Descargar

Personajes típicos del Ecuador (página 2)

Enviado por Fernando Bueno


Partes: 1, 2

El Chuzalongo vive en los bosques de los cerros, en donde cohabita con los animales salvajes.

Cuando escala grandes alturas grita muy fuerte y en seguida desaparece entre la maleza. Por estas razones los runas lo consideran hijo del cerro, mientras que para los campesinos mestizos, el Chuzalongo es exclusivamente un ser maléfico, fruto de los amores incestuosos entre padres e hijos o entre hermanos.

El Chuzalongo al parecer acostumbra a perseguir y buscar mujeres jóvenes, solteras y engreídas.

A éstas se les aparece de pronto, despertando en ellas un sentimiento de maternidad por lo que deciden adoptarlo o protegerlo.

Una vez que logra ser abrigado en el regazo de sus madres adoptivas, secciona sus vientres y arranca su útero dejándolas ensangrentadas y mortalmente heridas.

Otras ocasiones las viola, matándolas de una forma sangrienta por la dimensión de su falo.

Con los hombres en cambio parece adquirir diversos comportamientos. Algunas veces los mata con la mirada o aplicando sus descomunales fuerzas.

Otras veces los asesina haciéndoles cosquillas para luego llorar de pena sobre sus cadáveres.

En ciertas ocasiones, cuando los hombres pasan por las quebradas en que habita, pone a prueba sus fuerzas, por lo que exige a los transeúntes desenterrar un penco grande con sus manos, como condición o peaje para dejarlos seguir por el camino.

Por todas estas razones los campesinos cuando encuentran su rastro en los senderos cambian de rumbo para evitarlo.

El Chuzalongo en la cosmovisión quichua representa el espíritu o alma de las montañas consideradas masculinas, pero en la mitología mestiza parece simbolizar exclusivamente el hecho incestuoso, a juzgar por sus pies al revés que indican una cojera ancestral, es decir, la dificultad para andar que se relaciona con la animalidad a la que está estrechamente vinculada el hecho incestuoso.

Mientras tanto su largo cordón umbilical indica la unión permanente, no interrumpida con la madre, que evoca el incesto.

Así mismo su condición de probable "hijo" para la totalidad de las mujeres, de las cuales puede ser su violador, hacen de él, al mismo tiempo, su amante.

El Chuzalongo es por tanto, no sólo el fruto del incesto, sino incestuoso él mismo.

LA TUNDA

Este personaje mítico es el "inventado" necesario cuando las conversaciones sobre este tema se realizan. Existen varias versiones sobre la Tunda, a nivel tanto de su apariencia física así como de lo que ella hace; no obstante ello, la mayoría de versiones coinciden en decir que es un viento malo que adopta la forma de mujer y que es distinguible por cuanto unos de sus pies "chiquitos", como de niño y el otro es una cruz de madera o pie de molinillo. Este personaje lleva al monte a jóvenes de ambos sexos donde les alimenta de camarones cocinados en su "trasero". En algunas versiones se afirman que la tunda cohabita con la persona quien lleva, en otras se manifiesta que los mata. Una vez reportara la pérdida de un joven, presuntamente secuestrado por la tunda, se organizan caravanas para su búsqueda. Dentro de quienes van, necesariamente deberá ir el padrino o madrina del perdido. Quien ha sido raptado por la Tunda y puede escapar de ella, nunca regresa en estado normal, queda "entunado" o "alelado" para siempre.

Esta mujer legendaria tiene un pie humano y otro en forma de molinillo, el cual esconde hábilmente cuando se enfrenta a alguien. La única forma de conocerla es descubriendo su hábilmente su pata de molinillo.

La Tunda se aparece a los niños solitarios en forma de mamá o de un pariente cercano, o de una mujer bonita. Aunque también se le presenta a las personas adultas. Una persona «entundada» es aquella que es llamada por la Tunda con su nombre, y paso a paso se la lleva a la selva y allí la entunda.

Cuando un niño está entundado, los padres y los padrinos tienen que desentundarlo con oraciones, conjuros y con bombos y platillos para que lo devuelva. A veces se aparece en una casa y hace creer a los niños solos que es su mamá que viene a contemplarlos.

En el Chocó recuerdan que una vez en un reinado popular, una mamá dejó solo a su hijo en la casa. A las pocas horas llegó LaTunda una señora muy parecida a su mamá, que después de saludarlo desapareció misteriosamente. El niño fue a la plaza en donde se encontraba su madre en el reinado que se estaba realizando y le preguntó si lo había visitado unas horas antes. La mamá extrañada le contestó que en ningún momento había salido de la plaza, a lo cual llegaron a la conclusión que la visitante era La Tunda.

