"Un solo idioma hará una sola raza" y "La paz del mundo no será estable sino en la unidad de raza"; cifrados en los dos apotegmas innúmeros volúmenes de Psicología y Fisiología y el régimen de la Comuna de Amor y Ley.
No se puede ocultar aquí que el amor de la Raza aguza nuestra inteligencia para formular nuestra Filosofía y para que sea ésta la prueba más culminante de que "El Amor de Raza aguza la inteligencia".
No se ha de negar tampoco que todas las razas aguzan su ingenio e inteligencia para hacer triunfar la suya; pero aquí se va a confirmar otro de nuestro sostenidos en nuestro "Método Supremo", "Lecciones de Magnetismo", donde matemáticamente sostenemos que "El más domina al menos". Es la ley de las fuerzas, que al hombre le es imposible quebrar.
Aquí, con los apotegmas, se viene encima un pleito con todas las otras razas, es decir, entre la raza Hispana o Adámica y las mestizas de Adámica y primitivas. Pero aunque parece complicada la solución, es por demás sencillo el pleito y se ha de resolver por sí solo.
Un juicio probará evidentemente que el amor a la raza aguza la inteligencia; pero que infaliblemente, el más domina al menos.
Con esto no se quiere decir que la raza Hispana es la más, sería un error muy grave; pero sí es la raza Hispana la más pura o purificada de las absorbidas por la raza Adámica, debido a la inmigración de Jafet a los valles de la hoy Navarra, con las otras provincias Vascongadas, lo que queda probado Filológicamente en nuestra Filosofía.
Hay otra razón Psicológica, que se puede utilizar a favor de que España, la raza Hispana, es el más de las razas; y esa pureza Psicológica es la calumnia de muchas otras Naciones contra la España del "no importa"; y no es nunca el mayor el que calumnia, porque esa arma es de los pequeños, de los cobardes y de los impotentes. Siempre se calumnia a los grandes, a los austeros, a los que cumplen su deber, porque obligan con su ejemplo a los haraganes y a los inmorales.
Pero la razón mayor pertenece a la Suprema Ley de los destinos, y es el "ensanche del mundo" (o universo Religioso) desmentido por España, descubriendo la otra mitad del mundo, haciéndolo redondo, para que caminara, puesto que siendo plano o cuadrado, no podía rodar.
No se puede dudar de que la Suprema Ley ha de encargar de la ejecución de sus derechos al que en la ley de los destinos le corresponde.
No se puede probar tampoco que hay otro hecho espiritual y material en la historia que el realizado por España.
Y no se puede dejar de admirar la presión de los hechos de esa ley de que, habiendo de llegar ese descubrimiento, naciera un Cervantes que, de la gran jerga de dialectos, hiciera los fundamentos de un idioma fuerte y fértil, para que las carabelas lo llevaran, como semilla inmortal y fecunda, a unos dominios mayores que la media carrera del Astro Sol, lo que nadie, ni el más sistemático, podrá achacar a la casualidad.
En efecto; se sabe que la raza Adámica tiene la misión terrible de transformar a toda la humanidad, absorbiendo todas las razas en una sola Raza. Y ¿cuál quieren que sea esa Raza, sino la que por su Etnicismo se encuentra en todas partes sin creerse extranjero en ninguna parte?
Si ha de haber una sola Raza, no podrá ser con dos o más idiomas, no puede ser más que con el idioma que no tenga dificultad, y nadie tiene dificultad de aprender y hablar el Español, que se habla como se escribe y su pronunciación es natural, lo que no tiene ningún otro idioma en la tierra.
Ahora mismo hay la fuerza de la prueba de la Ley de los destinos, de que el idioma Español es el idioma Universal, estudiándolo todas las Naciones del mundo en sus escuelas y Universidades. "Porque comprendemos, dicen ellos mismos, que lo necesitamos para nuestras relaciones y desenvolvimiento en los países Hispano-Americanos". Así lo entienden esas Naciones. Pero se puede adelantar que la causa no es ésa; eso es un efecto de la solidez del idioma Español.
La causa radica en que en los países Hispano-Americanos se funden todas las razas en la raza Hispana, como fundió España todas las razas indias de la América en la raza Hispana. ¿Habrá alguien que piense en la posibilidad de arrancar el idioma donde España lo sembró? Que conteste Norteamérica y diga si consigue implantar el inglés en Filipinas y ni siquiera en la pequeña isla de Puerto Rico. Que contesten todas las Naciones de América, que, al emanciparse, ninguna trató ni siquiera pensó en cambiar el idioma y a pesar de la inmigración envolvente de italianos y de la influencia Inglesa y Francesa, que al final tienen que someterse al idioma Español.
Y entiéndase bien que, el territorio donde está sembrado el idioma Español, es más de la mitad del Planeta; pudiendo decirse que "el sol lo alumbra continuamente", importando poco que sean pocos millones los que lo pueblan, pero se llenará un día. Pudiendo dar cabida y alimento a "dos mil millones de hombres o seres humanos". Cantidad máxima que la Tierra toda habrá podido tener.
Yo (el Maestro), que si no fuera Español, querría ser Español, quisiera en este momento no ser Español, por si esto influyera en más valor de mi estudio de esta cuestión trascendental, más que otra alguna de tantas que hoy agobian a la humanidad. Pero estad seguro que bajo mi amor universal, desaparece mi nacionalidad; y si fuera Francés, Ruso, Chino o Africano, ante las razones expuestas, aun cantaría más alto y más claro el himno a la Raza e idioma Español, y siempre dentro de la justicia.
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