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Conquista y colonización de Capitanejo (página 2)


Partes: 1, 2

Conquista (1537-1542)

1537. El piquete de 50 infantes y 20 jinetes al mando del capitán Hernán Pérez de Quesada, que venía de Chita con la misión rápida de saquear el templo de Servitá, encontró un rancherío de indios en la margen oriental del rio Chicamocha[1]en un valle estrecho entre las desembocaduras al rio Chicamocha de los ríos Nevado y Servitá. Hacían parte del grupo de soldados españoles el capitán Gerónimo de Aguayo y el sargento Juan Rodríguez Parra. Este rancherío y sus alrededores estaban gobernados por el cacique chitarero Chicamocha, subordinado al cacique muisca Soatá, quien a su vez obedecía al cacique muisca Tundama y éste al zaque muisca de Tunja.

Para cruzar el rio Chicamocha y continuar el camino hacia Tequia, los infantes del grupo usaron la cuerda o cabuya administrada por los indios, mientras los jinetes pasaron por unos de los sitios del valle donde el rio se extendía y ofrecía poca profundidad.

Hernán Pérez y sus hombres encontraron al cacique de Tequia y su cercado, pero no obtuvieron ninguna información del templo de Tequia. Ante la pobreza de los indios que habitaban esta región, concluyeron que aunque el templo existiera, no encontrarían en él, objetos muy valiosos y decidieron regresar a Santafé de Bogotá.

Para el regreso usaron el mismo camino de llegada desde Tequia hasta el rancherío Chicamocha, allí los indios guías y cargueros aconsejaron continuar por el camino de la margen occidental del rio. Esto les permitió conquistar los rancheríos de Soatá, Susacón y Cerinza y llegar a Duitama. Los indios de estos rancheríos atemorizados ante el paso del piquete de soldados españoles se escondían y no opusieron ninguna resistencia.

A su regreso a Santafé de Bogotá Hernán Pérez de Quesada recomendó a su hermano Gonzalo Jiménez de Quesada fundar una ciudad cerca al cacicazgo de Tequia, para consolidar los territorios intermedios conquistados entre Tequia y Duitama y encontrar el templo de Servitá y las minas de oro cercanas de las que hablaban los indios de la región.

1542. El Cabildo de Tunja comisionó al capitán Jerónimo de Aguayo para ir a fundar la ciudad de Málaga en las cercanía de Tequia y entregar repartimientos[2]de tierra a españoles en los poblados intermedios entre Cerinza y Tequia.

Jerónimo de Aguayo con un piquete similar de soldados españoles e indios volvió a pasar por el rancherío de indios Chicamocha con destino a Tequia a fundar la ciudad de Málaga en una planicie cercana. El nombre de Málaga fue ordenado por el capitán Gonzalo Suarez Rendón, Justicia Mayor de la provincia de Tunja, en recuerdo a su ciudad natal en España.

Los territorios de Tequia y de los rancheríos de indios circunvecinos, como Carcasí, Chicamocha y Soatá, fueron entregados bajo el nombre de encomienda de Tequia al sargento español Juan Rodríguez Parra, integrante de las dos expediciones militares que habían venido a Tequia, primero al mando del capitán Hernán Pérez de Quesada, y luego al mando del capitán Jerónimo de Aguayo. El sargento Juan Rodríguez Parra y el soldado Miguel Sánchez Llerena habían sido los dos españoles responsables del saqueo e incendio del templo de Sogamoso cinco años antes.

Colonización (1543-1810)

El cacicazgo Chicamocha continuó durante unos 40 años bajo el mando de sus propios caciques, pero supeditados a las ordenes del encomendero Juan Rodríguez Parra. La cabuya continuó siendo el puente primitivo para cruzar el rio Chicamocha, administrado por los indios del cacicazgo Chicamocha. Por allí cruzaron el rio comerciantes de las tres familias indígenas Muiscas, Laches y Chitareros que confluían en este territorio. Además los conquistadores y colonizadores de esta región.

1583. Se oficializó la congregación de indios en el pueblo Chicamocha.

1600. Juan de Borja, presidente del Nuevo Reino de Granada, otorgo a tres inmigrantes canarios el repartimiento de tierras que fue llamado el Capitanejo. Ellos fueron el capitán Bartolomé Aguilar, el cura doctrinero Juan Bautista García y el sobrino de ambos Cristóbal Verde Aguilar. Estos tres colonizadores españoles organizaron su estancia con casa y cultivos, cerca al rancherío de indios Chicamocha y la llamaron, el Capitanejo, apodo con que los amigos nombraban al capitán Bartolomé Aguilar.

En la estancia implantaron el cultivo de la caña de azúcar, montaron trapiche, sembraron pastos y trajeron ganado. En el caserío de los indios Chicamocha, situado dentro del repartimiento, construyeron la capilla doctrinera.

1623. El arzobispo de Santafé, Bernardino de Almasa, en su visita a la región, desde Boavita ascendió el repartimiento de el Capitanejo a capellanía o vice parroquia, subordinada a la parroquia de Carcasí, administrada por los curas dominicos y sostenida por las haciendas del Capitanejo, del capitán Bernardo Aguilar y Balagula de don Miguel Palencia.

1643. Desde Carcasí fue trasladado como cura doctrinero del pueblo de indios Chicamocha Fray Tomas López.

1644. Los vecinos de la hacienda el Capitanejo y de treinta casas de sus alrededores, en acuerdo con el cura Fray Tomas López, solicitaron al arzobispo de Santafé el ascenso de la capellanía o vice parroquia de Capitanejo a parroquia de San Bartolomé, llamada así en nombre de su fundador el capitán Bartolomé Aguilar, e independiente de la parroquia de Carcasí. Para ellos se comprometían al pago de derechos, servicios y primicias correspondientes. Entre otros la solicitud estaba firmada por Cristóbal Verde Aguilar, Gabriel Velasco, Jacinto Ríos, Miguel Duarte y Salvador Torres.

1645. El arzobispo de Santafé de Bogotá Cristóbal de Torres ascendió la vice parroquia el Capitanejo a parroquia, independiente de la de Carcasí.

1655. A la muerte del capitán Bartolomé Aguilar los curas dominicos se apropiaron por remate las tierras de la hacienda el Capitanejo, hipotecadas a ellos como garantía por la prestación de sus servicios religiosos.

1685. Los curas dominicos vendieron las tierras de el Capitanejo a Salvador Arguello.

1695. La parroquia de San Bartolomé de Capitanejo a cargo de fray Andrés Velasco, fue visitada por el cura doctrinero del pueblo de indios Guane, Diego de Astorga y Velasco. En el informe de su visita describió así el estado de esta parroquia:

El pueblo de indios Chicamocha está desaparecido. La iglesia está reducida a una ramada cubierta a retazos con paja de caña, un promontorio de tierra y piedra que sirve de pila bautismal, un altar de tierra pisada sin manteles, un cajón de madera pintado de dorado como sagrario, dos retablos, uno de Cristo y otro de la Virgen del Rosario y una hechura de Santa Lucía. No hay libros sacramentales y solo algunos ornamentos.

1705. Como resultado de otra visita la parroquia de San Bartolomé de Capitanejo contaba con el siguiente inventario según su cura doctrinero fray Lorenzo de Cárdenas:

Construcción de dos tramos, capilla mayor y sacristía. Dos aras una para el altar mayor y otra para el sagrario que está viejo pero dorado y en buen estado. Custodia, cáliz, patena y pez en plata. Manteles y ornamentos. Imágenes y bultos de Cristo y de San Bartolomé y algunos cuadros. Sin embargo la situación del curato de Capitanejo no ha mejorado.

1750. Por voluntad testamentaria de Salvador Arguello, las estancias de la capellanía de los dominicos en Capitanejo pasó a manos del cura José Javier Leal. Por ser el cura Leal secular y no dominico, el convento de dominicos de Tunja reclamó el derecho a estas posesiones.

1757. Los dominicos tomaron nuevamente posesión de las estancias vendidas por ellos mismos a Arguello, y de otras cinco estancias en el pueblo de Capitanejo y en Guaravitevas. Sin embargo el corregidor de Tunja restituyó sus posesiones al cura Leal.

1778. Cuando oficiaba como cura fray Domingo Escobar, el informe del visitador Moreno y Escandón afirmó que la población de Capitanejo estaba compuesta por 110 familias de vecinos miserables.

1781. A la muerte del cura Domingo Escobar los dominicos desistieron del obstinado interés por el curato de Capitanejo y se retiraron. El entonces arzobispo de Santafé, Caballero y Góngora, a solicitud de algunos vecinos, ascendió la capellanía de San Bartolomé de Capitanejo a viceparroquia adscrita a la parroquia de Carcasí, puso la capilla empañetada y empajisada a disposición de la jurisdicción ordinaria eclesiástica y nombró al cura secular Gonzalo Niño como interino de la parroquia. Fueron 24 los principales promotores de la solicitud de secularización de los bienes de los dominicos en la parroquia de San Bartolomé de Capitanejo, quienes respaldados por la iglesia secular firmaron la solicitud. Ellos constituyen los primeros españoles, cabeza de familia, que iniciaron la colonización de Capitanejo.

Aguilar Cristóbal. Aguilar Juan. Álvarez Carlos. Álvarez Juan Narciso. Cárdenas Hermenegildo. Barón Juan. Basto Diego. Basto Juan Agustín. Basto Thomas. Garza Mateo. Gélvez José. Heredia Prudencio. Hernández Dionisio. Hernández José. Hernández Nicolás. Lozano Juan Alberto. Obando Ignacio. Ovalle Matías. Palencia Pedro. Pérez Salvador. Quintero Dionisio. Quintero Luis Martin. Ramírez Lorenzo. Sánchez Miguel.

1782. El arzobispo designó en reemplazo del cura interino Gonzalo Niño, al dominico Juan de Dios Torres como cura titular de la viceparroquia.

1804. Los vecinos de Capitanejo por iniciativa de Isidro Acevedo, Narciso Álvarez y Miguel Barón, lograron el ascenso definitivo a parroquia con el cura Bartolomé Ponce de León como primer párroco.

1806. El párroco Bartolomé Poncio de León oficializó la separación de la parroquia de San Bartolomé de Capitanejo de la de Carcasí y la anexión de las veredas Gorguta, Ovejeras y Juntas de Macaravita, y de las veredas de Pizarral, Tapias y Noguteva de Soatá a la flamante parroquia de Capitanejo.

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

[1] Chi ? ca ? mo ? cha: nuestros ? tierra ? calor ? hombres. Nuestros hombres de tierra caliente.

[2] Repartimiento: instrumento colonial de apropiaci?n de tierras a espa?oles, con derecho a un determinado n?mero de indios esclavos para el trabajo de tierras o minas, y de servicios dom?sticos y personales.

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