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Varona: cultura económica y educación


Partes: 1, 2

    1. Consideraciones finales
    2. Bibliografía

    Justificación

    Varona, nacido el 13 de abril de 1849 en Puerto Príncipe, falleció en La Habana el 19 de Noviembre de 1933; así, alcanzó ver el desarrollo de la sociedad cubana en los siglos XIX y XX, su amplia formación autodidacta le permitió apoyado en el positivismo, que constituía su base filosófica, abordó la realidad social desde el periodismo, la filosofía, la poesía, la literatura, la política, la economía y la pedagogía.

    Pensar en la importancia de sus ideas económicas para el desarrollo de la cultura económica en estrecho vínculo con la pedagogía es el propósito del presente trabajo.

    Hoy que la sociedad cubana demanda el desarrollo de la cultura económica en el pueblo ¿Existe una cabal comprensión del papel que ha desempeñado en nuestra historia, las ideas económicas de Varona? ¿Es suficiente el espacio en los programas de estudio y en los medios de difusión masivos para el fortalecimiento de los valores asociados a la cultura económica desde el pensamiento de Varona? ¿Cómo contribuir en el siglo XXI al fortalecimiento de la conciencia nacional a través de su pensamiento económico, como lo hizo él a principios del siglo XX?

    No pretendo formular recetas ni diseñar estrategia, solo presentar algunos apuntes para incitar el debate acerca de la importancia de apropiarse de las ideas que heredamos de Varona desde su pensamiento económico.

    En Varona aparece la crítica a la realidad económica cubana del siglo XIX y principios del XX desde posiciones burguesas nacionalistas, que evolucionaron hacia posiciones más radicales y maduraron conformando un proyecto de solución que aunque no rebasó los marcos de la sociedad capitalista, tuvo una gran significación para el desarrollo de la conciencia nacional y sirvió de referente a aquellos jóvenes que como Mella, si encontraron solución más allá de los estrechos marcos del capitalismo.

    Desde la política expresa sus principales ideas económicas que articulan con la ética y encuentran en la educación y la cultura el medio para lograr el desarrollo y transformación del ser humano y la sociedad

    Ya desde el período de la Tregua Fecunda se revela su interés por los asuntos económicos, al dejar su punto de vista en materiales periodísticos como la Revista Cubana que él mismo dirigía acerca de los Tomos I y II de la obra de Francisco Javier Balmaceda: "Tesoro del agricultor cubano", la cual constituía un compendio de agricultura que aspiraba a contribuir al desarrollo de una economía diversificada, frente al avance de la monoproducción azucarera, Idea con la cual se solidariza Varona en su preocupación por el carácter monoproductor que iba tomando la economía cubana, aunque se pronuncia a favor del pequeño productor como base de una agricultura diversificada.

    A fines de 1887, publica en La Semana tres artículos con el mismo nombre: "El azúcar y los optimistas": el primero, el 28 de noviembre; el segundo el 3 de diciembre y el tercero, el 12 de diciembre. En sentido general:

    • Mantiene un criterio opuesto a la mayoría de los ideólogos que planteaban un optimismo ante el auge de la industria azucarera, al plantear que en medio de la prosperidad aparece la crisis y alerta que Cuba no estaba preparada para ello, apreciándose en él una noción del concepto: crisis de superproducción, sin llegar a definirla.

    • Alerta sobre los peligros de competencia que se presentan ante el fortalecimiento de la producción de azúcar de remolacha.

    • Proclama la importancia de imponer la organización científica de la industria y su separación de la agricultura, así como la preparación de peritos y agrónomos.

    • Combate la ilusión del aumento acelerado de los centrales, al considerar que el país no tenía capitales para tales propósitos, y el estado de atraso industrial en que se encontraba la Isla no atraía a los inversionistas.

    • Plantea que gran parte del capital se iba fuera del país para el pago de la deuda o como remesas a la metrópoli, señala además que al solo producir azúcar y tabaco, Cuba tenía que comprar fuera, sin plena libertad mercantil porque España asfixiaba a la Isla con el arancel, lo que encarecía la vida y los productos.

    Resulta muy interesante el hecho de que Varona sin ser economista de formación pudiera adelantarse a fenómenos como la crisis de superproducción y tener en cuenta el papel de la ciencia en el desarrollo social, destacando la importancia de la educación que ya era un punto decisivo en su ideario económico, pues para él no se trata solo de introducir nuevas técnicas y reforzar el cultivo, sino de educar y capacitar a los individuos para su uso en función del desarrollo económico, punto de contacto con José Martí, Ernesto Guevara y Fidel Castro.

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