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La caverna -  José Saramago

Enviado por juandelacruzoso


Partes: 1, 2

    1. Las rupturas.
    2. Un nuevo paradigma: el centro
    3. Hacia una sacralización del centro.
    4. La caverna, todo un estilo de vida

    INTRODUCCIÓN

    La descripción de la sociedad que poco a poco se va construyendo y de su futuro mediato o inmediato no se deja esperar. Desde el cine, la música, la literatura, ensayos, artículos, la prensa, autores como Manuel Castells en su obra La Era de la Información, Telépolis del español Javier Echeverría, La Red, Las cibersociedades y otros textos, intentan dar cuenta de lo que está pasando y hacia donde nos dirigimos.

    La Caverna de José Saramago es una aproximación desde la literatura para invitar a pensar en lo que plantea dilemas tan profundos para todos los seres humanos, cuando desde las lógicas del mercado, del consumo y del pragmatismo, se generan nuevas formas de relaciones, de concepción del mundo, de las personas, de los animales, de las cosas, que sin darnos cuenta, plantean al hombre la "naturalización" de un estado esclavo de vida, en la que como en la obra de Platón, algunos logran salir de la caverna y se dan cuenta, caen en la cuenta a tiempo, que es posible otro modo de vida, desde otra lógica distinta a la que se impone y aparece tan evidente.

    LAS RUPTURAS.

    La constatación que se ha pasado de una sociedad agraria-artesanal con unos ritmos, ritos y relaciones específicamente identificables a sociedades más industrializadas, altamente tecnificadas, de velocidades impresionantes, ritmos de vida rápidos y sensaciones de extrañamiento y desarraigo en las grandes ciudades, es lo que se percibe en la historia de los protagonistas.

    Esta ruptura, ubica, o mejor, identifica dos espacios extremos en los que se debate la vida de los personajes. En un extremo, el campo, la vida agraria, rupestre, lugar donde viven Cipriano, Marta, Marcial, Isaura, Encontrado (el perro) y toda la cosmovisión que a partir de la alteridad con este espacio se genera. En el otro extremo, el Centro, lugar sospechoso, de las relaciones comerciales, del consumo, de las jerarquizaciones y las lógicas simples pero demoledoras ante cualquier asomo de lo humano y, mediando entre uno y otro, las chabolas, cuyo crecimiento es cada vez más vertiginoso y terminará por superar y aniquilar lo poco que le queda a la vida cada vez más agónica del campo, de lo natural.

    Hay otros lugares medios entre ambos extremos, lo que se conoce como el cinturón verde (invernaderos), esos nuevos lugares donde se cultivan las verduras y hortalizas que en forma aséptica y tecnificada van a parar a las grandes tiendas y supermercados del gran centro comercial. Y, el cinturón industrial, lugar de la producción y de la contaminación donde probablemente se elabora el plástico, digno sustituto del barro, y por el que a causa de su aparición le ha traído como consecuencia a esta familia de alfareros, la desaparición forzosa en un nuevo esquema en donde "quien no se ajusta no sirve".

    Esta percepción de fragmentación y ruptura queda planteada en diversos hechos y constataciones en el hilo de toda la obra. Desde el comienzo, Saramago, cuando está definiendo los personajes, relata que Marcial, el esposo de Marta, trabaja como guarda en el centro y refiriéndose a Marta para hacerla aparecer en escena, dice: " sólo disfruta de la presencia del marido en la casa y en la cama seis noches y tres días en cada mes".

    El centro divide paulatinamente la vida afectiva, las responsabilidades de quienes allí laboran, hace que cada vez más, éstos dediquen mucho tiempo y trabajo a la estructura y solo quede un mínimo de espacio para la intimidad, la expresión de los afectos y los gestos de ternura que el autor se esmera en poner en sus protagonistas (el abrazo de Marcial a su suegro Cipriano, los besos y diálogos afectuosos de Cipriano con su hija Marta, la relación entre Marcial y Marta, el amor que surge entre Cipriano e Isaura, la consideración sobre la suerte del perro Encontrado, etc.), son todos, gestos, que entran en profunda contradicción y es evidente su carencia en las escenas y relaciones que se plantean cuando se tiene como telón de fondo el Centro.

    Otros elementos muestran que definitivamente un estilo de vida y de relaciones se acaba para dar paso a un nuevo sistema y modo de relación. Ya no quedan muchos alfareros, Cipriano y su hija Marta son los últimos herederos de esta tradición, así parecen ellos constatarlo "nadie quiere ser alfarero", todos, o casi todos, anhelan vivir en el Centro, el trabajo de alfarero se torna inútil puesto que cesa la demanda de su producto, que ya no es consumible.

    Así las cosas, la existencia de Cipriano deja de tener justificación suficiente, al menos, esta es la sensación que experimenta cuando se le van agotando los intentos fallidos que realiza por mantener un nexo con el Centro. Esta es la percepción generalizada en muchos oficios y artes que dejando de ser "productivas" y rentables para un sistema, van a parar simplemente como oficios de museo que evocan nostálgicamente otras épocas y lugares.

    Partes: 1, 2
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