Las gentes del Litoral Pacífico también tienen la creencia de que la Tunda hace perder a los caminantes de las orillas del mar. Cuentan que en las playas de Bocagrande se perdieron unos turistas que iban por la playa. En un momento cuando iban caminando, todo fue silencio a su alrededor; ni siquiera escuchaban el ruido del mar. Se perdieron en medio de las palmeras y los arboles, y siempre que hacían el intento de regresar al caserío, volvían al mismo punto desde donde se perdieron. Según ellos, parecía que caminaran en una dimensión desconocida.

El espanto del silencio y de la perdida en la selva se acabó cuando vieron una fogata y a todos sus amigos alrededor de la playa. Según los nativos habían sido «entundados» por el personaje mítico del Litoral Pacífico.

(Ocampo López 1996: 298-9). La Tunda es una vision selvática, que ella se parece y en el pueblo también parece, la tunda, en ocasiones. Ella se presenta en forma de una amiga, en forma de la mamá del niño, de la madrina, de una tía, de una hermana; en diferentes formas se presenta la tunda.

La distinción o la precaución que tienen los estudiantes de la costa Pacífica para no dejarse llevar de la tunda es que ella tiene un pie normal y el otro lo tiene de bolinillo. Ella es así.

En una ocasion el agua se salaba en Guapi, no había acueducto y llegó el agua salada y se fueron varias personas a buscar agua de quebrada, al monte. Entre ellas iba una hermana mía: la menor. Se fue porque a ella sí le gustaba irse para allá. Y se fueron desde por la mañana u esperen que regresen con el agua dulce, porque toda estaba salada; y espere, y a las doce, una, dos, tres; llegaron las cinco y nada; empezaron a pensar pues que se habian perdido y no llegaban.

Y a mi mamá dije quiba buscar la madrina de mi hermana y ya las otras personas empezaron a buscar la madrina y bombos e instrumentos para hacer gulla, pa buscar a la gente.

Entre ellos iba una señora muy piadosa, y caminaban y iban era para dentro y daban vueltas y no encontraban el camino: todo estaba cerrado, no tenía por dónde salir; hasta que dijo la señora: «la tunda nos ha entundado, no tenemos salida de aquí porque nos ha entundado la tunda. Ella cierra el camino cuando se quiere llevar una persona; se va a los pozos, a las quebradas, a las quebradas , saca camaron y se los pee y le da de comer camarón peído, por la tunda, cuando lo entunda. Las victimas de la tunda, en su mayoría son niños y ella se la aparece en forma de mamá y una hermana para que el niño la vaya siguiendo al monte, hasta que pierde al niño. También a ciertos hombres muy andariegos, o que a ella le gustan. Y la forma de rescatar al niño es que venga el padrino de bautizo a traerlo. Es el único que puede salvarlo».

Cuando ya empezó la señora a rezar y de pronto vieron que ya estaba el camino allí: ya estaba cerquita para salir al pueblo. Y dijo ella que era la tunda que los había entundado.

CUCURUCHO

El cucurucho o encapuchado es un cargador de andas en las procesiones de Semana Santa, que luego se dirige a pedir limosna de casa en casa, descalzo, sin decir ni una sola palabra ni un sonido, y que tiene el privilegio de entrar sin permiso. Es una imitación de lo que en Semana Santa practicaban en Roma.

Los creyentes que representan voluntariamente a los cucuruchos utilizan un atuendo de color lila que recubre todo su rostro y solo deja al descubierto sus ojos. La vestimenta es señal de penitencia y arrepentimiento.

Antiguamente, el capirote era un cucurucho de cartón cubierto de lienzo blanco que vestían los disciplinantes de la Cuaresma.

Para la aplicación de la pena capital en España, desde la Edad Media, al ajusticiado se le vestía con una hopalanda de color amarillo y un capirote y así ataviado se conducía al cadalso sobre una caballería. En sentido parecido, los condenados por delitos religiosos por parte de la Inquisición debían vestir sambenito y capirote para someterse a pública humillación.

También se llama así al que va cubierto con holandilla y forma parte del uniforme de algunas cofradías de Semana Santa. En este caso, la tela exterior desciende hasta los hombros cubriendo la cara y el cuello del nazareno y dejando tan solo un par de orificios para los ojos.

Los cucuruchos tienen la misión de escoltar la procesión durante todo su recorrido.

 

 

Autor:

Fernando Bueno

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente