La presente comunicación, tiene la pretensión, de brindar un esbozo tentativo de contexto para acercarse al acontecer boliviano.
Corría el año 1987, y estábamos abocados a la elaboración de una investigación bibliográfica sobre un corredor ferroviario a establecer, utilizando la infraestructura existente, entre el Noroeste argentino, el altiplano boliviano y el sur peruano. A esos fines consultábamos bibliografía en la biblioteca de la Cancillería argentina, cuando nos topamos con un artículo de una revista especializada, de 1950, donde un diplomático boliviano, ilustraba sobre la significación geopolítica de su país. No hemos podido encontrar el registro para mencionar la fuente y el autor, pero no invalida la impresión que nos causó dicha lectura.
Cuando se transita, con sentido crítico por sectores próximos a lo que se conoce indistintamente como Etnología o Antropología Cultural (folklore incluido), la misma noción de tiempo de relativiza y hasta se diluye. Esto nos permite avanzar en bucles o loopings, porque la materia a la que nos abocamos, por lo expresado precedentemente relativiza lo cronológico. Además; y reforzando lo anterior uno va procesando información a medida que la encuentra y aunque parezca obvio, se dan ocasiones en que esos hallazgos no están correlacionados cronológicamente en cuanto al momento de su primera su publicación.
Así, hubo muchos años de distancia entre nuestro "descubrimiento" de la producción de Gunther Rodolfo Kusch (fallecido en 1979), y el de la de Fernando Pagés Larraya (fallecido a fines del 2007). Entre ellos aparecieron, nuestros "descubrimientos" de las producciones de Bernardo de Canal Feijoo, José Imbelloni, y Carlos Molina Massey, autores también contribuyentes a dar soporte conceptual, a la presente comunicación.
En su "Geocultura del hombre americano", publicada en 1976, Kusch sostuvo que: "en Bolivia y Paraguay, está el corazón de América". Ese año Pagés Larraya culminaba el trabajo de campo, que daría lugar a su obra monumental "Lo irracional en la cultura", publicada en 1982.
Lo concreto es que entre la segunda mitad de la década de sesenta y la primera mitad de la década siguiente, ambos autores, investigaron in situ los escenarios de las personas que habitan, dentro del espacio físico, que es reconocido en el concierto de las naciones como Bolivia. Hasta se podría conjeturar que ambos desconocían lo que cada uno estaba haciendo.
Sus investigaciones, son básicamente la que nos permiten, hacer consideraciones sobre el particular, enriquecidas entre otros por los otros tres autores que mencionamos mas arriba.
En cuanto a autores no mencionados, somos recurrentes en transcribir una cita de Enrique Palavecino, por su contenido esclarecedor a nuestros propósitos de acercarnos al acontecer centrado en el Altiplano y en el oriente bolivianos. Palavecino (1906-1966), antropólogo argentino, en su articulo "Áreas de cultura folk en el territorio argentino", que forma parte del libro colectivo "Folklore Argentino" dirigido por José Imbelloni y publicado en 1959. expresó lo siguiente: " … en América del Sur la inmensa mayoría de las culturas folk tienen como ingrediente más o menos importante una considerable carga material, social y espiritual de elementos indios organizados dentro de un sistema político, religioso y social europeo. El problema de la desdicha o felicidad de gran parte de la población rural de América del Sur, reside en el modo como se sobrellevan o se superan las contradicciones internas de ese tipo de integración…" (fin de cita).
Para acercarse al resplandor de esa fluencia o flujo vital, hemos pergeñado una suerte de artilugio, que apela a la alegoría de algo así como una gama, un espectro o un arco iris. El "arco iris" consta de dos polos ideales con posiciones que cambian imperceptiblemente y dinámicamente en las parábolas vitales de los involucrados. A un polo lo hemos denominado "transoccidental" y al otro "intraoccidental". Hemos escogido denotaciones lo mas neutras posibles, porque otras mas coloridas pueden rayar en lo peyorativo.
Aunque Kusch, no haya ensayado ni la alegoría ni las denotaciones, el contenido de su producción permite hacer inferencias como las que hacemos. En el polo transoccidental visualizamos a las etnias precolombinas, y al entrecruzamiento de esas etnias, con las migraciones compulsivas africanas y las cuasi compulsivas llegadas desde Europa y de Cercano Oriente. Hay un rasero común de arcaicidad en todas estas amalgamas, que son de una mayoría demográfica creciente.
Página siguiente |