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Chiapas: Cronología del Conflicto, 1º enero – 1º diciembre de 1994

Enviado por Ana Esther Ceceña

Partes: 1, 2, 3

    1. La guerra abierta
    2. y la consulta
    3. Organización de la resistencia política de la sociedad civil
    4. La insurgencia civil
    5. Consideraciones Finales

    El conflicto social que se desata en México a partir del levantamiento zapatista del 1º de enero se ha convertido en el punto de referencia obligado para cualquier estudioso o participante en la historia nacional contemporánea. El año de 1994, como ningún otro, contiene una variedad y secuencia de acontecimientos trascendentes que es necesario mantener ubicados cronológicamente. Esta síntesis pretende convertirse en un elemento de apoyo en torno a los hechos que consideramos de mayor relevancia para la comprensión y seguimiento del movimiento social que genera o que confluye con el EZLN y que comprende, entre otros, los magnicidios de dos destacados miembros del partido de estado. El recuento se organiza en cuatro periodos de tonalidad política distinta que, en conjunto, marcan la dinámica de la construcción de la historia cotidiana de este movimiento que, por su envergadura y carácter, ha cimbrado todos los aspectos de la vida nacional y se ha convertido ya en un hito dentro de la historia de los movimientos sociales en el mundo.

    I. La guerra abierta

    El primer periodo, el de guerra abierta, dura apenas doce días pero doce días decisivos. Acaso desde 1968 el país no vivía un estado de incertidumbre, expectación y movilización de tal envergadura. Durante este periodo el tema de todos los días, de todas las horas, en todos los espacios, fue sólo uno: lo de Chiapas.

    En el transcurso de estos doce días las estructuras políticas del país se cimbran en lo más hondo. Se derrumba la imagen de México que se tenía en el extranjero, cuidadosamente promovida por Carlos Salinas de Gortari y el grupo gobernante, en el que ocupa un lugar indudablemente destacado el ciudadano francés Joseph Marie Córdoba. Cae el mito del último milagro mexicano y de la economía que crecía incorporando y beneficiando simultáneamente al gran capital y a las mayorías trabajadoras. Se destruye la creencia en las bondades innatas del TLC, contra el cual se levantan expresamente los indígenas chiapanecos. La figura de Salinas, a quien los rebeldes llaman usurpador, se transforma y abre la cuña que permite ir perfilando la justa valoración de su sexenio.

    Destacan en este periodo al menos siete hechos decisivos:

    • El primero es desde luego la toma militar de los municipios de San Cristóbal, Ocosingo, Chanal, Margaritas, Oxchuc, Huistán y Altamirano (plazas que constituyen el 25% del territorio chiapaneco), hecho sin precedentes en la historia moderna de nuestro país.
    • La tardanza y ambigüedad con la que Salinas de Gortari emite su primer mensaje a la nación, el 3 de enero: "las acciones violentas retrasan la verdadera solución de las necesidades sociales y oscurecen el encuentro de la divergencia"; en contraste con los rápidos calificativos empleados por funcionarios públicos al referirse a los alzados: traidores a la patria, defensores de intereses extranjeros, transgresores de la ley, lo cual muestra el desconcierto reinante en los círculos oficiales.
    • La casi total ausencia del candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio. Sólo hasta el 6 de enero sale a escena, en forma por demás desafortunada, al proponer la suscripción de una declaración conjunta a los otros 8 candidatos, rebasados también por la situación; salvo el caso de Rafael Aguilar Talamantes tal vez, que de candidato paraestatal se propone como candidato del EZLN.
    • Destaca desde los primeros momentos el papel mediador desempeñado por la Iglesia, particularmente por la diócesis de San Cristóbal, encabezada por su obispo Samuel Ruíz.
    • Obviamente la participación decisiva de la así denominada sociedad civil que rebasó con creces a partidos y organizaciones políticas. En este brevísimo espacio de tiempo la sociedad civil pasa de una pasividad casi mineral, del conformismo, la desesperanza y el miedo a una movilización sin precedentes y al apoyo franco de las demandas del EZLN. Aunque muestra una cierta incomodidad frente a la lucha armada, es necesario remarcar que de ella surgieron los primeros vivas al EZLN y a Marcos, que rápidamente dejaron atrás los inocuos Viva Chiapas, promovidos por los partidos.
    • La presencia también protagónica de las organizaciones no gubernamentales (ONGs) que hasta entonces no habían conseguido una representación sustancial en la sociedad mexicana. Lo mismo ocurre, evidentemente con su carácter y dinámica específicos, con la prensa, que se incorpora de tal manera a la cobertura periodística que se convierte en un actor más del conflicto, particularmente en el proceso de pacificación.
    • Para un pueblo ajeno por completo a la guerra debe destacarse la confusión reinante en torno a los partes militares, que más que informar desinfoman, sumándose a la avalancha incontenible de consejas y rumores desatados por el propio gobierno con el objetivo de desprestigiar el movimiento zapatista. Entre éstos destacan las acusaciones de ser un movimiento manipulado por extranjero y la de pertenecer a Sendero Luminoso. Asimismo, en el caso de los partes militares, la Sedena consigna hasta el último día ataques al cuartel de Rancho Nuevo mientras que el EZLN sólo reconoce el fallido ataque del 2 de enero.
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