Agustín va indagando ascendentemente dentro de su alma.
Cada paso del ascenso va dejando un poco más de lado al hombre exterior para concentrarse en el hombre interior.
1- Imágenes.
La memoria guarda imágenes de cosas percibidas por los sentidos, hay una presencia importante del hombre exterior porque las imágenes que guardamos dependen de nuestras experiencias vividas.
La memoria almacena distintos tipos de imágenes. Hay imágenes voluntarias, involuntarias, ordenadas, imágenes de afecciones y la imagen del yo.
Vemos que hay una multiplicidad de imágenes dentro de la memoria del hombre.
Aquí aparece el tema de la unidad y multiplicidad tematizado por Platón. El "yo" es uno pero contiene una multiplicidad de recuerdos.
2- Cosas mismas.
Aquí están las nociones de las artes liberales que no entraron por ningún sentido sino que ya estaban dentro del hombre.
En este caso, lo que está en la memoria no son las imágenes de las cosas sino las cosas mismas.
Hay una menor participación del hombre exterior porque las cosas no entraron por los sentidos sino que ya estaban dentro de la memoria.
Por ejemplo, el concepto de la "unidad" no es algo que hayamos podido aprender mediante los sentidos sino que ya la teníamos dentro de la memoria.
Aquí encontramos una gran similitud con la teoría de la reminiscencia de Platón porque las nociones de las artes liberales ya están dentro del hombre pero la forma de acceder a ellas es mediante los sentidos que nos permiten recordarlas.
3- Falsas discusiones.
En esta parte de la memoria están contenidas las falsas nociones sobre las ciencias. Estas nociones surgen de discusiones que presentan argumentos equivocados para criticar a las ciencias.
Agustín no se explaya demasiado en esta parte de la memoria y termina sin quedar claro lo que quiere demostrar.
4- Afecciones del alma.
La memoria guarda dentro de sí las cuatro afecciones principales del alma (deseo, alegría, tristeza, miedo).
Estas cuatro afecciones no entraron por los sentidos porque el cuerpo es incapaz de sentir estas afecciones. Es decir que al no haber una cosa exterior a la que remita la memoria cuando recuerda una afección, entonces este recuerdo no entró por los sentidos.
Vemos que Agustín se concentra cada vez más en el hombre interior.
Aquí aparece una diferenciación entre alma y memoria.
Hasta acá considerábamos que el alma era la memoria.
El alma es la que siente la alegría, no el cuerpo porque la alegría es una afección del alma.
Sin embargo, cuando recordamos haber estado alegres en el pasado (el alma sintió alegría) no nos ponemos alegres hoy (el alma no siente alegría).
Si el alma fuera lo mismo que la memoria, entonces deberíamos alegrarnos al recordar una alegría pasada.
5- Olvido.
Cuando recuerdo el olvido se me presentan dos cosas: la memoria que es la que me permite recordar y el olvido que es lo que recuerdo.
¿Puede estar el olvido mismo en mi memoria?
Si el olvido mismo estuviera en mi memoria, yo no sería capaz de recordarlo.
Pero es evidente que puedo recordarlo porque de otro modo no sabría lo que significa "el olvido".
Entonces, quizás lo que está en mi memoria no sea el olvido mismo sino la imagen del olvido.
La imagen del olvido no pudo entrar por los sentidos.
Entonces, para que yo pueda tener esa imagen del olvido, el olvido mismo debió estar en mi memoria en algún momento.
¿En qué momento el olvido pudo estar presente en mi memoria?
El olvido se hizo presente en mi memoria cuando yo olvidé algo que tenía en mi memoria (por ejemplo si olvidé el nombre de una persona).
Entonces puedo decir que recuerdo que olvidé algo (sé que yo sabía el nombre de la persona pero lo olvidé, entonces recuerdo que lo olvidé).
En las etapas anteriores de la memoria, lo que guarda la memoria termina sepultado en el olvido y es ahí donde está presente el olvido mismo como una privación de memoria.
