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Los ojos del nagual


Partes: 1, 2

    edu.red

    Capítulo 1

    Don Juanito estaba disfrutando de su recorrido habitual, los cipreses cantaban con el viento sus melodías como todas las noches, la luna de invierno se reflejaba en su halo blanco, anunciando que haría frío y viento, su tranquilo recorrido era ya una rutina para él, nadie comprendía como le gustaba caminar entre las tumbas en la noche, pero para él era peor tener a un jefe encima y agotarse en el sol, así que cuando se presentó la oportunidad aceptó ser el velador del panteón; sus problemas eran los pandilleros que se metían de vez en cuando a fumar mota o inhalar cemento, pero eran pacíficos, reconocían su silbato a lo lejos y nunca lo enfrentaban, al contrario lo apoyaban porque su presencia intimidaba a gente mal intencionada y a la parejitas; esa noche estaba algo brumosa no esperaba verlos cuando corrían para el arroyo, pero después de sonar su silbato escucho algo de ruido en el área de los N.N. Lugar donde sepultaban a los desconocidos, era un lugar triste y descuidado que nunca tenia flores y solo de vez en cuando se limpiaba, mas por imagen del cementerio que por respeto a los difuntos.

    Escucho con más cuidado y confirmó, se escuchaban ruidos sordos y jadeos desesperados; encendió su linterna y cautelosamente se fue acercando, se dijo a sí mismo; se me hace que alguno de estos chamacos atizados se cayó a alguna fosa y los demás lo dejaron solo, por correr.

    El rayo de luz de la lámpara no detectaba nada en la superficie, así que se acerco mas a las primeras hileras de tumbas, su buen oído confirmó sus sospechas, del interior de una de las ultimas fosas salían quejidos y ruido de una respiración agitada no sintió el miedo que cualquier persona habría sentido suponiendo una alma en pena o un aparecido pero si se aferro de su bastón de varilla por si el infortunado cristiano que estaba en la fosa fuera de cuidado, acerco la luz de su linterna a la fosa y el ruido se intensifico y percibió una voz que pedía, ¡sáquenme de aquí, sáquenme de aquí.!

    Al fin, la luz iluminó a un hombre pero contra lo que esperaba era un viejo, no un joven; un viejo débil que no tenía fuerzas para trepar de la profunda fosa…

    Busco una escalera en la bodega de construcción, la arrastro por todo el panteón hasta la fosa y trabajosamente ayudo a salir al anciano. Mientras le preguntaba

    ¿Como fue que se metió ahí? ¿A que horas se metió al panteón que no lo vi? la única respuesta que obtuvo fue, ¡No se, no se!

    Lo llevo a la caseta le dio de beber agua y prestándole una cobija le dijo; descanse abuelo , duérmase , mañana será otro día; pero estaba amaneciendo, y el viejo balbuceaba repetidamente ,no, dormir no, dormir no. Y levantándose salió del cuarto y con cortos y débiles pasos camino fuera del panteón.

    La tenue luz del amanecer dibujo su débil figura contrastada entre la penumbra del panteón y la amplia avenida a la que se dirigía con una aparente ansia de llegar; nuestro amigo el velador le vio caminar por largo rato y en voz alta pensó, Dios me guarde de llegar a esa edad y en esa condición.

    El viejo recorrió ansiosamente con su vista los detalles de la ciudad en que se encontró después de despertar en la fosa ; no le resultaba nada familiar, todo era desconocido, los rostros de las personas que pasaban junto a el no le decían nada, como si fueran de otra raza, el lenguaje que escuchaba tampoco lo entendía, las letras de los anuncios tampoco le significaban, su capacidad de asombro estaba a prueba, por mas que trataba de comprender, su mente no le daba respuestas, trato de recordar donde había despertado y tampoco se ubicó, solo sabía que había despertado en la calle, sintió una molestia en el estomago y supo que tenia hambre , trato de recordar cuando había comido por ultima vez y no

    Supo, su ansiedad aumento; de repente fijo la vista en el cristal del aparador frente a él y vio una figura sucia y andrajosa a la que no reconoció; algo le dijo que se estaba viendo, no lo podía creer, era inconcebible, esa no era su imagen; en su interior su temor creció, trato de recordar su imagen y en su mente vio a un hombre joven, ¿era el macilento y barbudo anciano que se reflejaba en el cristal? Se resistía a aceptar lo que sus ojos veían, su mente incrédula no atinaba a un pensamiento concreto, sabia que la angustia que sentía era por algo que le amenazaba , el miedo le producía un dolor en el plexo solar como si le estuvieran clavando unas garras , quiso dejar de contemplar aquella negativa imagen y trato de dar un paso para alejarse pero sintió un mareo que le impedía guardar el equilibrio y se sintió desfallecer y ,cayo al suelo, el golpe en la cabeza le repercutió muy profundo; trato de ofrecer resistencia a la inconsciencia, no sabia porque ,pero en el ultimo momento sintió miedo; y se resistió ;el golpe pudo mas y se desvaneció en la inconsciencia.

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