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Análisis de la obra Sistema de la Naturaleza de Holbach


Partes: 1, 2

    1. El hombre y su lugar en la naturaleza
    2. Su acercamiento a la valoración del hombre como ser social de Marx
    3. Conclusiones

    El hombre y su lugar en la naturaleza. Su acercamiento a la valoración del hombre como ser social de Marx

    El poder y la grandeza, ordinariamente ensoberbecen el corazón del hombre, le embriagan, y le causan una especie de delirio. Holbach

    Introducción

    La obra Sistema de la Naturaleza de Holbach comienza a circular en febrero de 1770. En la edición publicada en 1989 por la Editorial de Ciencias Sociales, La Habana en el prologo Florinda Marón Domínguez plantea que:

    "[…] esta provoca el más vivo interés y el más encarnizado rechazo entre los diversos grupos, sectores, y estamentos que se enfrentan en la lucha teórico- ideológica del Tercer Estado contra el régimen absolutista, porque expone una concepción del mundo materialista y atea, respuesta más radical a la problemática naturalista antropocéntrica de la corriente filosófica iluminista que preparo en las ideas de la revolución burguesa de 1789."[1]

    Fue un impacto para la ideología eclesiástico-feudal, fiel al dogmatismo de la teología escolástica, y diestro en el manejo de la fe teísta en la predestinación, la gracia y la bienaventuranza eterna para santificar el poder de los príncipes y predicar obediencia y sumisión; pero también lo fue para el iluminismo deísta, ya que, si la publicación de panfletos anticlericales no sorprendía a nadie en el racional Siglo de las Luces, enfrentar la existencia de un mundo sin dios, creador o arquitecto, era hasta para los más osados atentar contra el orden del Universo.

    Innumerables fueron los que se opusieron a esta maldita obra, el marqués de Mirabeau, Saint-Lambert, Federico II de Prusia, en nombre de la iglesia el abate Bergier con su obra Examen del Materialismo y el italiano Holland con su obra Reflexiones filosóficas sobre Sistema de la Naturaleza, el Patriarca de Ferney que siendo representante del deísmo radical escribe Holbach de la obra sospechando que él es el verdadero autor de la criticada obra, tratando de provocarlo pero se conduce con sumo cuidado, pero es Voltaire quien más fuerte alza la voz , y enarbola su dios como respuesta, realiza un panfleto en el que justifica la destrucción del dios de la superstición y la ignorancia, mas también la necesidad de un dios, causa primera y razón universal del encadenamiento de los cuerpos que existen en la naturaleza, de sus inmutables leyes del movimiento y de la capacidad racional humana.

    No se puede negar que para bien o para mal el libro conmocionó a todos sus contemporáneos, que resulto accesible a sabios e ignorantes por su lenguaje claro y elocuente. La contrapartida de Voltaire y de todos los detractores de la obra del Barón la representó el padre de la enciclopedia Denis Diderot, amigo y colaborador de Holbach, junto al que trabajó en la revisión de estilo del manuscrito de la controvertida obra, a la que defendió firmemente ratificando las ideas comunes de ambos materialistas.

    "El mérito de Holbach como escritor y publicista ateo se destaca por la intención valiente y honrada, pero supone todas las dificultades propias de la inconsecuente comprensión de los acontecimientos sociales; por lo que permanece en la superficie del problema, igual que todos sus contemporáneos, sin penetrar en las raíces gnoseológicas y socio-clasistas que condicionan la aparición del fenómeno religioso, al considerar que su tarea como filosofo es llevar la religión ante el tribunal de la razón para demostrar su incompatibilidad con los conocimientos científicos y la alianza entre la iglesia y las instituciones monárquicas."[2]

    Para el siglo XVIII todavía quedaban rasgos en la sociedad que denotaban el poder de la religión, era necesario combatirlo, hasta que todos pudieran conocer la esencia de lo que realmente representaba la religión, un instrumento de engaño y explotación de los que tienen el poder

    Denotar aspectos de una visión dialéctica que surge de la incesante búsqueda en y a partir de la naturaleza (3, p. 8) que nos muestran como en este periodo entre dialéctica y metafísica era menos brisca y más dinámica, por lo que la teorizaron sobre la realidad puede reflejar de modo inconciente elementos dialécticos, aunque no llegue a estructurarse una concepción coherente del desarrollo.

    Desde un inicio, la intención del varón en su sistema de naturaleza es fundamentar el carácter natural del hombre y de los vínculos que establece con las diferentes componentes que integran la totalidad, y hace que ni esta criatura ni su razón, ante lo que será juzgado el orden existente puedan ser concebidas independiente de la unidad con la naturaleza; ya que para él como para todos los iluministas, el problema antropológico es el núcleo del quehacer filosófico naturalista que se proyecta en las preocupaciones sociopolíticas.

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