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La disentería hemorrágica porcina: Elementos para su diagnóstico y control

Enviado por Yosvania Hernández


Partes: 1, 2

    1. Desarrollo
    2. Etiología
    3. Epidemiología
    4. Patogenia
    5. Lesiones
    6. Profilaxis
    7. Inmunidad
    8. Diagnóstico
    9. Control y tratamiento de la enfermedad
    10. Discusión bibliográfica del autor
    11. Conclusiones
    12. Bibliografía

    Introducción

    Es comúnmente aceptado que la sanidad es un de los principales factores limitantes en la producción porcina. Se han realizado numerosas experiencias en las que se han comparado los resultados técnico – económicos de cerdos de genotipos similares criados en las mismas condiciones pero con distinto estatus sanitario y resulta evidente en todas ellas la mejora de los rendimientos en los grupos animales más sanos (especialmente en lo referente a datos de Ganancia Media Diaria e Índices de Conversión de Pienso); a parte de estos beneficios, hay que añadir otros derivados del ahorro de medicamentos, disminución de la mortalidad, menor necesidad de de mano de obra empleada en tratamientos, reducción de los riesgos de aparición de residuos. Siguiendo las políticas sanitarias basadas en reducción de orígenes por cebadero del porcentaje de lechones de producción propia con el fin fundamental de controlar la calidad sanitaria de los mismos.

    Ahora bien, para buscar "animales más limpios" a cualquier precio, o bien, si hay patógenos con los que se puede "convivir" de una manera razonable. En base a este principio se puede estimar la importancia económica que tiene un patógeno para la producción y relacionarlo con la facilidad o dificultad de su eliminación.

    Así se puede nombrar que hay enfermedades con gran impacto económico y cuya eliminación es posible:

    • Enfermedad de Aujeszky.

    • Sarna.

    • Disentería Hemorrágica Porcina, etc.

    El objetivo de este documento es conocer la situación mas actualizada de los criterios internacionales y nacionales para que sirvan de base a desempeños exitosos en el estudio, enfrentamiento y evolución de la enfermedad en nuestras condiciones

    Desarrollo

    La Disentería Hemorrágica Porcina (DHP), fue descrita en 1921 por Whiting, Doyle y Spray en Indiana Estados Unidos. Se consideró en principio causada por un vibrio y ya en 1969 Miguel Tesouro adelantaba la hipótesis de una causalidad por espiroquetas y más tarde en 1972 fue confirmado como agente causal el Treponema hyodysenteriae. Posteriormente estas espiroquetas han sido reclasificadas en el género Serpulina hyodysenteriae y finalmente Brachyspira hyodysenteriae (6, 11, 17, 56, 45, 46, 47).

    El cerdo es el hospedero natural de estas espiroquetas y única especie sensible (17, 56, 45, 46) aunque se han hecho aislamientos ocasionales en aves, perros y ratones (6, 17) Estos huéspedes secundarios no son el origen de la enfermedad en una granja pero si contribuyen a difundirla entre naves, sobre todo las ratas y ratones (excretan las espiroquetas hasta 180 días en las heces fecales) (6, 17)

    La principal fuente de infección son los cerdos enfermos y portadores que pueden tener cuadro clínico o ser asintomático (10, 32)

    Esta enfermedad tiene una distribución mundial (6, 15, 47, 48). Históricamente, se describe que en muchos países están infectados, según datos estadísticos de www.ergomix.com del 30 al 40 % de las granjas porcinas. El aumento de tamaño de las explotaciones, la concentración de las mismas, la reposición de cerdas portadoras, los fallos en las medidas de Bioseguridad, la retirada de promotores del crecimiento y a la restricción del uso de antibióticos en el cerdo son factores que contribuyen a que en estos momentos se diagnostique DHP con mayor frecuencia (6, 10)

    La DHP es una de las enfermedades económicamente más grave en la producción porcina (26, 43). Cuando una granja se infecta, sino se efectúa un tratamiento inmediato la morbilidad se sitúa entorno al 90% y la mortalidad puede superar el 50%. La enfermedad ejerce un efecto pernicioso sobre la ganancia diaria de peso (0,374 g de pérdida diaria) y la conversión del alimento (deterioro de 0,350 g en el individuo) (42). La presencia de esta enfermedad en una granja exige además unos gastos de control muy elevados y que pesan durante años en el rendimiento económico. Entre unos y otros, la disentería origina un aumento del costo de producción que puede llegar a superar el 20%. (6)

    Etiología

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