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Una revaloración de la teoría del valor de Marx


Partes: 1, 2

    1. Desarrollo del tema.
    2. Hipótesis central.
    3. La plusvalía relativa no existe.
    4. Conclusiones.
    5. Bibliografía.

    INTRODUCCIÓN.

    Actualmente el conocimiento humano ha avanzado de manera impresionante, pero también se ha dispersado mucho, por lo que se hace necesaria una revaloración en sus principales áreas, en las cuales están sus fundamentos: filosofía, física, biología y sociología.

    En este trabajo hacemos un análisis en el área de la sociología por que nos interesa revalorar los fundamentos de la teoría sociológica científica, con el objetivo fundamental de comprender con más profundidad el desarrollo social. Y como los fundamentos de la sociología están en la economía política, entonces haremos un análisis de la teoría del valor de Marx, ya que consideramos que es la ley más importante de la economía política.

    Como sabemos, la base de cualquier teoría está en sus postulados. Pero del hecho que los postulados de una teoría sean válidos, no se sigue que toda la teoría sea válida. Esto porque entre la esencia y el fenómeno existen muchos eslabones intermedios, en los cuales el investigador se puede perder. Consideramos que esto es lo que le pasó a Marx con su teoría del valor. Él planteó correctamente que el trabajo abstracto es el creador del valor de las mercancías, pero al desarrollar su teoría creemos que identifica al trabajo abstracto con el trabajo concreto, y como consecuencia identifica también el valor con el precio. En este caso Marx comete el mismo error que les achacaba a Adam Smith y a David Ricardo.

    En el siguiente capítulo desarrollaremos nuestras principales hipótesis con respecto a las modificaciones de la teoría del valor de Marx, las cuales consideramos fortalecen la capacidad analítica de ésta teoría.

    CAPITULO I

    DESARROLLO DEL TEMA.

    Antes de plantear nuestra hipótesis central, veamos lo que nos plantea Marx con respecto al significado de los conceptos de trabajo abstracto y de trabajo concreto. Aquí es necesario recordar que para los clásicos de la economía política, Adam Smith y David Ricardo, no existía ésta dualidad del trabajo. Ellos solamente hablaban del trabajo como el creador del valor de las mercancías.

    Veamos lo que nos dice Marx: "…he sido el primero en exponer críticamente esa naturaleza bifacética del trabajo contenido en la mercancía. Como este punto es el eje en torno al cual gira la comprensión de la economía política, hemos de dilucidarlo aquí con más detenimiento."[1]

    Como vemos, Marx considera que las categorías de trabajo abstracto y de trabajo concreto son las categorías más importantes de la economía política. En esto concordamos con Marx, pues de estas categorías, y en especial de la categoría de trabajo abstracto se deriva la ley más general y esencial de la economía política: la ley del valor, la cual es el objeto de análisis de este trabajo.

    En cuanto al significado de los trabajos abstracto y concreto, veamos lo que Marx nos dice en las siguientes citas:

    "…si hacemos abstracción de su valor de uso, abstraemos también los componentes y formas corpóreas que hacen de él un valor de uso. Ese producto ya no es una mesa o casa o hilo o cualquier otra cosa útil. Todas sus propiedades sensibles se han esfumado. Ya tampoco es producto del trabajo del ebanista o del albañil o del hilandero o de cualquier otro trabajo productivo determinado. Con el carácter útil de los productos del trabajo se desvanece el carácter útil de los trabajos representados en ellos, y por ende, se desvanecen también las diversas formas concretas de esos trabajos; éstos dejan de distinguirse reduciéndose en su totalidad a trabajo humano indiferenciado, a trabajo abstractamente humano".[2]

    "Todo trabajo es, por un lado, gasto de fuerza humana de trabajo en un sentido fisiológico, y es en esta condición de trabajo humano igual, o de trabajo abstractamente humano, como constituye el valor de la mercancía. Todo trabajo, por otra parte, es gasto de fuerza humana de trabajo en una forma particular y orientada a un fin, y en esta condición de trabajo útil concreto produce valores de uso."[3]

    "…si se prescinde del carácter determinado de la actividad productiva y por tanto del carácter útil del trabajo, lo que subsiste de éste es el ser un gasto de fuerza de trabajo humana. Aunque actividades productivas cualitativamente diferentes, el trabajo del sastre y el del tejedor son ambos gastos productivos del cerebro, músculo, nervio, mano, etc., humanos, y en este sentido uno y otro son trabajo humano. Son nada más que dos formas distintas de gastar la fuerza humana de trabajo…"[4]

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