaz de tratar, de dialogar, de negociar, con lo real.
Para el analista, el pensamiento es pensamiento complejo. Y este pensamiento complejo esta animado por la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, y la aceptación de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento.
El Profesional analista tiene (o debería tener) claro el manejo de que la complejidad es un tejido de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociado. Para el profesional, presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple; efectivamente, es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. Esto debe ser equilibrado en el marco del contexto donde se requiere la producción del conocimiento que es de su incumbencia. Es en esta interacción con el decisor, que el analista ve aplicado el pensamiento complejo para integrar lo más posible los modos simplificadores de pensar. Nada más aplicable a la labor del Analista, que la frase de Adorno "la totalidad es la no-verdad". Implica el reconocimiento de un principio de incompletud y de incertidumbre. A esto nos referimos cuando afirmamos que el analista debe ser cauto en cuanto a sus aseveraciones. Siempre debe expresar la producción en modo Potencial.
Si bien para el analista existe la necesidad, para el conocimiento, de poner orden en los fenómenos rechazando el desorden y de descartar lo incierto (es decir, de seleccionar los elementos de orden y de certidumbre, de quitar ambigüedad, clarificar, distinguir, jerarquizar; tales operaciones, necesarias para la inteligibilidad), corren el riesgo de producir ceguera si eliminan los otros caracteres de lo complejo; `porque también es cierto que el Analista debe ser capaz de dar sentido a aquellos datos que, a priori, parecerían insignificantes o inconexos entre sí, pero que podrían tener sentido crucial al ser tenidos en cuenta en el resultado final de su producción. Por ello es que la dificultad del pensamiento complejo radica en que debe afrontar el entramado, la solidaridad de los fenómenos entre si, la bruma, la incertidumbre, la contradicción y que, para el analista, sería sustituir al paradigma de disyunción / reducción / uni dimensionalización por un paradigma de distinción/conjunción que permita distinguir sin desarticular, asociar sin identificar o reducir, en síntesis:
EL ANALISTA DEBERÍA SER CAPAZ DE RESUMIR EN SU PROCESO DE PENSAMIENTO, EL TODO COMO ALGO MÁS QUE LA SUMA DE LAS PARTES.
Para el analista, la complejidad es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un numero muy grande de unidades; que siempre esta relacionada con el azar, pero que no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones que desafían posibilidades de cálculo; comprende también incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En sí, el analista es el eje concentrador de todos los procesos de pensamiento, análisis, prioridades, sentido de ética y lealtad. Todo ello en un marco de institucionalidad y de mecanismos burocráticos que el profesional debe congeniar con su producción. Pero la complejidad coincide con un aspecto de incertidumbre, ya sea en los límites de nuestro entendimiento, ya sea inscripta en los fenómenos a analizar. La complejidad está ligada a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla intima, a diferencia del orden/desorden estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de las grandes poblaciones, y el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina a nivel de las unidades elementales.
En el contexto de que nuestras sociedades conocen, sin cesar, crisis políticas, económicas y sociales entendemos que, para el Analista toda crisis es un incremento de las incertidumbres. En el marco de crisis, la predictibilidad disminuye. Los desordenes se vuelven amenazadores. Los antagonismos inhiben a las complementariedades, los conflictos virtuales se actualizan. En este contexto, para el Analista, aumenta la entropía. Las regulaciones fallan o se desarticulan. Los pronósticos tambalean. Es necesario abandonar los programas y las decisiones que solucionaban las viejas crisis y elaborar soluciones novedosas, Hay que inventar estrategias para salir de la crisis. Es necesario que el pensamiento complejo (unión entre simplicidad y complejidad), articule lo que esta disociado. Pero no es una unión superficial, ya que esa relación es, al mismo tiempo, antagónica y complementaria. Pero para que el analista pueda aportar a este proceso, implica que primero debe ganarse la confianza del decisor y su entorno, ya que todos los cambios en la historia son resistidos por grupos de poder dominantes y el Analista no está exento de este manejo de poder.
Para el Analista, el pensamiento complejo le permite, a partir de un escenario inicial, imaginar un cierto número de escenarios para la acción, escenarios que podrán ser modificados según las informaciones que nos lleguen en el curso de la acción y según los elementos aleatorios que sobrevendrán y perturbaran la acción. Pero el Analista debe tener en claro que su mejor escenario apuesta, puede no ser el mejor escenario para el decisor y no ser tenido en cuenta por este último. En este contexto, la templanza y la resistencia a la adversidad (ambos conceptos trabajados en Metacompetencias), le permitirán al analista capitalizar el revés y sumar la experiencia para el enriquecimiento de su labor.
El analista utiliza el pensamiento complejo y lucha contra el azar. Mas aun, el pensamiento complejo no se limita a luchar contra el azar, trata también de utilizarlo. El pensamiento complejo saca ventaja del azar y, cuando se trata de estrategia con respecto a una voluntad opuesta, la buena estrategia utiliza los errores del adversario. La construcción del juego se hace mediante la des construcción del juego del adversario y, finalmente, la mejor estrategia gana. Una estrategia, se determina teniendo en cuenta una situación aleatoria, elementos adversos e, inclusive adversarios, y esta destinada a modificarse en función de las informaciones provistas durante el proceso, puede así tener una gran plasticidad. También la suerte puede ser aprovechada, pero al decisor le sería también útil beneficiarse de un pensamiento de la complejidad. Pero el pensamiento de la complejidad es un desafío tanto para el Analista como para el decisor que debe aceptarlo y adoptarlo.
El analista de inteligencia tiene poco o nada de competencia respecto de un programa. Para el analista, la noción de estrategia se opone a la de programa. Un programa es una secuencia de acciones predeterminadas que debe funcionar en circunstancias que permitan el logro de los objetivos. El analista de Inteligencia Estratégica, elabora uno o varios escenarios. Desde el comienzo se prepara por si sucede algo nuevo o inesperado, a integrarlo para modificarlo o enriquecer su acción, para cambiarlo o transformarlo desarrollando variables seleccionadas por interacción del pensamiento complejo. Por lo anteriormente enunciado, el Analista es
EL ARTESANO
Autor:
Ganduglia Eugenio Martín
Especialista en Análisis de Inteligencia Estratégica
Trabajo Práctico
Fecha: 14 de mayo de 2008
Curso de Analista en Inteligencia Estratégica
Profesor: Coronel Speroni
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