- Vida y obra del autor.
- El marco histórico de la obra.
- El título: "El coronel no tiene quien le escriba".
- El argumento de la obra.
- Resumen de la obra por capítulos.
- El significado de los símbolos.
- Los símbolos en "El coronel no tiene quien le escriba."
Introducción.
El coronel no tiene quien le escriba es una obra existencial, una obra de emociones, de incertidumbre y contradicciones que refleja la situación penosa de Colombia. Para mostrar todo esto, he intentado en esta monografía analizar los símbolos más importantes de la obra que nos van a ayudar a comprender mejor la historia. Entonces, ¿Qué son los símbolos en una obra?
Lo que todos saben, es que los símbolos son simplemente algo que representa otra cosa. Pero realmente no se toma en cuenta de que una obra simbólica como "El coronel no tiene quien le escriba" está lograda por símbolos. Al leer por primera vez esta obra, no se dará cuenta de los numerosos símbolos que surgen gradualmente y que gracias a ellos la obra ha logrado un cierto éxito. Esto es lo que vamos a ver con más detalles en esta monografía que contiene dos partes: la primera que es teórica y consta de informaciones generales sobre el autor y la obra, mientras que la segunda parte es práctica y la dedico a analizar, como hemos dicho anteriormente, los seis símbolos más importantes de la obra que son: el gallo, el tiempo, la carta, el hijo Agustín, la censura y los símbolos religiosos.
Todo esto lo vamos a ver más adelante detalladamente y, al final voy a terminar con una conclusión que resume la monografía y todos los mensajes escondidos que aporta la obra.
Primera parte.
Vida y obra del autor.
Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Colombia) el seis de marzo de 1928, aunque su padre ha insistido en que su hijo nació en 1927. Cursó sus estudios secundarios en San José a partir de 1940 y, terminó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquira, el 12 de diciembre de 1946. Inició sus estudios universitarios en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Bogotá en 1947. Gabriel García Márquez pronto abandonó la carrera de abogado, pero el año que estudió en la universidad le dio la oportunidad de conocer a gente como su condiscípulo Camilo Torres y, su gran amigo Plinio Apulego Mendoza, el que, años más tarde, publicaría el utilísimo libro de conversaciones con García Márquez, "El olor de la guayaba". En esta época también García Márquez publicó su primer cuento, La tercera resignación en el periódico bogotano El Espectador.
Entre 1947 y 1952 García Márquez publicó unos diez cuentos en El Espectador y otros en Crónica y El Heraldo. No solo fueron estos años importantes para el desarrollo literario del novelista, sino también fueron momentos críticos en la historia colombiana. Entre, más o menos, 1946 y 1966 Colombia conoció una ola de conflictos sociales y políticos llamada «la violencia», la consecuencia de este enfrentamiento fue la muerte de 200,000 hasta 300,000 personas. La causa principal de este conflicto fue la rivalidad de los dos partidos políticos colombianos: los liberales y los conservadores. El resultado fue el éxito del líder de los liberales y candidato a la presidencia de la República, Jorge Eliécer Gaitán. Pero el 9 de abril de 1948 Gaitán fue fusilado en Bogotá. La reacción popular fue una sublevación muy violenta, llamada «el bogotazo», que causó grandes pérdidas materiales y humanas. En esta época, García Márquez:
«Estaba en su segundo año de estudios en la Universidad de Bogotá. La pensión en que vivía en la calle Florián se incendio y la Universidad Nacional fue clausurada, así que se fue a Cartagena (en la costa caribeña, una zona más segura) donde se matriculó en la Universidad para seguir sus estudios de Derecho entre 1948 y 1949».[1]
En este período García Márquez empez? también su primera colaboración periodística en el diario El Universel. Después y precisamente en 1950 se trasladó a la ciudad cercana de Barranquilla, donde trabajó como columnista en el periódico El Heraldo. Pocos años después, en 1954, su amigo Álvaro Mutis le persuadió de que regresaría a Bogotá para trabajar en El Espectador.
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