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La diversidad de los animales

Enviado por YELIT GUZMAN


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    El Reino Animal es el que ha alcanzado mayor diversidad de vida, pues superan el millón las especies animales descritas hasta el presente, si bien los científicos estiman que puede haber varias decenas de millones de especies aún por descubrir. Este reino comprende al menos treinta grandes grupos o filos, de los cuales hemos seleccionado diez por su representatividad, importancia cuantitativa, cualitativa o evolutiva. La ordenación que hemos seguido es el esquema clásico, que parte de la organización más simple, considera la evolución del celoma y termina en los vertebrados. Por tanto, en estos diez filos se encuentran todos los niveles de organización, estando representados los parazoos, radiados, acelomados, pseudocelomados y celomados. Previamente a su estudio, habremos tratado el patrón arquitectónico de los animales, así como los caracteres empleados para sistematizar el reino animal. Venezuela posee 9 de la diversidad animal del planeta, Venezuela es el décimo país en el mundo en mayor diversidad de animales, plantas y ecosistemas.

    Al ser la unidad que más claramente refleja la identidad de los organismos, la especie es la moneda básica de la biología y el centro de buena parte de las investigaciones realizadas por ecologistas y conservacionistas. El número de especies se puede contar en cualquier lugar en que se tomen muestras, en particular si la atención se concentra en organismos superiores (como mamíferos o aves); también es posible estimar este número en una región o en un país (aunque el error aumenta con la extensión del territorio). Esta medida, llamada riqueza de especies, constituye una posible medida de la biodiversidad del lugar y una base de comparación entre zonas. Es la medida general más inmediata de la biodiversidad.

    La riqueza de especies varía geográficamente: las áreas más cálidas tienden a mantener más especies que las más frías, y las más húmedas son más ricas que las más secas; las zonas con menores variaciones estacionales suelen ser más ricas que aquellas con estaciones muy marcadas; por último, las zonas con topografía y clima variados mantienen más especies que las uniformes.

    Pese a la importancia que tiene la especie, no hay todavía una definición inequívoca de este término. Se han usado criterios distintos para clasificar las especies en grupos de organismos diferentes (así, las especies de bacterias y las de aves se definen de manera muy distinta) y, con frecuencia, diferentes taxónomos aplican criterios distintos a un mismo grupo de organismos y, por tanto, identifican un número de especies diferente. No obstante, no deben exagerarse estas diferencias; a muchos efectos, hay un acuerdo suficiente sobre el número de especies presente en grupos bien estudiados, como mamíferos, aves, reptiles o anfibios.

    El número o riqueza de especies, aunque es un concepto práctico y sencillo de evaluar, sigue constituyendo una medida incompleta de la diversidad y presenta limitaciones cuando se trata de comparar la diversidad entre lugares, áreas o países. Además aunque es importante la diversidad como criterio de evaluación de una comunidad, un ecosistema o un territorio, no deben perderse de vista otros criterios complementarios, como la rareza o la singularidad.

    La Biodiversidad es el resultado de un largo proceso evolutivo, es variedad de vida en toda su expresión, incluyendo el material genético y todos los ecosistemas de los que forma parte. Auténtico resultado de un largo proceso natural de gran antigüedad, cientos de millones de años de cambios y mutaciones. 

    En el continente americano se concentran siete de los 17 países que han sido señalados como megadiversos por el Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), es decir, que ostentan los mayores índices de diversidad biológica sobre el planeta. Cinco de estos países están en Suramérica: Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. 

    En las húmedas selvas tropicales de Suramérica no es difícil descubrir una nueva planta o animal desconocido. Dedíquese todo un día a hurgar entre los troncos podridos que yacen en el suelo, debajo de ellos y por dentro de su corteza; remueva cuidadosamente la hojarasca y busque bajo las piedras; continúe de noche, alumbrándose con una lámpara sobre una tela blanca y, de una u otra forma, recolectará decenas de pequeños insectos y criaturas de distintas clases: polillas, mariposas, arañas, opiliones, chinches, orugas, escarabajos luminosos… Si observa con atención, quizás pueda ver palitos secos que caminan y hojas que despliegan sus alas y alzan el vuelo ante sus ojos. En nuestras selvas tenemos cientos de insectos que devoran plantas, y también plantas que devoran insectos… Hay sapitos venenosos y ranitas que no pueden saltar… La variedad es enorme y, casi con seguridad, algunas de estas criaturas no han sido descritas todavía por la ciencia. No sabemos con exactitud cuántas especies de plantas y animales existen en éstas selvas, o qué clase de cosas, sustancias químicas o medicamentos pueden llegar a ofrecernos. Ellas contienen la más rica y variada asociación de vida animal y vegetal de todo el planeta.

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    Autor:

    MARIANGELA TORREALBA