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El secuestro, crimen organizado desde el estado


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    El SECUESTRO

    Hace unos meses un grupo de intelectuales, abogados y personajes estaban preocupados por la inminente limitación a los derechos de libre expresión del ciudadano en el marco de unas reformas a la ley que impedían a quien no formara parte de un partido político expresar opiniones políticas en los medios masivos de comunicación, y estos los medios, daban los foros y espacios para que expresaran su inconformidad. Por un periodo más o menos de una semana fúe la noticia de moda.

    Aproximadamente un mes después ocurrió el secuestro de un joven de apellido Martí a quien sus captores asesinaron después de obtener un rescate millonario ,y los medios dieron voz a la indignación a muchos grupos que dijeron estar hartos de tanta inseguridad. Esta noticia y los comentarios que generó ocupó a los medios masivos con empeño.

    No obstante habían pasado aproximadamente poco más de siete años que no se había conmovido la sociedad tanto como cuando se capturó a la banda de los Arízmendi y Caletri, a los denominados "mochaorejas", a exepción del caso Wallace. En estos trágicos sucesos se presentó a unos sociópatas que estremecieron con la frialdad de sus relatos a todo México. Y los medios mostraron la efectividad del sistema de procuración de justicia y la inteligencia con que se desempeñaba. Esta fue una noticia que captó la atención del radio y la televisión por meses.

    Entre los Arizmendí y el Caso Martí se conoció el caso Wallace, donde una madre investigó y capturó a algunos de los asesinos de su hijo secuestrado. Esfuerzo que merece ser difundido y estudiado , por el hecho de que una persona pudo más que todo el sistema penal mexicano. De ahí lo ilegítimo del monopolio de la acción y la justicia penal en México, no porque sea legítimo la justicia por propia mano, sino por la fortaleza del sistema inmune de un organismo que vive para sí mismo, aunque de manera parasitaria dentro de la sociedad mexicana: el sistema penal mexicano, ente que pretende inhibir con discursos, lo que en los hechos fomenta. Para muchos en el poder, los casos Wallace, Vargas y Martí, son una verdadera molestia, pues dentro de su ignorancia, incompetencia y complicidad, la denuncia hacia ellos, los encumbrados e inmaculados es inconcebible e inoperable, blasfemia.

    Resulta conocido que la nota policiaca y roja es la que más vende en todos los medios masivos de comunicación, y que los reportajes de investigación y crítica están limitados a horarios con audiencias limitadas, pues los medios masivos de comunicación se manejan como empresas y buscan obtener ganancias adaptando sus discursos al público que lo demanda. No ponen caricaturas a altas horas de la noche, por ejemplo en la tv abierta, donde los anunciantes demandan una audiencia amplia y tener un impacto mayor en el consumidor objetivo, los niños.

    Sin embargo igual que como ocurre con la moda, al parecer, el fenómeno del secuestro se repite más o menos de manera cíclica o tal vez, sea más frecuente de lo que creemos pero los medios no lo señalan con entusiasmo.

    Porque existe un secuestro tan aberrante y criminal como el de los siniestros casos mencionados, y es aquel que victimiza a la mayoría de los mexicanos: el secuestro de las instituciones. La experiencia que casi todos los habitantes de este país conocemos es que para tener acceso a un derecho debemos exigir la obligación, pues quien debe cumplirla tiene mil pretextos para no hacerlo. Tenemos derecho a educación oficial gratuita, pero es preciso aclarar en las escuelas públicas tal disposición; a una vivienda digna, pero hay que pagar altos intereses y vivir hacinados en las de interés social; a un servicio médico del estado de calidad, pero no hay medicinas, presupuesto, médicos suficientes, camas etc. A veces los derechos se otorgan y otras veces se venden , a través de un crédito o descuentos rigurosos a los salarios. En este último caso los derechos están limitados al poder adquisitivo del demandante, aunque bueno no es un secreto que los primeros también se venden, el derecho a la seguridad jurídica, pública, etc. Por qué?

    Porque existe un grupo de personas que ocupan posiciones privilegiadas en la escala de mando institucional que históricamente se ha servido del presupuesto del estado, emanado de los impuestos que todos pagamos para obtener riqueza, status y/o acceso a los bienes que escasean para el resto de los mexicanos. Estos bienes son escasos para los otros, porque para ellos abundan.

    Los derechos de los cuales hablamos se encuentran en la parte dogmática de la Constitución General de la República y representa al ideal revolucionario de 1910 que pretendió distribuir la riqueza entre los ciudadanos mexicanos, en un momento histórico en que pocas personas tenian mucho y muchas personas tenían poco. No obstante después de casi 100 años la situación es muy similar a la de entonces.

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