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La crisis de la filosofía; análisis y discusión


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. El agotamiento de la metafísica
    4. La crisis de la razón
    5. La teoría de lo ideal

    Resumen

     En el trabajo se analiza el fenómeno de la crisis actual de la filosofía. Se parte del presupuesto de que ésta es de fondo y estructural, que afecta tanto la parte fundamental de la filosofía como a su cuerpo aplicado. En este trabajo, también, se intenta proponer alternativas a la crisis, es decir, el replanteamiento del lugar de la filosofía en el cuadro general del mundo y su reorganización y reestructuración.

    DESARROLLO

    Nuestra sociedad actual vive una contradicción relacionada con el papel social de la filosofía. La filosofía, como forma de la conciencia social, deberá aportar al hombre (cualquiera que este sea), según el punto de vista tradicional, una concepción del mundo que le permita orientarse en éste (el mundo) y reflexionar sobre su lugar en él, de modo que el hombre encuentre en la filosofía la guía orientadora de su conducta y sentido de la vida. Pero la filosofía, tanto la oficial como la no oficial, se muestra incapaz de llegar al hombre, al menos de la forma y en la proporción que éste, según este punto de vista, necesita. Esto por una parte; por la otra, el hombre mismo se aparta de la filosofía, huye de la filosofía, de sus construcciones teóricas y prácticas como el que no le interesa el asunto. Esto es una contradicción in cito e in adjecto. Este orden de cosas está relacionado con la crisis que vive la filosofía actual.

    La filosofía actual transita por una crisis que afecta su funcionamiento social. Aquí no se trata de una crisis de esta o aquella filosofía, sino de una crisis generalizada, una crisis de fondo. El punto culminante en esta crisis está relacionado con la crisis actual de la filosofía marxista. Por decirlo así, esta crisis (la del marxismo) es el término o remate del proceso de crisis, que ya desde antes se venía precipitando.

    La filosofía marxista atraviesa por una crisis no tanto de constructos teóricos como de valoración y significado, en particular de aplicación práctica de sus tesis. Algunos autores hablan de esta crisis en distintos términos, tales como: crisis fecundante, crisis de crecimiento, crisis de acumulación interna, crisis gnoseológica, crisis de ineptitud (de agotamiento de sus posibilidades), etc. (1). Esta crisis, de la valoración y la significación de la filosofía marxista, está asociada a la crisis del socialismo real. La una es, en cierta medida, la expresión subjetiva de la otra.

    Un análisis epistemológico de esta crisis y del término mismo de crisis lo hace Mario González Arencibia, donde señala las repercusiones de la misma (2). Hiram Marquetti Nodarse señala que el análisis de esta crisis no fue ni ha sido correcto, lo que no permitió la búsqueda de alternativas (3). El hecho real es que la crisis del marxismo no es tanto la crisis de esta filosofía, como la crisis de los marxistas, es decir, de los pensadores. Y no tanto la crisis de los pensadores marxistas en general, como crisis de los pensadores prácticos, de los que intentan aplicar en la práctica la propuesta social del marxismo. Toda filosofía, de una forma u otra, hace siempre una propuesta social. El marxismo no escapa a ello. Por el contrario, se caracteriza por un enfoque práctico del quehacer filosófico.

    En general, toda filosofía (se trata de esta o aquel sistema filosófico) tiene la capacidad de la autocorrección, de la autodefensa, del autodesarrollo creador, etc., de modo que está en condiciones de adaptarse como sistema al cambio de la realidad. Por eso es que no cobra un sentido absoluto hablar de crisis de esta o aquella filosofía. Lo que pasa es que en determinado momento y en determinadas condiciones esta o aquella filosofía cae en desuso, en desacuerdo con la realidad, en pérdida de significado práctico. Esta es la esencia de la crisis del marxismo asociada a la crisis del socialismo real.

    Pero la crisis del marxismo no es solo la crisis que aporta la pérdida de su significado por esta situación transitoria en la práctica social (en la construcción de un orden de cosas). La crisis del marxismo está asociada, también, a la crisis de los valores que vive la sociedad actual. Esta crisis (la de los valores), que por demás es por casi todos reconocida, afecta no sólo a la filosofía marxista, sino a toda la filosofía en general. Resulta ser que la filosofía debe aportar al hombre, según el punto de vista tradicional, un sistema de valores, una axiología, que le permita orientarse en la vida y en el sentido de su vida. Pero si el sistema de valores del hombre y la sociedad está en crisis, en crisis estará la filosofía en tanto que axiología.

    La filosofía actual no puede cumplir cabalmente con esta tarea -se nos dice- y, por tanto, está en crisis. La pregunta que hay que hacerse es de si ahora, ¿ya?, la filosofía debe aportar al hombre un sistema de valores, tal y como se concebía anteriormente. ¿No habrá cambiada la función de la filosofía? Atribuirle enteramente a la filosofía la responsabilidad por esta crisis nos parece que no es del todo correcto. Pero el hecho es que la crisis de los valores afecta a la filosofía. La pone en crisis.

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