Con mucha frecuencia algunos predicadores mencionan abiertamente que "la masturbación es el pecado de Onán, el segundo hijo de Judá." Y se le ha dado a este pecado el nombre de Onanismo[1]incluso en algunos diccionarios.[2]¿Es esto así? ¿Qué dice realmente el texto bíblico? ¿Existe un problema sexual en este episodio o es meramente un aspecto de egoísmo y de desobediencia a las leyes de aquellos tiempos? ¿O tiene que ver con el linaje escogido (simiente[3]de donde nacería el Mesías? Para entender este asunto debemos considerar algunos aspectos importantes que ayudarán a ver el texto en su contexto y no con presupuestos hermenéuticos que dañan a la teología.
Contextualización del texto
Este capítulo 38 presenta una descoordinación en el resto de la historia patriarcal [4]para algunos comentaristas, dicen que no encaja aparentemente con la narración cronológica como secuencia del capítulo 37. Sin embargo, esto resulta sencillo de comprender si entendemos que este evento es una interrupción intencional de Dios al inspirar a Moisés por alguna razón de peso que se verá en el desarrollo del tema.
Judá era el cuarto hijo de Lea, lo más probable es que Judá era mayor que José por tres a cuatro años aproximadamente, lo que indicaría que tenía 20 años de edad cuando él y sus hermanos vendieron a José (Gn. 29:35; 30:24 cf. 37:2).
Entre la venta de José como esclavo y la migración de Jacob a Egipto hay 22 años (cf. 41:46; 45:6), así Judá tendría 42 años aproximadamente cuando la familia se trasladó a Egipto por ayuda de José[5]quien llegó a ser el segundo hombre más importante en el imperio egipcio. De acuerdo a esto Er, Onán y Sela, hijos de Judá habrían nacido antes de la venta de su tío José, puesto que según el texto (Cap.38) ellos (los hijos de Judá), ya habían llegado a la edad de casarse. De esta manera el texto nos ubica en el año 1640 A.C. aproximadamente.
El texto se enmarca en un lugar de ACO[6]situada en Sefela, Adulam. Este lugar ha sido identificada en la actualidad con Tell esh Sheik Mardhkur, al noroeste de Hebrón donde vivía Jacob en ese tiempo (ver 1S. 22:1; Mi. 1:15). Ubicada en una altura bajo el nivel del mar (1000 m.s.n.m)[7] a unos 20 km al sur de Belén.[8]
Interpretación bíblica del texto
El texto de estudio es de manera interesante, un paréntesis marcado que interrumpe el relato de José, es seguro que un libro tan marcado por un propósito definido como lo es Génesis tenga motivos grandes para incluir un hecho para nada agradable y al contrario triste.[9] Pues muestra de qué manera los hijos de Jacob, olvidando la sagrada vocación de su raza, estuvieron en peligro de perecer en los pecados de Canaán,[10] olvidándose que ellos eran el pueblo escogido por Dios, y por tanto hijos de la promesa (Gn. 12:2,3; 17:5-9).
A continuación algunas reflexiones que nos llevan a entender el meollo del asunto, llámese, el pecado de Onán.
La simiente escogida entre cananeos (v.1)
Judá era el cuarto hijo de Jacob, descendió[11]"dr,YEïw:; ", tomando en cuenta que Adulam se ubicaba en una zona baja en comparación a Hebrón, esto también tiene implicaciones espirituales, en aquél tiempo[12]("t[eäB'"), es decir en el tiempo cuando José fue vendido, Judá sorprendentemente se asocia con un hombre cananeo, de nombre Hira, sabiendo de las experiencias nada buenas de su padre y de sus abuelos en tierras ajenas. Es por ello que no sorprende que de la relación de matrimonial entre él y su esposa,[13] de la quien no se da el nombre sino al final de su vida identificándola como Súa (v.12).
El hecho de haberse casado con una cananea constituía en la vida de Judá una verdadera equivocación,[14] ella le dio tres hijos: Er, Onán y Sela. Este desposorio específico estaba prohibido (y no sólo con cananitas además a hititas) bajo las enseñanzas de su familia por razón de la idolatría enteramente (cf.; 26:35; 27:46; 28:1).
La simiente escogida contaminada (v.7)
Er, el primogénito de Judá, se casó con una mujer cananea llamada Tamar, este matrimonio fue propiciado por el mismo padre como era costumbre en aquellos tiempos (cf. Gn. 24:3). Este hecho es importante porque a Judá tal parece no le interesaba en lo absoluto salvaguardar su linaje. Er, menciona el texto bíblico fue malo, vil[15]("[r;"), aunque no se menciona su iniquidad, es de suponerse que fue cruel, puesto a que Dios ejecutó justicia con prontitud, ya que no pudo dejar descendencia a su esposa.
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