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El asilo y la extradición. Instituciones Básicas del Derecho Internacional


Partes: 1, 2

    1. Marco jurídico del asilo y la extradición
    2. Relación entre asilo y extradición
    3. Conflictos entre ambas instituciones
    4. Aplicación del principio de no devolución en casos de extradición de refugiados y solicitantes de asilo
    5. Distinción de los procedimientos de extradición y los procedimientos de asilo
    6. La función del ACNUR en los procesos de extradición
    7. Conclusiones
    8. Bibliografía consultada

    Introducción

    El presente trabajo no pretende ser una tesina, menos equipararse a ella, lo que sí pretendemos es hacer un breve desarrollo de las instituciones del Asilo y la Extradición, abordando de forma somera su concepto, clases y marco jurídico interno como internacional, procurando incidir en un mayor análisis sobre los conflictos que existen entre dichas instituciones, por lo que nos conlleva a formularnos situaciones de personas asiladas en un determinado país que luego de un tiempo, o inclusive durante el estadio de petición de asilo, son solicitadas para su extradición por su país de origen o por un tercero y ajeno país del asilado.

    Para muchos autores[1]sobre todo los que acogen la doctrina clásica definen a la extradición como el acto por el cual un Estado solicita a otro la entrega de una persona que posee un proceso penal abierto o para la ejecución de una condena, de allí que se aprecie dos clase de extradición: una extradición activa, cuando la reclamación o solicitud de entrega del presunto delincuente o condenado se dirige al Estado en el que se encuentra, y la extradición pasiva que tiene lugar cuando la reclamación o solicitud de entrega del presunto delincuente o condenado realizada por otro Estado se recibe en el Estado en el que se encuentra.

    La finalidad última de la extradición viene constituida por la entrega del reo refugiado en un país, hecha por el gobierno de éste a las autoridades de otro país que lo reclaman para juzgarlo y, en su caso, castigarlo. Sólo se concede en cumplimiento de un tratado o Ley, atendiendo al principio de reciprocidad[2]mientras que su naturaleza la encontramos en virtud al derecho internacional por cual un Estado al hacer entrega de una persona, sea su connacional o no, cede sus derechos soberanos sobre él, y por tanto, el Estado que recepciona a dicha persona adquiere el derecho de juzgarle o ejecutar la pena o medida de seguridad.

    Por otro lado el Asilo constituye una institución muy antigua, pues su existencia data por lo menos 3 500 años A.C. A mitad del segundo milenio A.C., cuando entidades similares a los países modernos con fronteras claramente delineadas empezaron a formarse en el Medio Oriente, los líderes de esas zonas acordaron varios tratados al respecto. Estos acuerdos incluyeron disposiciones para la protección de fugitivos internacionales. Por ejemplo, un rey hitita firmó un tratado con el líder de otro país en el cual declaró, "en lo referente a un refugiado, yo afirmo bajo juramento lo siguiente: cuando un refugiado viene de tu tierra a la mía él no será enviado de regreso. El expulsar a un refugiado de la tierra de los hititas no es correcto". En el siglo XIV A.C., otro rey hitita, Urhi-Teshup; quien había sido depuesto por su tío, recibió refugio del faraón egipcio Ramsés II. En el siglo VII A.C., un rey asirio, Asurbanipal; se refirió a un refugiado proveniente de la tierra de Elam como a "alguien que ha tomado posesión de mis pies reales" -queriendo decir que el refugiado había pedido y recibido asilo[3]

    La definición del asilo también aparece en las obras dramáticas de la Grecia antigua por ejemplo en la tragedia de Sófocles, Edipo, Teseo -el rey ateniense en Colona- recibe con compasión al exilado Edipo.

    Por los años 8 D.C., el poeta romano Ovidio fue expulsado por el emperador Augusto a la ciudad de Tomis en el Mar Negro (lugar en el que hoy se encuentra Constanza en Rumania), ubicada en los límites del imperio. Según cuenta Ovidio en Tristia (Tristezas), los habitantes de dicha ciudad lo recibieron con simpatía. A pesar de que él continuó considerándolos "bárbaros," Ovidio se sintió conmovido por su hospitalidad, aprendió su idioma -el gético- y siguió viviendo entre ellos hasta su muerte en el año 17 D.C.

    Así mismo en la Biblia, en el Libro de los Números del Antiguo Testamento (35:9-15), Moisés designa seis ciudades como lugares de refugio, "tanto para los hijos de Israel, como para el extranjero, y para el que more entre ellos". Y en el Nuevo Testamento, el Evangelio de San Mateo existe el paisaje descrito que al niño Jesús y su familia como refugiados que vienen huyendo a Egipto[4]

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