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Mi Experiencia en Educación Holista


Partes: 1, 2

  1. Primer semestre
  2. Segundo semestre
  3. Tercer semestre
  4. Cuarto semestre

Quiero empezar el presente ensayo con un pensamiento de convicción propia:

"Cuando llega el momento de hacer un recuento de una experiencia de vida, el primer indicio de fructificación y crecimiento empieza a partir de la capacidad de tomar perspectiva y ver de manera ecuánime el proceso que hemos realizado"

Por lo tanto en el presente ensayo, trataré de dilucidar cual ha sido el significado de las diferentes experiencias que rodearon mi vida durante el tiempo que estudié esta maestría. Iniciaré relatando como empezó este proceso que a lo largo de dos años, ha llenado mi vida de significado, discernimiento y crecimiento.

Para mí, hoy es claro que este proceso era algo inminente en mi vida, estoy convencida de que todo llega en el tiempo y en el momento preciso.

Justamente cuando estaba por terminar mi primera maestría en Educación para la Paz, al estar cursando el décimo módulo de doce que integran este posgrado, escuché por primera vez el término Educación Holista y el de su principal exponente en México: el Dr. Ramón Gallegos Nava.

Esa conjunción de término y exponente hizo un llamado en mi interior y lo digo con honestidad, ya que a lo largo de mi vida académica he escuchado infinidad de términos y sus exponentes, pero han sido muy pocos los que han atrapado mi interés para voltear hacia ellos.

En el momento en que conocí hacia donde estaba dirigida esta nueva visión educativa, me di cuenta que era el siguiente paso en mi búsqueda y en mi proceso de aprendizaje.

Por primera vez escuchaba la amalgama "educación-espiritualidad". Eso era precisamente lo que había estado esperando escuchar. Yo tenía en mi mente una idea vaga de esta conjugación, pero se me dificultaba mucho no relacionar la educación con religión. Este aspecto me hacía entrar en un conflicto, porque por un lado estaba convencida de que a la primera le hacía falta un sentido mas profundo y trascendental para ir mas allá de la razón y encontrarle significado a la vida y por el otro, me atormentaba saber que esos aspectos estaban secuestrados tanto por la iglesia, –plasmados a través de la represión, el temor, el dogmatismo-, como por el materialismo donde la espiritualidad se proponía como algo de moda, regida por amuletos, fetiches y esoterismo.

Acepto que en un primer momento, pensé que lo que proponía la visión holista se trataba de algo basado tanto en el dogmatismo como en el materialismo, pero mi intuición me permitió hacer a un lado los prejuicios y temores y me decidí a emprender una nueva experiencia.

Esta motivación además de haber estado sustentada por mi intuición, tal como lo menciono anteriormente, también estuvo apoyada por un sueño. En éste sueño yo aparecía en un camino que tenía una luz, que de alguna manera me guiaba en un viaje hacia un lugar desconocido. De pronto, vi otros caminos que al igual que el mío, tenían su propia luz, llegó un punto en el que todos los caminos se unieron para formar una sola luz.

Este sueño me clarificó que yo tenía que realizar un viaje e inmediatamente lo relacioné con viajar a Guadalajara a tomar la maestría. Fue una decisión que no tuvo preámbulos, no pensé si lo iba a poder culminar, si tendría los recursos materiales para hacerlo, etc. simplemente lo decidí, en base a una certidumbre que me daba confianza en seguir por ese camino mi búsqueda.

Después de realizar los trámites de rigor, ingresé a la Maestría en Educación Holista.

Primer semestre

Todo era algo nuevo, los messangers, las lecturas, que, aunque había leído algo sobre algunos autores (Ken Wilber, Ron Miller, ) que son palanca importante en esta visión, no podía encajar sus propuestas de una manera estructurada en la misión educativa que había emprendido.

Desde el inicio de la maestría, me sentí afortunada por pertenecer a un selecto grupo de buscadores como yo. Creo que somos una élite privilegiada.

El hablar de elite, lo hago refiriéndome a una holarquía que incluye un pensamiento más complejo y profundo y no en un sentido de superioridad o exclusión.

Cuando conocí físicamente al grupo, me sentí como parte de una gran familia, era como si ya los conociera, algo en cada uno de ellos hacía que me sintiera identificada, estaban ahí nuestros espíritus presentes, más que nuestra materia.

En este primer semestre, inicié un proceso educativo, racional y teórico. No estuvo nada mal, ya que fue un sustento para adentrarme en otros procesos más profundos y significativos.

Gracias a ello logré comprender las bases del contexto filosófico, pedagógico y epistemológico en el que se desarrolla la visión holista.

Considero que ésta comprensión no se quedó solo en teoría, ya que desde el inicio, llevó implícita el desarrollo espiritual, lo cual le dio vida a dicha teoría para aprehenderla y convertirla en acción de vida.

Partes: 1, 2
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