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Las herramientas de la mente para apropiarse de la realidad


Partes: 1, 2

    1. ¿Qué es la realidad?
    2. Diferencia cualitativa entre la razón y la verdad

    ¿Qué es la realidad?

    Antes de responder a esta pregunta es muy importante aclarar que lo que nos muestran los cinco sentidos no es la realidad tal como lo hemos creído, ya que éstos son, apenas, los mecanismos que utiliza la mente, y quien se apropia de lo real es ésta y no los sentidos. Lo que entendemos por realidad es el significado que le da la mente al mundo de las formas. También es muy importante reconocer que la percepción de lo real es una proyección de lo mental, lo cual nos indica que la percepción del mundo está condicionada por la proyección. El mundo en sí mismo es neutro, pues no significa nada y las formas físicas y también las no físicas no tienen ningún valor intrínseco, debido a que carecen de contenidos.

    La valoración que le damos al mundo, o lo que entendemos por realidad es un proceso mental aprendido por el entorno cultural e histórico en el que estamos inmersos. Si aceptamos que la percepción es originada por la proyección, entonces, también, podemos afirmar: Si la mente carece de contenidos significantes para proyectar, ésta no percibe nada; lo cual nos corrobora que la percepción es un proceso adquirido y por consiguiente, es susceptible de modificarse pues, insistimos, depende de los contenidos que la mente proyecta al mundo externo. Este mundo externo es el espejo de mi conciencia, de mi mente, o de mi mundo interior, que en este contexto son lo mismo. La mente es un prisma por el que visualizamos la vida. Si hay alguna distorsión, de cualquier clase de resentimiento o emociones negativas, ese resentimiento o emociones negativas nubla nuestra percepción y opaca nuestra manera de ver el mundo. El modelo del mundo que se hace una persona es tan particular como sus huellas dactilares, y le proporciona una representación tanto de su universo interior como del exterior. Todo lo ve y lo siente, de acuerdo a su marco de referencia interno. Siente al mundo y se ve a sí mismo aceptando esquemas establecidos que no cuestiona.

    Cuando miramos un árbol, por ejemplo, decimos, "sus hojas son verdes": mi verde. Es una realidad cotidiana. Sin embargo, no somos conscientes que el color que manifiesta el árbol es el que refleja, el que rechaza, pues solo permite que penetre en su estructura celular el resto de colores del espectro visible de la luz, que es la banda de frecuencias que exige de la radiación solar para llevar a cabo la fotosíntesis. Por tal motivo, los físicos se preguntan si el mundo que llamamos real es algo concreto, tal como se nos presenta, o por el contrario, es la percepción holográfica de una cohorte de partículas elementales que se ordenan ante la inferencia humana, condicionada por su paradigma de lo real.

    La Física Cuántica nos permite postular que todo el mundo material, trátese de las estrellas, galaxias, bosques, rocas, o un cuerpo humano, es decir, todo lo que entendemos por universo físico, en su esencia ultima, está hecho de la misma naturaleza que la de nuestros pensamientos; pues en la materia, cuando se rompen sus núcleos atómicos en los Aceleradores de Partículas se reduce, infinitesimalmente, a patrones de energía y información donde todo está interconectado, en el que se trascienden las categorías del espacio-tiempo formando una red infinita semejante a un holograma universal; por lo cual, no existe un mundo allá afuera, independiente del observador, pues mi mundo interior y el exterior son una misma cosa; en consecuencia, a nivel cuántico, el observador y lo observado, también, están formados de la misma esencia: energía e información; pues de acuerdo a como se organiza la energía se manifiesta la materia. Extrapolando abusivamente el significado de estos vocablos, podemos inferir: de pensamientos. Todo es mente, nos lo viene diciendo una milenaria enseñanza.

    El observador y la cosa observada se funden en una sola unidad indivisible, lo que nos conduce a romper con el dualismo cartesiano como método para comprender el mundo. Aquello del yo, y el mundo objetivo allá fuera, es una ilusión, un autoengaño. Lo que vemos como el mundo exterior, es una proyección de mi conciencia, es decir, de mi mundo interior. Ambos forman una relación de igualdad, y la ley de causa-efecto tenemos que invertirla, pues la causa de todas nuestras experiencias, se originan en la conciencia y el efecto lo contemplamos en el mundo físico. Lo que parece estar separado como mente y materia, es la trama, o los componentes de un holograma universal. Mente y materia, son dos formas una misma y una sola cosa, nos lo enseña el Buda. Son las dos caras de una misma moneda.

    Es importante insistir que el Universo, y sobre todo la percepción que tenemos de él, se descubren esencialmente en función de la condición interior del observador. El tamaño del Universo individual, la condiciona ésta función interior.

    A este nivel de la argumentación, ya estamos listos para inferir, primero: que la realidad esta condiciona por la mente del observador; segundo, si la percepción del mundo es una proyección de nuestros contenidos mentales, entonces, somos los creadores de nuestra propia realidad.

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