Aquí hay una similitud entre el olvido de Agustín y el río de Platón por donde pasan las almas antes de encarnarse y donde olvidan el contacto que tuvieron con las ideas.
Esta parte donde Agustín presenta el olvido es, quizás, una de las de más difícil interpretación de este texto así como una de las más importantes.
La presentación del olvido es de vital importancia para luego explicar la forma en que accedemos a Dios.
El olvido ya no tiene una contrapartida en el mundo exterior sino que se forma exclusivamente dentro de la memoria. La imagen que tengo del olvido se formó a partir del olvido que es algo que no está en el mundo exterior sino en el hombre interior.
Una vez aclarado esto, Agustín tiene vía libre para introducir el último paso de su ascenso.
6- Dios, vida feliz.
Según Agustín, todos los hombres desean ser felices así como para Platón todos los hombres desean el bien.
¿Cómo podrían desear ser felices si no supieran lo que es la felicidad?
Para poder desear ser felices deben haber tenido la felicidad en algún momento para que ésta haya quedado en su memoria.
La felicidad no puede entrar en la memoria por ningún sentido.
Los distintos hombres tienen distintas ideas de la vida feliz. Estas nociones entraron en el alma por los gozos que tuvieron en el pasado.
Cuando oyen la palabra "vida feliz", recuerdan los momentos de gozo pasados.
Sin embargo, estos hombres no pueden acceder a la verdadera vida feliz ya que ésta consiste en el gozo en Dios así como para Platón, la felicidad consiste en la aprehensión de la idea del Bien.
El gozo verdadero de la vida feliz es gozar la verdad de Dios.
En efecto, Agustín dice:
"La vida feliz es gozarse en la verdad y gozarse en la verdad es gozarse en ti, oh Dios!"
¿Por dónde entró Dios a nuestra memoria?
Por ningún lado, siempre estuvo ahí, Dios siempre estuvo dentro de nuestra memoria, sólo hay que hacer el esfuerzo para encontrarlo.
Cuando está llegando al final de su búsqueda espiritual, Agustín dice:
"¡Qué largo camino de mi memoria he recorrido en tu busca, Señor, sin que te haya encontrado fuera de ella!".
Al final del ascenso, nos encontramos con la trascendencia, Dios está dentro nuestro y por encima nuestro:
"Tú estabas dentro y yo fuera, y fuera de mí te buscaba".
Hay una completa concentración en el hombre interior que culmina en la trascendencia donde el alma se une con Dios cuando el hombre exterior desaparece por completo.
Hay una cita de Agustín que podríamos comparar con el acceso místico a lo Uno que describe Plotino:
"cuando me abrace contigo con todo mi ser ya no habrá más dolor ni fatiga para mí".
En efecto, sabemos que Agustín leyó las Eneadas y pienso que gran parte de este pasaje de Confesiones se basa en lo que escribe Plotino. Es a través de Plotino que Agustín pudo tener acceso al pensamiento de Platón aunque éste no le haya llegado en su estado puro.
Podríamos asimilar el acceso místico a lo Uno que presenta Plotino con el movimiento de extenssio donde el alma busca lo que es trascendente.
Por otro lado, vemos que lo que Agustín entiende por Dios es notablemente parecido a lo que Platón llama la idea del Bien.
En el Banquete, Platón define la idea de la Belleza/Bien como única, eterna, absoluta, trascendente. Es verdaderamente asombrosa la coincidencia entre estas características de la idea del Bien y las características que Agustín y la mayoría de los filósofos medievales van a atribuirle a Dios.
Podemos decir que Confesiones X es la alegoría de la caverna de Agustín porque aquí nos muestra el camino que debe emprender el hombre para encontrarse con Dios y consigo mismo.
Encontrar a Dios es encontrar aquello que está dentro de mí y al mismo tiempo me trasciende.
Quizás podamos terminar este trabajo citando al rey David que en el Salmo 23:4 refleja bastante bien el pensamiento agustiniano cuando dice:
"Nam et si ambulavero in valle umbrae mortis, non timebo mala, quoniam tu mecum es"
Datos del autor.
Federico Ast,
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