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Steneotarsonemus Spinki, el ácaro del vaneo del arroz, un enemigo silencioso


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Parte especial
  4. Conclusiones
  5. Referencias

RESUMEN:

El ácaro tarsonemido, Steneotarsonemus spinki Smiley está considerado el ácaro plaga más dañino del cultivo del arroz mundialmente. A finales de la década de los años 90 apareció en Cuba y a partir de este momento ha experimentado una rápida propagación por varios países el Caribe, América Central, del Sur y más recientemente del Norte. Por sus características biológicas, corta duración del desarrollo, alta tasa reproductiva y ubicación en las zonas más protegidas de la vaina de la hoja del arroz, su control resulta difícil por los métodos tradicionales de lucha. La experiencia mundial y cubana reconoce en el manejo integrado la estrategia más prometedora para enfrentar con éxito y de forma sostenible esta plaga. Las mismas deben basarse, fundamentalmente, en el uso de variedades resistentes o tolerantes, las medidas agrotécnicas y la conservación y aumento de sus enemigos naturales, en armonía con las características y posibilidades que ofrece cada agroecosistema. La preparación y capacitación de los técnicos y productores para diseñar e implementar dichas estrategias de manejo garantizarán el éxito en el enfrentamiento a esta importante plaga.

Palabras clave: Oryza sativa, Steneotarsonemus spinki, biología, ecología, daños, control biológico, manejo integrado

1.-INTRODUCCIÓN

El ácaro, Steneotarsonemus spinki Smiley (Acari: Tarsonemidae), está considerado el ácaro plaga más destructivo del cultivo del arroz. Este estatus lo alcanzó por primera vez en la década del 70, en Asia tropical, donde provocó afectaciones en los rendimientos entre un 5 y 20 %, llegando a producir en algunas áreas un 90 % de reducción de las cosechas (Rao et al., 2000; Xu et al., 2001).

S. spinki fue descrito por Robert Smiley en 1967, sobre Sogata orizicola Muir. [= Togasodes orizicolus (Muir.)], proveniente de plantas de arroz de Baton Rouge Louisiana, Estados Unidos. En el año 1997 se informa por primera vez su presencia en Cuba sobre el cultivo del arroz, para finales del año 1998 ya había invadido toda la Isla, señalándose afectaciones entre un 15 y 20 % y pérdidas de 2 toneladas por hectáreas (Ramos y Rodríguez, 1998; Almaguel et al., 2000). A partir de este momento experimentó una rápida propagación por el Caribe y Centro América. En Haití produjo mermas hasta de 60% y más de 30% en República Dominicana.

Los daños causados por S. spinki pueden ser directos, debido a la alimentación del ácaro en el interior de la vaina de la hoja y en las espigas en formación e indirectos por la inyección de toxinas y la diseminación de microorganismos, especialmente hongos (Santos et al., 2004). Las plantas afectadas presentan granos vanos, parcialmente llenos y muy manchados, curvatura anormal del pedúnculo de las panículas y necrosis en el interior de las vainas. Todo ello provoca un alto por ciento de vaneo y consecuentemente, pérdidas en los rendimiento (Ramos y Rodríguez, 2000 a; Almaguel et al., 2002). Las afectaciones producidas por el ácaro se potencian por la presencia del hongo, Sarocladium oryzae (Sawada) Gams & Hawksn, que produce la enfermedad conocida como pudrición de la vaina de la hoja del arroz, y que ve favorecida su diseminación por S. spinki (Agnihotrudu, 1973; Amin et al., 1974; Bridge et al., 1989; García et al., 2002). También se puede encontrar en asociación con: Fusarium graminearum Schwabe, F. moniliforme Sheldon, Curvularia lunata (Wakk.) Roed., Alternatia padwickii Ganguly, así como a especies de hongo pertenecientes a los géneros Pyricularia, Rhynchosporium y Rhyzoctonia. Otros informes señalan su vinculación con Spiroplasma citri Saglio y la bacteria Burkholderia glumae (Kurita y Tabei). La relación que estable S. spinki con estos microorganismos no está totalmente esclarecida, pero se reconoce que puede servir como vector de uno o más de estos patógenos (Kane, 2007).

El control de este ácaro resulta difícil a través de productos químicos y biológicos, debido a sus características etológicas y su alto potencial reproductivo (Chow et al., 1980; Ramos y Rodríguez, 2000 b; Almaguel et al., 2000). Por esta razón, la mayoría de los países afectados han obtenido los mejores resultados con la implementación de programas de manejo integrado, donde las medidas agrotécnicas, el uso de variedades resistentes y la conservación de los enemigos naturales, han sido las de mayor impacto (Reissig et al., 1985; Ramos y Rodríguez, 2001; Ramos et al., 2001; Hernández et al., 2003).

Partes: 1, 2
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