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La evolución de la corteza continental

Enviado por Galo Yanez Pintado


Partes: 1, 2

    1. Tipos de cortezas planetarias
    2. Corteza Continental y Corteza Oceánica
    3. Evolución de la geodiversidad de la corteza terrestre
    4. El crecimiento episódico de la corteza terrestre

    Introducción

    Salvo el caso de algunos habitantes de pequeñas islas, el resto de la humanidad ve a los continentes como la parte esencial de nuestro planeta, pero esto no es así. Vista la Tierra desde el espacio, la idea que se tiene de nuestro planeta es muy diferente. Desde el espacio la Tierra es azul, dado que la mayor parte de la misma no es continental sino marina. Desde este punto de vista, nuestro planeta no debería llamarse Tierra sino Agua.

    Pero ¿qué ha hecho que a lo largo de la evolución de nuestro planeta, por más de 4 mil millones de años, estos pedazos de corteza terrestre, los continentes, hayan podido permanecer siempre sobre el nivel del mar?. ¿Por qué, a lo largo de la historia de la Tierra, ésta no se ha cubierto alguna vez, totalmente de agua? Puesto que, si el agua existente en los océanos se distribuyera uniformemente sobre la Tierra, se cubriría de una capa de agua de cientos de metros de espesor. ¿Cómo es que se originó la corteza terrestre, que es tan compleja en su naturaleza?. ¿Fue siempre así, como es ahora?.

    Estas cuestiones han sido objeto de polémica a través del tiempo, pero en la actualidad estas preguntas están resueltas completamente con la Teoría de la Tectónica de Placas, la que nos indica la manera cómo se han originado los continentes y la corteza del fondo de los mares. Este es un hecho único en el Universo conocido y hacen de nuestro planeta un caso único entre todos los planetas conocidos.

    La Tierra y Venus, siendo más o menos del mismo tamaño y estando más o menos a la misma distancia del Sol, han sido considerados como planetas gemelos y, por lo mismo, siempre han invitado a ser comparados en su naturaleza y evolución. Ultimamente, la zonda Magallanes orbita Venus desde la década de los 90 y obtuvo imágenes de radar de su superficie; esto hizo posible una interpretación geomorfológica de Venus, lo que indicó que las rocas de su superficie son basálticas. Del análisis geomorfológico de la superficie de Venus, hecho en las imágenes de radar, se concluye que la Tectónica de Placas, o sea, la creación continua de corteza terrestre, así como el movimiento y destrucción de partes de la superficie terrestre, no opera en Venus. No hay nada en Venus que se parezca a las cordilleras medio-oceánicas de la Tierra (mid-ocean ridges), ni el sistema de fosas oceánicas (deep ocean trenches); no hay creación de corteza, pues, el volcanismo de Venus es apenas comparable al volcanismo de un volcán hawaiano, producido por una pluma caliente (hot spot). Entonces, nada indica que la corteza de Venus se recicle regularmente, profundizándose en el manto de ese planeta.

    Tipos de cortezas planetarias

    Estas observaciones, así como observaciones hechas en otros planetas, han permitido diferenciar tres tipos de cortezas en los planetas conocidos:

    Las llamadas cortezas primarias se retrotraen a los orígenes del sistema solar. Surgieron luego que fragmentos de un material original fueron aglomerándose y sumándose, dando origen al crecimiento de un nuevo planeta; y, al mismo tiempo, liberando tal cantidad de energía que hizo que este protoplaneta se fundiera. A medida que iba enfriándose, algunos cristales se formaron tempranamente y se separaron del magma inicial. Un proceso semejante pudo haber originado los altos terrenos blancos de la Luna, luego que granos de feldespato, de baja densidad, flotaron sobre un océano lunar primario, de basalto fundido. La corteza de muchos satélites de los grandes planetas, compuesta de una mezcla de rocas, con agua, metano y amoníaco congelados, puede haberse originado por una fusión catastrófica durante la acreción inicial antes mencionada..

    La corteza secundaria se forma luego que se acumula calor en el seno de un planeta, como producto de la desintegración de elementos radiactivos. Tal incremento progresivo de calor origina la fusión de una pequeña parte del manto rocoso del planeta y, en consecuencia, se produce la erupción de lavas basálticas. Las superficies de Marte y de Venus, así como el fondo de los océanos de la Tierra, se originaron de esta manera. Lunar maria, o los "océanos" de la Luna de los antiguos astrónomos, se formaron con lavas basálticas provenientes del interior de la Luna.

    La corteza terciaria se origina si las capas superficiales retornan al manto de un planeta tectónicamente activo. Luego, a través de algo así como una diferenciación o una destilación continua, el volcanismo puede producir un magma altamente diferenciado del basalto original, con una composición semejante a la del granito, una roca ígnea leucocrática muy común en los continentes de la Tierra. Esto no ocurre en los demás planetas. Dado que el reciclamiento necesario para producir un magma granítico sólo puede ocurrir en un planeta donde opere la Tectónica de Placas, ésta y la formación de corteza continental o corteza terciaria, son hechos únicos de nuestro planeta.

    En cuanto a la velocidad de formación de las superficies planetarias, se puede generalizar diciendo que hay diferencias en la velocidad de formación de las cortezas primaria, secundaria y terciaria. La superficie blanca, rica en feldespato, de la corteza primaria de la Luna, alcanza al 9% de su volumen total y se formó en apenas pocos millones de años. La corteza secundaria evoluciona más lentamente. La corteza secundaria de los lunar maria, u "océanos" lunares, es de pocos cientos de metros de espesor y alcanza apenas a un milésimo del volumen total de la Luna. Aún así, requirió 1000 millones de años para su formación. Otro ejemplo de corteza secundaria, la corteza oceánica de la Tierra, que constituye aproximadamente un milésimo de la masa de la Tierra, requirió 200 millones de años para su formación. La creación de corteza terciaria es todavía menos eficiente. La Tierra ha necesitado de algunos miles de millones de años para producir su corteza terciaria, los continentes, a pesar de que constituyen apenas la mitad de la masa de la corteza oceánica que, como se dijo anteriormente, es apenas un milésimo de la masa de la Tierra.

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